Frontal, leal y combativo, defendió sus ideas sin titubeos. Cercano a Colosio y a AMLO, deja, como líder social de conciencia crítica, un vacío difícil de llenar en el debate público
Desbordaba energía en cada gesto, su lenguaje era preciso y directo, su mente clara y desinhibida dejaba muy en claro cuál era su opinión del tema que fuese, no perdía el tiempo y disparaba su dardo al mero centro del tema.
Hombre de la política desde la trinchera del ciudadano empresario, era un incansable y aguerrido luchador social que jamás fue indiferente al dolor ajeno.
Mexicano indestructible de una pieza que creía en la urgente necesidad de la creación del Estado de La Laguna.
Por donde pasó, y pasó por todos los sitios, dejo una honda huella.
Panista mucho muy amigo del priista Luis Donaldo Colosio y cercano impulsor de Andrés Manuel López Obrador. Él era fiel a sus ideas y con determinación presentó gallarda lucha en los términos que le dictó su consciencia.
Fue compañero de mi padre y de mi suegro en el Tec de Monterrey donde labró una sólida amistad, con quien más iba a ser, con el Maquio Clouthier, con el que habría de colaborar en varias batallas.
Con él se va una época, la de los hombres de una pieza que se atrevían a hablar y a hablar fuerte, así se tuviese que golpear la mesa con el puño cerrado buscando siempre abrirla para estrechar al contrario y cerrar un acuerdo.
Lo vamos a extrañar, de hecho, ya lo echábamos mucho de menos desde que su enfermedad, propia de una bendita longevidad, lo retiró del escenario público.
Descanse en paz, don Alejandro Gurza Obregón
