Ángeles Cruz, aliada en la salud de las mujeres

Con su mirada humanista, la periodista ha narrado historias de vulnerabilidad y luchas por derechos; su trabajo pone en evidencia cómo las políticas públicas impactan la vida cotidiana

Organizaciones civiles, fuentes valiosas de información

Las decisiones políticas influyen en la vida de las mujeres, sostiene Ángeles Cruz Martínez. Inmersa en la problemática en temas de salud y lo que implica la violación de los derechos humanos en este ámbito, a la periodista nacida en la Ciudad de México le caló la situación de vulnerabilidad de las mujeres, sobre todo de quienes tienen menos recursos y ningún acceso a los servicios de salud.

«No sé si por ser mujer, o por si ya tener a mis hijas y pensar que algún día a lo mejor iban a necesitar (un buen servicio de salud), pero sobre todo porque vi que una mala decisión política impacta en la vida de las mujeres», dice respecto a por qué decidió especializarse en la fuente de salud.

Ángeles Cruz nació el 30 de agosto de 1966. Le ha tocado ser testigo de la evolución del feminismo en México: «las mujeres fueron involucrándose en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos, aunque yo creo que este camino feminista se gestó mucho antes de que yo llegara a la fuente de salud y seguimos en ello».

Egresada de la Facultad de Estudios Profesionales Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde hace 33 años mantiene firme su compromiso en el diario La Jornada: «ahí tenemos la mística de darle voz a quien no la tiene y siempre son los que menos recursos tienen. Así fue como me comencé a involucrar; lo que me importa es el impacto que las decisiones políticas tengan en la gente, es lo que siempre me ha movido».

Ángeles Cruz no está habituada a ser ella la entrevistada; algo nerviosa, jugando con una servilleta entre sus manos, comparte cómo llegó a la cobertura de temas de salud, desde la  perspectiva de los derechos humanos, eje central desde que busca información, hasta redactar sus notas.

«Me interesó el tema de los derechos humanos y de los derechos de las mujeres, en especial los derechos sexuales y reproductivos, a partir de que en La Jornada me asignaron la fuente de salud, que entonces era muy poquito lo que se hacía, casi nada, a pesar de que la lucha feminista llevaba tantos años, no había una cobertura esporádica».

Ella fue de las primeras periodistas que dieron cobertura a los incipientes movimientos sociales que se registraron en los noventa. Pese a que los grupos activistas contaban con un número reducido de personas, hizo escuchar sus causas a través de sus textos. A Ángeles le importaba no sólo reportar lo que sucedía, sino ayudar, cuestionando a quienes debían tomar decisiones en el ámbito político y legislativo.

Entre las primeras luchas a las que dio cobertura fueron la de las personas que vivían con VIH y la de las mujeres por el derecho a decidir respecto a su salud sexual y reproductiva, como el acceso a anticonceptivos. Las conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer, cada 8 de marzo, en las que participaba un grupo reducido de mujeres también las cubrió. Era la década de los 90 del siglo pasado, recuerda la periodista: «eran muy poquitas, estaban en el zócalo 20 o 30 de ellas, tal vez 40. Hacían una rueda y alguna actividad ahí y eso era todo».

El 8 de marzo de 2005, su nota dio cuenta de algunos retrocesos en materia de derechos humanos, sexuales y reproductivos de las mujeres durante el sexenio de Vicente Fox Quesada.

Hoy, a 34 años de sus coberturas iniciales, la participación de las mujeres en las marchas del 8M es nutrida y proactiva.

Cifras de las secretarías de Gobierno (SECGOB) y de Seguridad Ciudadana (SSC) señalaron que en la de 2024 participaron más de 180 mil mujeres. El río violeta que inundó avenida Reforma y Avenida Juárez hasta llegar al Zócalo de la Ciudad de México, exigió, entre otras cosas, acceso al aborto seguro y legal en todo el país, la erradicación de la violencia machista y la brecha salarial; así como justicia con perspectiva de género para sentenciar a quienes cometieron feminicidios que siguen impunes. Aunque Ángeles ya no fue quien cubrió esta marcha, lo hicieron otras colegas a quienes de algún modo ella les abrió brecha.

Ya más relajada en la conversación, Ángeles nos cuenta sobre la lucha de las mujeres por el uso de anticonceptivos, concretamente cuando se discutió la aprobación de la Norma Oficial Mexicana 005-SSA2-1993, de los servicios de planificación familiar, que reconoce como anticoncepción hormonal después del coito, a combinaciones de estrógenos y progestinas y la presentación farmacéutica de progestinas solas, llamada píldora de emergencia. Como señala la misma NOM, este método debe estar disponible para las mujeres que vivieron, de manera consensuada o no, una relación sexual no protegida o tras falla de anticonceptivo.

«Para que se aceptara este método fue una lucha muy fuerte contra los grupos conservadores. En ese momento el secretario de Salud era Julio Frenk. Fue quien se aferró, diría yo, y la introdujo al sistema de salud con el apoyo de las organizaciones de mujeres que entonces formaban parte del Grupo Multisectorial de Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud», comparte Ángeles.

La integridad de las personas, lo más importante

«Para mí, no hay más que la integridad de las personas y el derecho que tienen a una vida digna y con respeto», respondió Ángeles sobre cuál es su motivación para hacer periodismo con perspectiva de derechos humanos: «en el periodismo siempre lo que buscamos es la verdad, aunque esta sea subjetiva, porque puede ser mi verdad o cómo yo la entiendo; el reto es justamente sacar mis sentimientos y mis emociones de ciertos temas que son muy sensibles, pues hay que explicar lo más cercano a la realidad».

Ángeles Cruz es una de las más de 44 mil periodistas que hay en México, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2020. Tiene muy claro que el periodismo debe cumplir la función social de bien informar a la sociedad, evidenciar y clarificar vacíos legales, omisiones o acciones que repercuten en las personas.

Desde pequeña tuvo la aspiración de ser reportera. «En ese tiempo lo único que teníamos a la mano era la televisión y lo único que veíamos eran los espectáculos, entonces yo veía a las personas que hacían entrevistas a los artistas y me gustaba esa parte de ir a buscar a los artistas», recuerda con un esbozo de sonrisa.

Cuando tuvo que elegir una carrera, aún mantenía vivo el deseo de trabajar en Televisa para entrevistar a los artistas, pero su vocación altruista y compromiso social le revelaron «lo que realmente debe ser el periodismo, el de espectáculos es otra cosa, es distinto».

Y aunque nunca dijo a su familia su inquietud de tener cercanía con los artistas a través del periodismo, su aprender en las aulas y madurar la idea de dedicarse a esta profesión le hizo darse cuenta de la realidad informativa de los medios de comunicación, inclinándose así por incursionar en la prensa escrita.

Al llegar el momento de iniciar su vida laboral, un amigo que trabajaba en el área de sistemas de La Jornada, que conocía su interés por trabajar ahí, le comentó sobre una convocatoria para auxiliares de redacción «así que fui a presentar la solicitud. Hice el examen y me quedé».

Fue así como, en diciembre de 1991, se inició en el ejercicio periodístico. Ahí la periodista Sara Lovera le transmitió sus conocimientos «ella ya es una gran periodista, nos recibió y enseñó a los que ingresábamos, aprendí un sinfín de cosas de ella mientras estuvo ahí y también cuando ya no estuvo».

La Jornada, periódico fundado en septiembre de 1984, es considerado de corte progresista e identificado por su apoyo a causas de la izquierda. En el proceso de aprendizaje reporteril, a Ángeles Cruz le encomendaron la cobertura de varias fuentes informativas. Finalmente, en enero de 1997 le fue asignada la fuente de salud: «me dicen “ahí está tu fuente y a cubrir lo que haya o a ver qué nos propones”».

En su búsqueda de información decidió visitar oficinas y hospitales: «varias veces fui al Hospital Juárez, en la Ciudad de México, que es para personas sin seguridad social, antes se llamaba población abierta; no había problema, tú podías entrar a los hospitales, entrabas y pasabas casi hasta el quirófano y nadie te decía nada, ahora ya hay mucha vigilancia y es muy difícil».

El Hospital Juárez de México, conocido también como Hospital de San Pablo porque se erigió en el edificio del Colegio de los Agustinos de San Pablo, se fundó en 1847, durante la guerra con Estados Unidos, ante la necesidad de contar con un nosocomio que atendiera a las y los heridos de la guerra. Abrió con 40 camas para hombres y 30 para mujeres. Para 1992, el Hospital Juárez tenía en su haber numerosos logros en el ámbito de la investigación médico-científica y espacio para atender a más de 500 personas.

En una de tantas visitas que Ángeles hizo a ese hospital, tuvo un encuentro con una pareja de origen campesino que emocionalmente la marcó al grado de desistir de buscar la información directamente en los hospitales. «Dije: “yo ya no vuelvo más”».

Cuenta que ese día, en la sala de espera de la consulta externa, había una pareja madura y un joven entrado en la adolescencia. Estaban sentados ahí cuando llegó Ángeles buscando información para su nota del día. Abordó a la pareja. Supo que era la mujer quien estaba enferma y que esperaban ver al médico, pues debía someterse a una cirugía.

«Era gente humilde y de campo. Lo notas por su atuendo. El señor traía una bolsa de mercado viejita y me acerqué, el trabajo a veces es ingrato porque tengo que preguntar, solo de mirar no es suficiente», reflexiona.

El señor le comentó que eran de una comunidad del Estado de México y que él se dedicaba a labores del campo. Era el único que laboraba para mantener a una familia que con él sumaban seis integrantes. El joven que los acompañaba era su hijo mayor, los otros tres estaban solos en casa, mientras sus padres buscaban ese día atención médica para su madre.

El razonamiento de Ángeles fue que el hijo mayor podría acompañar a su madre, para que el señor no desatendiera sus labores y así generar ingresos para que ese día comieran. Se lo comentó al hombre y él le dijo que eso no era posible, que llevaban veinte años de casados y ella siempre había estado con él, acompañándole, y que hoy ella lo necesitaba y él no se movería de ahí.

«Para mí eso fue brutal porque no tenían para comer, pero él no la iba a dejar sola. Siempre que recuerdo eso me hiere en el alma. Ahí no había un macho sino un compañero de vida que pocas veces se ve. Le di las gracias y me fui. Esa fue la historia para el periódico», comenta.

En su andar por hospitales conoció un sinfín de historias y la mayoría con trasfondo de carencias: «como esa te puedo contar varias. Eso a mí ya me estaba afectando emocionalmente y dije ya no vengo más. Me seguí con el tema de políticas públicas y de ahí con los funcionarios a exigirles y reclamarles».

En 1992, su cobertura dio un giro ante la organización de personas que exigían derecho a la salud. «Con mucha fortuna para mi estaba la lucha en ese momento de las personas que viven con VIH y se juntó con la de la promoción del uso del condón, fue un camino que se fue dando y en el que me fui involucrando con la ayuda de las mujeres que en ese momento lideraban las organizaciones civiles de mujeres», dice.

La faceta humanista de Ángeles Cruz siempre ha estado presente en sus coberturas y textos. Fue el caso de Lázaro López López, un hombre con VIH que suspendió su tratamiento médico cuando fue aprehendido y recluido en el penal de Pichucalco, Chiapas, acusado de violación en contra de una menor pese a que ella declaró que su agresor fue otra persona.

O el seguimiento, en septiembre de 2007, que hizo a los abusos que denunciaban personas con enfermedades como VIH-Sida, que vivían en el albergue de la institución de asistencia privada (IAP) Árbol de la Vida. E4

Fuente: Cimacnoticias


Organizaciones civiles, fuentes valiosas de información

 El trabajo periodístico con perspectiva de derechos humanos ha sido fortalecido por la colaboración con organismos no gubernamentales, destacando temas como el aborto y la violencia obstétrica

Ángeles Cruz estableció vínculos importantes con organizaciones civiles: «han sido fundamentales en mi ejercicio periodístico, sin ellas una no podría enterarse de un sinfín de cosas. Son una fuente valiosísima de información porque son tan profesionales que escarban hasta lo más profundo».

Un reconocimiento de parte de las organizaciones hacia su trabajo fue el galardón que le otorgó International Projects Assistance Services (IPAS por sus siglas en inglés), que defiende el derecho de las mujeres a decidir sobre su vida reproductiva y a tener acceso a condiciones seguras para la práctica del aborto.

La doctora Raffaela Schiavon Ermani, otrora directora de la oficina IPAS México, fue quien contactó a Ángeles Cruz para informarle que le entregarían un reconocimiento por su cobertura sobre el derecho a decidir de las mujeres en cuanto al aborto, mismo que recibió en noviembre de 2015, en el marco de la Tercera Reunión Anual de Capacitadas y Capacitados.

En temas como el aborto, la muerte materna y la violencia obstétrica son en los que Ángeles se ha capacitado gracias al vínculo con las organizaciones que trabajan con ellos: «Ahí comencé a vincularme con organizaciones feministas. Y no tengo más remedio que mencionar a todas las organizaciones de mujeres comenzando por Católicas por el Derecho a Decidir, el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), Salud Integral para la Mujer (SIPAM), IPAS con Raffaela al frente que ha sido una gran maestra para ayudarnos a entender lo que significaba razón de muerte materna, y con CIMAC que ya existía desde entonces. Las organizaciones nos enseñaron a conocer la importancia de que las mujeres puedan decidir cómo y cuándo tener a sus hijos».

Otro reconocimiento al trabajo de Ángeles fue el que le hizo el Club de Periodistas de México, en septiembre de 2021, en el Certamen Nacional e Internacional de Periodismo, por su cobertura periodística de la pandemia de Covid-19 en 2020.

En esa ocasión el jurado consideró el reto y desafío que representó para los periodistas que cubren la fuente de salud la cobertura de la pandemia, pues tenían que informar en medio de una ola de desinformación que existía en ese momento. E4

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