Automedicación ¿peligrosa?

Antes la relación médico paciente era una conciencia frente a una confianza, ahora es un intercambio de papel receta por papel moneda. Un médico cínico dice: pues yo soy de antes, pero vivo ahora. De que los hay, los hay.

Se propala a los cinco vientos (por si hay una quinta dimensión), que la automedicación es peligrosa, que es mejor consultar a un profesional médico… mis observaciones personales me permiten cuestionar esta afirmación.

Con bastante frecuencia observo pacientes a quienes por un catarro leve les prescriben recetas médicas con dos y hasta tres antibióticos diferentes, un calmante de la fiebre y otro «antiinflamatorio», sin faltar el «jarabito» para la tos y de relleno tabletas de vitamina C: ¡Seis medicamentos! Para un problema que en el 95% de los casos se resolverá, sin medicamentos, con un par de medicamentos y a pesar del médico que los receta.

Sin embargo, se estigmatiza o se denigra a una persona que por el mismo problema toma unas tableta de cualquier antibiótico y un paracetamol para la fiebre argumentando que «propicia la resistencia a los antibióticos y que puede perjudicar su hígado con el paracetamol».

Y nunca se cuestiona al médico que receta seis fármacos, tres de ellos antibióticos, seis fármacos mucho más tóxicos que las dos tabletas que un «catarriento» se atrevió a tomar.

¡Pasumecha! No es casual, que, en este momento en que estoy pergeñando o elaborando este tema, me llega un mensaje de una receta desde una ciudad de la frontera norte, de una paciente a la que superviso a distancia y a quien le prescribieron seis medicamentos para una infección urinaria: un antibiótico inyectado, otro tomado, paracetamol para fiebre que la paciente no tiene, ibuprofeno como «antiinflamatorio», fenazopiridina para ardor para orinar que no tiene y otra ampolleta de dexametasona un derivado de la cortisona que relativamente está contraindicada si hay alguna infección bacteriana o viral porque al disminuir defensas inmunológicas puede empeorar una infección leve con riesgo de septicemia grave y mortal, tal como sucedió muchas veces en los pacientes durante la etapa del COVID. Clínicamente, la paciente solo se queja de ligero ardor al orinar en una de cada 10 micciones, sin que este dato signifique una infección definida de vías urinarias, y mucho menos para prescribir los seis medicamentos mencionados. Le sugerí que no surta la receta, porque no reúne los criterios clínicos para infección urinaria. Esta paciente padece de estreñimiento y casi seguro que ese ardor en una de cada 10 micciones no es por infección sino por irritación de la vejiga por la retención de excremento que se acumula en el recto, área inmediatamente vecina de la vejiga. Esta confusión es sumamente frecuente porque es muy frecuente el estreñimiento. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que «[…] no parece razonable trasladar la responsabilidad de la obtención ilegal de medicamentos al consumidor o paciente, lego en medicina». La OPS ha subrayado asimismo que es una equivocación sostener que los pacientes compran medicamentos por iniciativa propia; en lugar debería decirse que los medicamentos se venden sin receta médica, lo cual «mostraría claramente la falta de profesionalidad del sistema de comercio y la abierta infracción de las disposiciones legales por parte de las personas responsables de cumplirlas».

https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342009000300004.

Los pacientes deben tomar precauciones al tomar medicamentos de venta libre

Verdad. Estos medicamentos son seguros y eficaces, están autorizados y recomendados para afecciones puntuales consideradas leves indicadas en el empaque o etiquetas.

Sin embargo, deben usarse de forma responsable y consciente. Contar con el apoyo de un profesional de salud, como el farmacéutico, ayuda a resolver dudas referentes al uso, beneficios y posibles efectos adversos de los medicamentos de venta libre. Parte de su rol es informar sobre la forma de administración (dosificación), la duración del tratamiento, el modo de acción del medicamento y las posibles reacciones adversas, contraindicaciones e interacciones con otros medicamentos o alimentos.

El farmacéutico también puede ayudar al usuario a identificar el momento adecuado para consultar al médico según los síntomas o la persistencia de estos. La publicidad informativa y las campañas de concientización y educación también son iniciativas positivas para que la población tenga el conocimiento y la seguridad para ejercer el autocuidado y pueda tomar decisiones conscientes sobre su salud.

En nuestro medio al farmacéutico lo que le interesa es vender fármacos, no forman parte del gremio de «las hermanas descalzas».

Los medicamentos de venta libre no son efectivos

Mito. El hecho de que no requieran una receta médica no los hace menos efectivos. Por el contrario, precisamente por su efectividad y seguridad han sido aprobados para venta libre. Un estudio encargado por ILAR sobre el perfil de los usuarios de medicamentos de venta libre en América Latina, revela que 31% de los usuarios usa actualmente medicamentos de venta libre que ya tiene en casa. Adicionalmente, si un medicamento que anteriormente era de prescripción se vuelve de venta libre, el 27% de las personas se inclinan a usarlo con más frecuencia. Estos son medicamentos que han pasado todas las pruebas que cualquier medicamento requiere, además de haber sido aprobadas para ser administradas de manera segura sin receta médica.

Poner en práctica el autocuidado es suficiente para evitar enfermedades

Mito. El autocuidado proporciona pautas y recomendaciones para que las personas puedan cuidar, prevenir, mantener y tratar afecciones relacionadas con su salud. Sin embargo, todas las personas pueden padecer síntomas o afecciones que afectan su salud en algún momento de su vida. Para extender el autocuidado, es fundamental la alfabetización en salud, el autoconocimiento y autoconciencia, para que las personas puedan reconocer los cambios o síntomas y actuar tomando las decisiones correctas para cuidarse cuando padecen alguna condición. Es importante conocer los productos y servicios y saber acceder a ellos de forma oportuna.

La automedicación es un problema sociopolítico, económico y cultural médico, que no lo resuelve un decreto para que los farmacéuticos vendan medicamentos solo con receta, porque precisamente se observan más daños por prescripciones médicas autorizadas legalmente que con la automedicación.

Lea Yatrogenia

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Veracruzana (1964-1968). En 1971, hizo un año de residencia en medicina interna en la clínica del IMSS de Torreón, Coahuila. Residencia en medicina interna en el Centro Médico Nacional del IMSS (1972-1974). Por diez años trabajó como médico internista en la clínica del IMSS en Poza Rica Veracruz (1975-1985). Lleva treinta y siete años de consulta privada en medicina interna (1975 a la fecha). Es colaborador del periódico La Opinión de Poza Rica con la columna Yatrogenia (daños provocados por el médico), de opinión médica y de orientación al público, publicada tres veces por semana desde 1986.

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