en la innumerable finitud de las cosas
hay un cáliz que permanece
a medio llenar,
soñó alguna vez
con derramarse
en el cuerpo desnudo
del amor /
pero, ahora solo espera impaciente
vaciarse en el inevitable
limbo de las cosas amadas
y por temporalidad
perdidas /
entre los días
que con su paso agonizante
se desgastan,
llevando consigo
el desenlace de algo
que en cierta ocasión
estuvo completo
y hoy es, apenas
una ensoñación desdibujada
moribunda /
y se desangra
aquel instante
que plural
y único
fue oro
y hoy, solamente es ceniza /
entonces, escribo esto
con un pesar indescriptible
de saber algo perdido
y no poder asirlo con estas inútiles manos /
esperando solamente el cataclismo
de mi mundo, en el tuyo.
que gran temor volver al solipsismo de mi vida /
porque el otoño se ha ido ya
y aquel cáliz está a punto de vaciarse
y no hay nada más que hacer
ni ver
ni leer
ni escribir
se acabaron las palabras