Cierra la puerta al viejo

Cuando le abres la puerta al viejo nunca más querrá irse, al principio su visita será bienvenida, te felicitará porque sobreviviste a etapas de violencia, de guerra y de la pandemia del COVID, que has sido un auténtico guerrero.

Te dirá que en esta etapa de tu vida ya cumpliste tú misión y que después de años de trabajo, de cuidar a los hijos y nietos, ahora te toca descansar, de disfrutar la cosecha de la siembra.

Qué ahora puedes dormir y despertar tarde, tomar el café y desayuno sin prisa, bañarte para ver series o una película y sentarte a descansar esperando alguna visita. Las invitaciones de los amigos son automáticamente rechazadas, «ya no tengo la edad para salir», en casa me siento muy bien…

Sin darte cuenta, la visita del viejo se apoderó de tu mente, de tu cuerpo, tiene el control total de ti y no pretende perderlo, tú se lo cediste y él lo aceptó.

Sus pensiones y sus ahorros le quitan todo tipo de presión económica, ya no tiene de qué preocuparse, su hogar es su paraíso en la tierra, invítalo a salir, me dice su esposa, todo el tiempo está en casa.

Le contesto que ya lo hice varias veces y no acepta, me siento rechazado y no lo volveré a hacer; su esposa asiente con la cabeza semiagachada. «Lo sé», murmura.

Al cabo de unos meses, o años, la visita del viejo tiene sus primeras consecuencias, ya no te permite soñar, ilusionarte, aprender, disfrutar de las maravillas de la vida, cantar, bailar, equivocarse, arriesgarse, seguir trabajando en las cosas que se adapten a la condición física de cada quién.

Sin darte cuenta, tu movilidad y reflejos son más lentos y torpes, empiezas a olvidar cosas. Tu carácter, paciencia y sentido del humor no son los mismos. Cada día cuesta más levantarte de la cama o del sofá donde se descansa. El viejo te consume lentamente y empiezan a aparecer algunas enfermedades que no esperabas.

Cuando toque a tu puerta será amigable, tentador y educado para que le abras la puerta al viejo…

En el veneno está la cura. Cierra la puerta al viejo con toda caballerosidad o, si prefieres, de un portazo en la nariz para que no regrese. Pero va regresar una y otra vez, el antídoto es seguir soñando, hacer ejercicio, bailar, cantar, amar, convertir cada nuevo amanecer en una oportunidad para ser feliz, sé como un río recorriendo lugares paisajes sintiéndose vivo, porque el agua que no corre se contamina y muere.

Tito, me dice mi nieta Sofía, ¿me preguntó mi compañera de salón que si eras mi papá? Y reímos.

Le respondo, «dile que no dejo entrar al viejo». Sofía sabe a lo que me refiero.

Sonríe orgullosa de su acompañante que cada vez que puede la lleva al colegio, la invita a bailar, de compras, al cine, a jugar, a brincar, a correr. E4

(Torreón, Coaahuila). Suma 38 años de trayectoria periodística en RCG, Media. Premio Estatal de Periodismo 2022 y creador de contenido informativo en redes sociales.

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