Cómo somos y cómo nos ven

Todos, individuos, comunidades o países enfrentan una distancia entre cómo son y cómo los ven. Para empezar, son muchos los planos de observación y, por otra parte, la presunción propia se confronta con el prejuicio de quien observa, qué se mira y con qué cristal. Los mexicanos tenemos la autoestima muy elevada a pesar de los muchos problemas que padecemos, por eso es un país con habitantes que se declaran felices cuando no hay muchas razones para serlo o es posible que lo que se dice no es lo que se siente. La realidad es que en este momento no tenemos mucho qué presumir. Algunos recurren a celebridades de la cultura o a episodios de la historia, en no pocas ocasiones tergiversados por los juegos de poder. Vamos, si no fuera por El Canelo y los cineastas no habría mucho que decir. México no está pasando por un buen momento, a pesar de la narrativa oficial.

Frente a la amenaza que plantea el arribo de Trump a la presidencia, México se ve obligado a verse en el espejo, más porque el futuro presidente le dio por poner a México y a Canadá, en el mismo canasto para argumentar a favor de su causa fiscal a las importaciones bajo el pretexto de la falta de control de las fronteras y la consecuente introducción de drogas e inmigrantes, que en el imaginario norteamericano son asociados a delincuentes a pesar de la evidencia en contrario. Los migrantes mexicanos son en su mayoría personas ejemplares que mucho aportan a la sociedad y a la economía norteamericana, como lo apuntara Viridiana Ríos en en Milenio diario. Es preciso decir que no se está escuchando bien a Trump, reclama el déficit comercial y como tal es válido señalar a Canadá, México y China.

Los canadienses, en medio de una elección que derrotará a la coalición gobernante han sido presurosos en intentar salvarse a costa de México. Allá ellos y sus miedos. México y Canadá no son comparables, pero lo que pretende Trump es imponer agenda y al parecer ya ganó, al menos con ellos. Todo tiene una explicación, hay tráfico de armas en exceso porque hay quien las compre, como también hay tráfico de drogas ilegales porque hay quien las pague y consuma.

El argumento de Trump está equivocado porque las acciones punitivas no son la respuesta frente a problemas complejos como la migración, narcotráfico, incluso, el déficit comercial. Los esquemas punitivos y prohibicionistas están condenados al fracaso. Debiera pensarse que lo que no se puede evitar, quizás sí se puede controlar y con ello evitar un tanto el daño que provoca una postura no realista a los problemas. La ideología hace daño y la mejor prueba se tiene en casa.

En seguridad y migración es mucho lo que se puede hacer, pero hay las autoridades mexicanas tienen que cambiar de perspectiva. Primeramente, debe reconocerse que el país está en falta a consecuencia de la absurda y criminal política de abrazos no balazos, a lo que hay que sumar el deterioro e ineficacia del sistema de justicia penal, acentuado ahora con la reforma que acaba con la parte más confiable. Segundo, también el país está en falta porque lo relevante no está en las razones económicas de quienes tienen una estancia ilegal en territorio norteamericano, sino en que cualquiera que sea la decisión del gobierno norteamericano para atender el asunto, que deviene del mandato popular de la elección, debe partir de la defensa rigurosa de los derechos humanos, principio fundamental que el régimen político mexicano ha abandonado con la manera como ha operado la CNDH y la designación y ratificación de su titular Rosario Piedra.

La realidad es que México es visto a través del cristal populista nativista que recorre al mundo, el que criminaliza al migrante y lo muestra como un componente disruptor de la supuesta santa paz de la aldea y, por otra parte, la visión de los mexicanos como un país de corruptos, con gobiernos incompetentes y de causas fallidas y ciudadanos complacientes. La industria del entretenimiento en mucho contribuye a socializar la visión maniquea sobre México, y en algo, también, la realidad. No son los medios el problema, sino lo que ocurre.

Ciertamente no somos lo que creemos que somos, tampoco la idea que muchos tienen de México y los mexicanos.

La suerte de Cuitláhuac, el indeseable

Cuitláhuac García es un hombre afortunado. Sin López Obrador difícilmente habría llegado a ser gobernador de Veracruz, uno de los estados más importantes, complejos y emproblemados del país. Ya como mandatario, a pesar de la incompetencia gozó de generoso apoyo y protección desde Palacio Nacional. Ante los resultados fallidos o los excesos como el uso de político de la justicia penal, el presidente López Obrador le rescataba aludiendo de que es un «hombre honesto», como si bastara la opinión del presidente para volverlo cierto y, además, como si eso fuera suficiente.

El gobernador correspondió con creces al presidente López Obrador como patrocinar plantones ante la Corte y parodiar la muerte de sus integrantes y especialmente su presidente Norma Piña. Complacido debió estar el de palacio nacional con los desplantes corrosivos del mandatario.

Las malas cuentas exponían seriamente al gobernador en la conclusión de su mandato y no sólo ello. La distancia con la nueva gobernadora era para quitar el sueño a él y a los beneficiarios de su gestión. Rocío Nahle afilaba cuchillos largos y los afectados, malquerientes y los que cambian de lealtad como de calcetines hacían legión en su contra. Nada bueno en un estado con precedentes de persecución judicial políticamente motivada, como le ocurrió a Dante Delgado cuando Miguel Ángel Yunes era poderoso secretario de gobierno de Patricio Chirinos.

El «hombre honesto» continúa con suerte. En el último día de gobernador la presidenta Sheinbaum anunció que se incorporaría a su gobierno en un «cargo estratégico», extraño no precisar la tarea y no aludirla en la mañanera. El anuncio representa el mayor anhelo de todo gobernador; no importa el destino, el simple hecho de contar con la bendición presidencial y referir como argumento la nostalgia, lo dice todo. Algo malo ocurre en Morena entre sucesores, como en Tabasco, en donde el gobernador May le dio por agredir a su antecesor constitucional a manera de autoexculparse por la violencia sin precedente al inicio de su gestión. Por cierto, fue Andrés López Beltrán quien llamó a la unidad en Tabasco, todo un mensaje porque le antecede la visita al expresidente López Obrador y refiere a una oposición agazapada que en cualquier momento puede resurgir, lo dice en un Estado con abrumadora votación por Morena.

Lo acontecido revela la debilidad del régimen por las disputas en su interior. El relevo en los gobiernos lo muestra y la inconformidad es inevitable de quien inicia por el campo minado heredado. No sólo son Veracruz y Tabasco. Todos los gobernadores que inician en el marco de continuidad muestran repudio al antecesor, excepción la Ciudad de México, por obvias razones.

Para la gobernadora Nahle no es buena noticia el manto de inmunidad e impunidad que el centro le otorga a su antecesor. Las medidas ejemplares las habrá para funcionarios menores. Antes, tuvo que digerir el acuerdo igualmente de impunidad para la familia Yunes Linares, difícil de procesar en el ámbito local. También la gobernadora Layda Sansores por el mismo beneficio y por la misma razón se le obliga terminar con el proceso penal contra Eliseo Fernández, artífice del arreglo para lograr la ausencia del senador Daniel Barreda en la sesión para la votación de la reforma judicial. El sentimiento de cuerpo con esos políticos cobra relieve por la impunidad de por medio.

La debilidad mayor del régimen está en los alcaldes y mandatarios estatales. Los peor evaluados son los de Morena y aliados, lo que representa un problema mayor para el futuro próximo a pesar de la parcialidad del régimen, la colonización del INE y el uso político de los programas sociales. La fuerza de Morena deriva del centro y de la verticalidad en las decisiones. Las dificultades crecen y se reproducen en las regiones por la incompetencia, desbordada corrupción y en no pocos casos la colusión con el crimen organizado. Complicadas las condiciones para la reproducción del régimen político, la diferencia es que en el pasado la oposición, particularmente el PAN en su conjunto, tenía claridad sobre la disputa electoral a partir del municipio, no ha sido así a pesar de que tiene buenos alcaldes en muchas capitales y ciudades del país.

Por su parte, Cuitláhuac el «hombre honesto» continúa con su racha de suerte. Por el bien de todos lo mejor que puede ocurrir es ubicarlo en un área sin mucha exposición, y sin responsabilidad para evitar el menor daño posible.

Autor invitado.

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