AMLO consigue lo que sus predecesores del PRIAN no pudieron: proponer y consolidar un proyecto capaz de atraer a la mayoría. Claudia Sheinbaum tiene los hilos del poder para profundizar la transformación del país, apoyada en las urnas. La «comentocracia» es otra de las grandes perdedoras
La herencia del caudillo, un país sin justicia: Jorge Volpi
El triunfo del Mesías tropical visto por Meyer
Para Morena y su fundador, Andrés Manuel López Obrador, era crucial conservar la presidencia. La continuidad del proyecto transformador, iniciado en su sexenio, dependía del triunfo de Claudia Sheinbaum, el cual se logró con creces. Vicente Fox no pudo heredar el cargo a su esposa Martha Sahagún o a Santiago Creel, pues Felipe Calderón se interpuso. Acción Nacional aplicó el mismo programa del PRI en favor de las élites. Esa fue una de las razones por las cuales la derecha gobernó solo 12 años. La falta de resultados, el incumplimiento de compromisos y la incongruencia provocaron el declive de la votación panista.
López Obrador estuvo a punto de ganar a Calderón en 2006 —bajo las siglas del PRD—, pero el Instituto Federal Electoral (IFE, después INE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), la partidocracia y los grupos de interés impidieron el ascenso de la izquierda a la presidencia. AMLO había sido, hasta antes de Sheinbaum, el líder más votado de esa corriente política. Un auténtico fenómeno, a despecho de sus detractores. En vísperas de los comicios de este año, BBC News Mundo publicó al respecto una nota de Cecilia Barría titulada «Los cuatro pilares que explican la alta popularidad de AMLO tras 6 años gobernando México (y cómo lo ven sus críticos)».
«(AMLO) descuartizó el presupuesto público y repartió pedazos entre la gente como si fuera botín».
(Luis Antonio Espino, experto en comunicación política)
La primera columna descansa en la economía y en los programas sociales. El texto destaca «el gigantesco aumento del salario mínimo impulsado por el Gobierno, que lo incrementó casi 120% sobre la inflación. (…) después de 35 años de estancamiento (…), el poder adquisitivo aumentó más del doble (Comisión Nacional de Salarios Mínimos). Es uno de los logros que le reconocen partidarios, opositores, empresarios y, sin lugar a duda, quienes han sido beneficiados». «AMLO es popular porque les ha dado resultados a sus bases», declara Viri Ríos, analista de la Escuela de Verano de Harvard, en entrevista con Barría.
El alza del 55% en las transferencias monetarias y del 24% en el ingreso laboral promedio, que permitió salir de la pobreza a 5 millones de personas, «es un cambio extraordinario en el bolsillo de los mexicanos», dice Ríos, quien se presenta como parte de «una generación emergente de académicos y líderes de opinión que entrelaza la investigación con la movilización social y la influencia política». Además, «no le subió los impuestos a los más ricos ni ha interferido en los planes comerciales de las grandes empresas del sector privado. Tampoco eliminó los contratos petroleros que estaban en curso antes de que llegara al poder».
«Difícilmente se puede estar en desacuerdo con la atención inmediata al que se está muriendo de hambre».
(Jorge Zepeda Patterson, periodista y escritor)
Luis Antonio Espino, experto en comunicación política, ve las cosas de otra manera. «(AMLO) descuartizó el presupuesto público y repartió pedazos entre la gente como si fuera botín. Es como si te quita un ladrillo de la escuela y te lo da para que lo vendas, pero después vas a la escuela y no hay escuela», comenta al portal de noticias de la BBC. Para el escritor y periodista Jorge Zepeda Patterson, uno de los críticos del sistema más equilibrados, «Difícilmente se puede estar en desacuerdo con la atención inmediata al que se está muriendo de hambre. Para mucha gente es la diferencia entre ser pobre y ser miserable».
AMLO aprovechó la polarización del país para atraerse el voto de las mayorías. En 10 años, Morena ganó la presidencia dos veces con márgenes amplísimos: 30 millones contra 12.6 del PAN (segundo lugar en 2018); y 35.9 millones contra 16.5 del PAN-PRI-PRD este año. Gobierna 24 estados, tiene mayoría calificada en el Congreso y es la primera fuerza en 27 legislaturas locales. La narrativa de AMLO «gira en torno al pueblo, al que integra y hace sentir partícipe de su gesta», dice Barría sobre el segundo pilar que le permite al tabasqueño cerrar su sexenio con una aprobación del 73% (Buendía & Márquez/El Universal, 28.08.24). Si el mayor logro de la 4T son los programas sociales, su mayor fracaso es el manejo de la seguridad pública de acuerdo con la misma encuesta.
Humanismo mexicano
Los Gobiernos de la alternancia sobresalieron por chatos. Vicente Fox, de quien se esperaba tanto, no se atrevió a dar el salto que, en palabras de Bismark, distingue a los estadistas de los políticos. El guanajuatense se perdió en hojarascas, devaneos y escaramuzas. Desaforar a Andrés Manuel López Obrador de la jefatura de Gobierno de Ciudad de México para eliminarlo de la carrera presidencial de 2006 representó uno de los mayores errores. En vez de anularlo, lo victimizó y le dio mayor exposición mediática, nacional y extranjera. AMLO empezó a marcar la agenda política del país en las ruedas de prensa inauguradas en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento. Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto siempre estuvieron distantes.
López Obrador combina la mística con la política. Reconocido por tirios y troyanos como comunicador eficiente y provocador ingenioso, en la epidemia de coronavirus exhibió una cédula del Espíritu Santo y aconsejó utilizarla como escudo. Los medios de comunicación se refirieron a ella como el «Detente» de los soldados carlistas del siglo XIX, y los críticos hicieron mofa del presidente sin considerar que la mayoría de los mexicanos es católica. AMLO concluyó el sexenio como lo empezó: con giras por los estados los fines de semana. Para sus predecesores, los días de descanso eran sagrados. Peña Nieto los dedicaba al golf; y Calderón, a brindar y cantar con mariachi o a capela.
El líder de la 4T jugó siempre con las cartas abiertas; y sus opositores, a ciegas. Para afrontarlo utilizaron adjetivos y descalificaciones, no argumentos. «Mesías tropical», «populista», «dictador», «loco» le llamaron las cúpulas, pero en vez de turbarse, respondió con ironías. AMLO anunció en su discurso inaugural un régimen distinto al neoliberal, impuesto por el PRIAN y las élites, para implantar en su lugar el «humanismo mexicano». El primer paso lo dio con los programas sociales, fundamento la 4T. A López Obrador se le percibe como un hombre genuino. «No robar, no mentir, no traicionar y tenerle amor al pueblo» devino en mantra. Frente a la ampulosidad de otros presidentes, su estilo y trato directo lo identificaron con el México profundo y provocaron el enojo de las cúpulas. El Gobierno falló en temas de seguridad, salud, educación y crecimiento económico, pero desarrolló defensas para superar crisis y neutralizar la artillería de la «comentocracia», otra de las grandes perdedoras en las elecciones. Aun así, persisten en su empeño de negar que, en los seis últimos años, el país cambió. Mientras más tarden en aceptar esa realidad, menos podrán ofrecer alternativas y generar liderazgos para plantar cara a Morena.
El triunfo abrumador de Claudia Sheinbaum demuestra que, pese a las campañas de miedo y a la retórica catastrofista del PRIAN y de los grupos radicales, la mayoría apoya al régimen en ciernes. La fuerza y legitimidad de la primera presidenta se deriva de las urnas. Las oposiciones han sido incapaces de construir plataformas y cuadros políticos de acuerdo con las nuevas circunstancias. No solo de México, sino del mundo. El modelo económico vigente es la causa de la emigración, la injusticia social y la violencia. Los tiempos exigen sumar voluntades, aceptar la democracia tal cual es y permitir a las mujeres desplegar sus capacidades y talentos. Margaret Thatcher (química) transformó el Reino Unido, y la alemana Ángela Merkel (física) lideró la refundación de la Unión Europea. Sheinbaum (física) deberá demostrar, por el bien de México, estar también a la altura de las circunstancias.
El precio del olvido
Los factores de poder y las oposiciones movieron mal sus fichas en la sucesión presidencial. Cortos de miras, tiraron por la borda la oportunidad de girar el rumbo del país y revertir las reformas de la 4T más controvertidas. Morena capitalizó los errores y aseguró, al menos, un sexenio más en la presidencia. Claudia Sheinbaum tiene los hilos para profundizar los cambios emprendidos por Andrés Manuel López Obrador. El PAN y el PRI no han salido del marasmo causado por la derrota apabullante del 2 de junio. Marko Cortés y Alejandro Moreno son repudiados por los cuadros y las bases, no solo por ineptos, sino también por soberbios. En medio de la debacle, los gobernadores panistas (apenas cuatro) llaman a la reconstrucción el partido fundado hace 85 años por un grupo de ciudadanos comprometidos con la democracia.
Sin liderazgo, autoridad ni apoyo popular, y sumidos en una crisis de identidad por la fusión de sus siglas (PRIAN), los partidos tradicionales cayeron en manos de la oligarquía, representada por Claudio X. González, y de intelectuales como Enrique Krauze. Su desconexión con la mayoría y con los problemas del país contribuyeron al fracaso de un proyecto basado en el modelo repudiado en las dos últimas elecciones presidenciales. Las alianzas «Va por México» y «Fuerza y Corazón por México», a las cuales se adhirió el PRD, solo acumularon derrotas; tanto en procesos locales como federales. Movimiento Ciudadano se mantuvo al margen y en el futuro podría ser el único contrapeso de Morena.
Acción Nacional y el PRI tienen la más pobre representación en la Cámara Baja desde la alternancia en el poder, con 71 y 36 escaños; en el Senado suman 21 y 15, respectivamente. Tras su fracaso en la elección presidencial —con Xóchitl Gálvez—, difícilmente el PAN y el PRI podrán mantenerse unidos. El consenso es por la cancelación de la alianza, cuya votación cayó en 5.3 millones con respecto a la obtenida por Ricardo Anaya y José Antonio Meade —juntos— en 2018. La partidocracia tradicional se halla en un callejón sin salida. No tiene líderes que apunten hacia nuevos horizontes ni discurso para recuperar el voto popular.
Los partidos y los factores de poder subestimaron al presidente. Durante seis años presionaron al Gobierno, pero no lograron someterlo a sus intereses. La arrogancia y ausencia de autocrítica impidió a los opositores ver sus fallos. El pronóstico de que AMLO perdería respaldo por sus políticas y reformas en seguridad y justicia, resultó equivocado. Entre los comicios de 2018 y 2024, la votación por Morena y sus aliados (PT y Verde) aumentó casi 20%, al pasar de 30 a 35.9 millones, mientras la del PAN-PRI-PRD se desplomó.
Más de 22 millones de mexicanos votaron este año por otras opciones y 38 millones no lo hicieron por ninguna. El trabajo de los partidos de oposición consiste en elevar su votación y en atraer a los abstencionistas. Para hacerlo necesitan sacudir inercias, elegir democráticamente a sus dirigentes, volver a sus orígenes y ponerse del lado de la mayoría, no de las élites. También deben elaborar programas que los vinculen con los sectores donde Morena es más fuerte. La tarea no es sencilla ni asequible a corto plazo. Menos lo será si la presidenta Claudia Sheinbaum consolida el cambio de régimen y Morena se afianza como partido dominante. Las oposiciones y la oligarquía pagan el precio de olvidarse del país y de los más necesitados. E4
La herencia del caudillo, un país sin justicia: Jorge Volpi
El escritor anticipa una lucha intestina entre la presidenta Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Beltrán. La oposición, diezmada y ciega
La pugna por el poder también se libró en los medios de comunicación (televisoras, diarios y radiodifusoras), algunos de ellos emanados del viejo sistema. Los «comentócratas» de derecha e izquierda tomaron partido según sus apegos. El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo uno de sus movimientos típicos para neutralizar a los adversos. Recién iniciado su Gobierno presentó una nómina de 41 periodistas que recibieron mil 80 millones de pesos en el sexenio de Enrique Peña Nieto. La noticia encendió «el debate sobre la perversa relación entre el periodismo y el poder, donde el dinero del Gobierno ha servido de broche para la unión» (El País, 29.05.23).
«En su infinita soberbia, López Obrador ha cometido (…) el mayor error de cualquier soberano, enfrentando (…) a su hija adoptiva con su hijo biológico».
(Jorge Volpi, escritor. Reforma, 15.09,24)
Jorge Volpi, uno de los críticos más lúcidos y ecuánimes de López Obrador, se distingue por juzgar con igual rigor a los poderes fácticos y a los partidos. Mientras una legión de analistas dedicó seis años a descalificar al fundador de Morena, Volpi escribió sobre temas de interés nacional. En el ocaso del sexenio obradorista, el autor de Una novela criminal (ganadora del Premio Alfaguara 2018, año en que AMLO ganó la presidencia) publicó «La cloaca». La columna retrata el momento de México y la herencia del caudillo:
«Un país sin justicia. Un presidente, enloquecido ante sus últimos días en el poder, dispuesto a enfangarse con tal de aplastar a sus enemigos históricos. Una presidenta electa incapaz de atisbar el cerco que le tiene su antecesor. Un partido oficial rendido al culto de su caudillo. Un Poder Judicial corrupto, ineficaz, pasmado ante su inminente destrucción. Una presidenta de la Corte convertida en chivo expiatorio. Una oposición diezmada y ciega ante su merecido desprestigio. Una familia que ha transitado por todos los partidos para proteger sus intereses.
»Un senador que necesita que su padre defienda su pusilanimidad. Un padre dispuesto a la ignominia para salvar a sus hijos de la cárcel. Un líder del Senado que, tras años de asumirse como puro, abraza a quien encarna lo que siempre combatió. Un líder del PAN solo preocupado por rescatarse a sí mismo, azorado ante la más obvia traición. Un líder del PRI que solo aspira a mantenerse indefinidamente en el cargo. Un amedrentado senador de MC que se presenta como hijo fiel. Y, en fin, una clase política entregada, sin distinciones de partido, a la mentira y la simulación».
Volpi no aparece en la lista de periodistas e intelectuales destapada por López Obrador, pero tampoco ha escapado de la inquina presidencial por la relevancia de su pluma y la solidez de sus tesis. AMLO «se ha adueñado al fin de todos los órganos del Estado (…), la reforma judicial —sentencia— no mejora en medida alguna nuestro desvencijado sistema de justicia; no se preocupa ni de las fiscalías ni de las policías, instaura la elección popular de los jueces (…), amenazados por un tribunal inquisitorial (…)».
Director del Centro de Estudios Mexicanos (CEM) en España de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Volpi concluye «La cloaca» con una advertencia: «En su infinita soberbia, López Obrador ha cometido sin embargo el mayor error de cualquier soberano, enfrentando a partir de ahora a su hija adoptiva con su hijo biológico. (…) Lo que presenciaremos a partir de ahora, en un régimen donde la 4T ya no cuenta con ninguna oposición, será una guerra intestina de proporciones épicas: la batalla descarnada y salvaje, en medio de desmentidos e hipócritas llamados a la unidad, entre Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Beltrán». E4
El triunfo del Mesías tropical visto por Meyer
AMLO concluye su sexenio con una aprobación promedio del 70%. Nueve de diez mexicanos consideran positiva la transformación en curso
En la balanza de las urnas pesaron más los aciertos del Gobierno y la confianza en Manuel López Obrador, que los múltiples desatinos de la administración, la andanada de la «comentocracia» y las campañas negras. La 4T afectó intereses económicos y políticos, pero se atrajo a las mayorías. El rechazo de las cúpulas a la reforma judicial y las presiones dentro y fuera del país para impedir su aprobación tenían por objeto conservar su influencia y privilegios dentro de un aparato de justicia viciado. AMLO ganó «en buena lid y en el campo político a los orgullosos guardianes del templo neoliberal y defensores del statu quo», dice Lorenzo Meyer en su columna El mesías tropical venció (El Universal, 08.09.24).
«La gente (…) ve algo que la comentocracia no. Los años de AMLO dejarán a muchos analistas con la necesidad de usar unos lentes distintos para ver al país».
(Genaro Lozano. Reforma, 04.09.24)
El escritor participó en los foros «Diálogos por la Transformación Encuentro con la Sociedad Civil», base del plan de Gobierno de Claudia Sheinbaum, pero no es militante de Morena. Autor de El poder vacío. El agotamiento de un régimen sin legitimidad (Debate, 2019), Meyer advierte que el dúo de AMLO y su sucesora «funciona como una unidad política». El analista observa que el apoyo de las bases obradoristas representa «el punto de partida del respaldo social del que dispondrá Claudia Sheinbaum al hacerse con la conducción del país», pero que ya no tendrá al lado a López Obrador —«creador y líder indiscutible de un movimiento de masas (Morena) convertido en el motor de un proceso de cambio de régimen»—. En otras palabras, será ella quien gobierne y no quien la preceda en el cargo.
Meyer precisa que en el futuro «la importancia y dimensiones del lopezobradorismo no van a depender solo de lo hecho por el político tabasqueño, sino también de la manera en que sus sucesores aprovechan (o desaprovechen) su legado». La historia no termina «con el retiro del personaje», capítulo que apenas empieza a escribirse, apunta. «Como sea, aquel a quien sus detractores llamaron “Mesías tropical” (…) logró congregar en torno suyo a multitudes, cimbrar a la sociedad de su tiempo y a querer que la echó a andar por un rumbo nuevo».
Genaro Lozano dice en «El cierre»: «AMLO se va con una aprobación alta (entre 65 y 75%) y con plazas llenas. En muchos sentidos, no habíamos visto a un presidente mexicano cerrar su sexenio así (…) desde que empezó la democracia electoral en México y quizá también desde Lázaro Cárdenas». López Obrador, a diferencia de otros presidentes, no solo superó escándalos y crisis, también incidió en un cierre de sexenio favorable y de acuerdo con sus planes, afirma.
«La encuesta de Fin de sexenio de De las Heras revela que la narrativa (presidencial) permeó (…). Hasta un 82% de los encuestados considera que México vivió una transformación con AMLO. Y no solo esto. Un 89% considera que esta transformación fue para bien. A pesar de malos indicadores en rubros como salud o seguridad, la gente (…) ve algo que la comentocracia no. Los años de AMLO dejarán a muchos analistas con la necesidad de usar unos lentes distintos para ver al país o por lo menos para cuestionarse a sí mismos si siguen contribuyendo al debate público nacional» (Reforma, 04.09.24).
Lozano no se asusta de «tanta legitimidad» de Morena; al contrario, le parece positiva, pero repara: «ninguna democracia sobrevive sin oposición». Los culpables del «terrible estado» de los partidos contrarios a Morena, señala, son los liderazgos «que no supieron renovarse ni entender lo que pasó en el país en los últimos seis años. El ocaso opositor solo lanza un poco de luz naranja con MC (…). AMLO se va de la presidencia, se va por lo alto y su legado queda para el juicio de la historia», concluye. E4