Una fuente de iatrogenia o yatrogenia (La RAE autoriza la I o la Y) es ese fenómeno sociomédico llamado conflicto de interés. Revisando la web, me encontré un texto de ética médica en el que participa uno de mis maestros de medicina interna en el Centro médico Nacional de los 70, hoy hospital siglo XXI. Inicialmente transcribo lo esencial de un par de textos confiables de la web, alusivos al tema:
view-source.https://www.anmm.org.mx/bgmm/2019/5/gmm_19_155_5_563-564.pdf
El conflicto de interés es aquella situación en la que el juicio de la persona está indebidamente influenciado por sus intereses particulares, los cuales frecuentemente son de tipo económico o personal, contraponiéndose a los de la institución en la que se desempeña como servidor público, afectando la integridad de sus decisiones y el predominio del interés público.
Parece muy clara la definición: se anteponen intereses de una institución médica o el interés muy personal del médico, por encima del interés de los enfermos que atiende, violando los principios éticos y legales del buen ejercicio médico.
Estos conflictos pueden presentarse en numerosas decisiones de los profesionales de la salud.
Los conflictos de interés se desarrollan tanto en lo individual como en lo colectivo. En el ámbito de salud, los intereses comerciales influyen modificando el consumo de medicamentos y en la práctica institucional de agrupaciones científicas, a través de estrategias financieras de mercadeo. Un reflejo de ello es el exceso en la prescripción de medicamentos innecesarios y la extendida práctica de automedicación en la población, como resultado de campañas de publicidad en medios de comunicación. Ambas conductas pueden generar consecuencias indeseables en el paciente y en la salud colectiva, como interacciones medicamentosas o efectos adversos que originen padecimientos iatrogénicos.
También puede haber influencia de la industria farmacéutica y de insumos médicos en la investigación clínica, a través del financiamiento de ensayos clínicos con fármacos «innovadores» o «novedosos» dispositivos tecnológicos, privilegiando el interés comercial por encima del interés social. Igualmente, el interés farmacéutico financiero se da mediante la contratación de profesionales de la salud en la conducción de estudios, en su evaluación y aprobación en comités. De acuerdo con los resultados obtenidos en la investigación, la industria farmacéutica incluso apoya la publicación en revistas científicas.
Ante esta compleja interacción, en la sociedad se ha creado una imagen pública deteriorada de la ética de algunos profesionales de la salud (no solo médicos) que conviene analizar y atender, reforzando los principios de desinterés comercial y honestidad profesional del médico para que abonen a generar confianza en la sociedad sobre el profesional de la salud y una mejor relación médico-paciente.
Los intereses primarios de la medicina están claramente establecidos:
La prevención de enfermedades y lesiones, así como la promoción y mantenimiento de la salud.
Alivio del dolor y sufrimiento causados por enfermedad.
La asistencia y curación de los enfermos y atención paliativa de quienes no puedan ser curados.
Evitar la muerte prematura y velar por una muerte digna.
Recomendaciones del Comité de Ética y Transparencia en la Relación Médico-Industria:
- Evitar conflicto de interés en la práctica médica, en la relación entre médico y paciente por influencia de la industria farmacéutica y de insumos, así como por compañías de seguros de atención médica, que pudieran modificar los hábitos de prescripción en detrimento de la salud o del patrimonio económico del paciente.
- Impedir que empresas o instituciones relacionadas comercialmente con el médico influyan en la solicitud de exámenes innecesarios. Eliminar la dicotomía o participación de terceros en los beneficios financieros originados por intervenciones médicas o por solicitud de estudios.
- Oponerse a la presión de compañías de seguros sobre el profesional médico para abaratar costos, así como evitar estudios o procedimientos sin justificación, o en detrimento del bienestar del enfermo.
- No permitir la influencia de personal promocional en el juicio médico o en sus procedimientos. La interacción de los médicos con los representantes de la industria es ampliamente extendida, situación entendible, sin embargo, esas actividades pudieran introducir en el razonamiento médico un sesgo perturbador, proveniente de la persuasión de intereses financieros por encima de los del paciente, quien debe figurar siempre como el centro de atención.
- Evitar recibir obsequios o muestras médicas de los visitadores médicos.
- Evitar la influencia de pacientes o familiares para la prescripción de un determinado medicamento o autorización de procedimientos. Las decisiones médicas, en escenarios de incertidumbre diagnóstica, deberán ser tomadas en concordancia con la mejor práctica clínica basada en evidencias.
- Hacer conciencia (en la comunidad médica y en particular entre los jóvenes médicos y estudiantes) que ante la incertidumbre clínica y situaciones de potencial conflicto, debe evitarse que las decisiones médicas se orienten primordialmente a disminuir el riesgo de problemas legales, lo que fomenta la práctica de la medicina defensiva.
- Evitar que creencias religiosas o filosóficas influyan negativamente en la relación médico-paciente.
- Asegurar la independencia académica de las agrupaciones o sociedades médicas en la elaboración de programas de educación médica continua o congresos, sin influencia promocional de la industria farmacéutica o de insumos.
- Advertir en las revistas científicas el sesgo posible de estudios clínicos financiados por la industria, como una posible limitante en la información que puede desvirtuar el genuino interés médico-científico.
Este problema esta tan difundido en el mundo que hasta la OMS fue señalada de tener conflictos de interés con la industria farmacéutica, durante las crisis del COVID.
Y desde hace varias décadas, se han modificado las reglas de la relación entre la industria farmacéutica con Gobiernos, autoridades sanitarias y con los médicos y sus diferentes asociaciones y organizaciones académicas, porque los conflictos de interés eran tan descarados que en la actualidad en todas las publicaciones aparece una declaración de los escritores médicos como el de este enlace:
Al final de este enlace aparece este párrafo:
Conflicto de intereses
Los tres autores declaran no tener conflictos de interés en relación con la redacción de este trabajo. Desean, sin embargo, dejar constancia de que la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza donde participan, cuenta con el patrocinio de la Organización Médica Colegial y el Colegio de Médicos de Zaragoza.
Pero, ¿Esas nuevas reglas y declaraciones, realmente han resuelto ese grave problema generador de iatrogenias graves e incluso mortales?
Los lineamientos anteriores, están en el marco teórico, analizaremos lo que sucede en realidad, en la práctica clínica cotidiana, con este escabroso tema sociomédico en la siguiente entrega.
Lea Yatrogenia