Frente a la expansión y dominio de los grupos de poder, la tendencia global es hacia los Estados fuertes. El liderazgo de la mandataria mexicana le permite superar obstáculos y tener a raya a las élites y a las oposiciones. La relación con Trump, en buenos términos
Sube la aprobación presidencial en medio de la tormenta
Entre Wilson y Johnson, los embajadores de Estados Unidos
Frente a la consolidación de la 4T y el liderazgo de Claudia Sheinbaum, los grupos de presión —incapaces de articular un discurso persuasivo y de entender la nueva realidad política del país— ensayan fórmulas para desestabilizar el país sin medir las consecuencias. La reacción recurre, como en el pasado, en circunstancias análogas, a gobiernos y aliados extranjeros para debilitar al Estado y plegarlo a sus intereses. Hoy son Donald Trump, el Congreso de Estados Unidos, de mayoría conservadora, y el gran capital. Sin embargo, esta vez afrontan a la presidenta más poderosa y legitimada que el país haya tenido en mucho tiempo, por encima incluso de Andrés Manuel López Obrador.
Desde Salinas de Gortari hasta Peña Nieto, los presidentes cedieron a la oligarquía nacional e internacional y a los poderes fácticos sectores reservados al Estado, lo cual redujo la capacidad del Gobierno para atender las demandas de educación, salud y seguridad. No solo se vendieron bancos, empresas estratégicas [Teléfonos de México (Telmex) y Altos Hornos de México (AHMSA)], ferrocarriles, puertos y aeropuertos, también Pemex y la CFE se abrieron a la inversión extranjera bajo esquemas ventajosos. En España los apagones han generado protestas y puesto en entredicho la política neoliberal, según la cual los servicios de agua y electricidad están mejor en manos privadas. Consciente del riesgo, el Gobierno de Emmanuel Macron nacionalizó la industria eléctrica.
«El Estado francés vuelve a ser el único accionista de Èlectricité de France [EDF]». La operación, completada hace dos años a través de un procedimiento de venta forzada de las acciones de EDF, «confirma la naturaleza plenamente soberana de las actividades de producción de electricidad nuclear de EDF, en línea con la estrategia política energética definida por el presidente de la república» [El Economista.es, 08.07.23]. El ejemplo empieza a cundir en España, Alemania e Italia, donde los Gobiernos buscan salvar a empresas emblemáticas afectadas por la crisis económica y las secuelas de la pandemia de COVID-19.
Andrés Manuel López Obrador revirtió la reforma energética de Peña Nieto, aprobada en parte mediante sobornos a legisladores del PRI y el PAN y otras prácticas corruptas, para recuperar soberanía y asegurar el suministro de combustibles y electricidad. Las promesas de que la participación privada —nacional y extranjera— en Pemex y la CFE generaría millones de empleos y reduciría los precios y las tarifas, era otro engaño neoliberal. Los gasolinazos del Gobierno peñista desencadenaron protestas y disturbios, sobre todo en la frontera.
López Obrador incumplió una parte de sus promesas de campaña (reducir la violencia, elevar el crecimiento económico, el empleo y dotar al país de un sistema de salud de primer mundo), pero entendió que la globalización y el modelo económico vigente estaban en decadencia. Desde esa perspectiva impulsó el crecimiento interno. El segundo mandato de Donald Trump y la creciente influencia de China, cada vez mayor en América Latina, aceleran el proceso y estimulan la formación de bloques regionales. La cautela y determinación de la presidenta Sheinbaum le han permitido superar obstáculos y momentos difíciles en su relación con Trump. Mientras otros líderes tiemblan frente al presidente estadounidense, la estadista mexicana gana prestigio y reconocimiento internacional, algo que hace rabiar a las élites, pues dificulta la tarea de someterla.
Presidencias imperiales
El retorno a los Estados fuertes, capaces de afrontar a los grupos internos y externos que compiten con él y en algunos casos lo rebasan, recorre el mundo. Los países, grandes y pequeños, enfrentan amenazas de toda índole: terrorismo, ciberterrorismo, narcotráfico y las relacionadas con la revolución tecnológica y digital cuyos alcances pueden ser apocalípticos. Los riesgos para la seguridad y defensa nacionales y la integridad de las personas son enormes. Un peligro adicional para los países ricos en recursos naturales, pero sin ejércitos ni armas suficientes, es el expansionismo y abuso de las grandes potencias.
El eslogan de Donald Trump para volver a hacer grande a los Estados Unidos (MAGA), calco del Let’s Make America Great Again de Ronald Reagan, removió sentimientos de superioridad y prejuicios raciales. Trump ha empleado el poder para fabricarse una presidencia imperial, amenazar al mundo y enemistarse con tirios y troyanos, no para recuperar influencia. El efecto bumerán de su guerra comercial causa estragos en su país y solivianta a la sociedad. En Rusia, Vladímir Putin, exagente de la KGB, se ha convertido en nuevo zar. China, con su paciencia proverbial, contiene a Trump y gana terreno en América Latina, considerado por Estados Unidos como su patio trasero.
La Casa Blanca y los grupos de poder se sentían cómodos con presidentes mexicanos débiles o producto de elecciones fraudulentas. Tal circunstancia les permitía imponer condiciones, empujar sus agendas e intervenir en asuntos internos. «Hoy las cosas son distintas», responde la presidenta Claudia Sheinbaum a los «ofrecimientos de ayuda» para combatir a los carteles de la droga y aumentar la presencia de la DEA en nuestro país. El respaldo social al Gobierno de Sheinbaum muy pocos de sus predecesores lo tuvieron, excepto Andrés Manuel López Obrador. El distanciamiento de los presidentes anteriores, su preferencia por las élites y la corrupción rompieron el vínculo con las mayorías.
Pese a su retórica incendiaria, Trump, sus estrategas y el Congreso han reconocido el trabajo de Sheinbaum en temas sensibles: tráfico de drogas como el fentanilo, emigración irregular y combate a las organizaciones criminales. La comunicación frecuente entre ambos jefes de Estado permite clarificar posiciones, reducir tensiones e incluso suavizar algunas de las políticas más radicales del Despacho Oval. El resultado se traduce en un mayor entendimiento y colaboración entre ambos países. El efecto de esta relación es doble: fortalece al Gobierno de la 4T y reduce los espacios de maniobra de los grupos de presión en Estados Unidos.
Entre los líderes mundiales mejor evaluados de 2025, la presidenta de México ocupa el segundo lugar en la clasificación de Morning Consult (MC), con una aprobación del 66%. El único que la supera es el primer ministro de la India, Narendra Modi (77%). Los lugares tres, cuatro y cinco corresponden a los presidentes de Argentina, Javier Milei (65%); Suiza, Karin Keller-Sutter (56%); y Estados Unidos, Donald Trump (52%), de acuerdo con MC, empresa de inteligencia empresarial especializada en tecnología de investigación de encuestas en línea. A escala nacional, Sheinbaum tiene una aprobación del 81% (El Financiero, 05.05.25). La popularidad de Trump, en cambio, no repunta. En el último sondeo de Ipsos/Reuter registra un 42%. (Forbes, 21.05.25). Malas noticias para el Partido Republicano de cara a las elecciones del año próximo.
México y su contexto
El colaborador más cercano y confiable de la presidenta Claudia Sheinbaum es Homar Harfuch (43 años). Nieto del exsecretario de la Defensa, Marcelino García Barragán, e hijo del líder del PRI y presidenciable, Javier García Paniagua, pudo haber despachado a un lado de Palacio Nacional como jefe de Gobierno de Ciudad de México. Sin embargo, la candidatura recayó, por trayectoria y paridad de género, en Clara Brugada, quien venció por amplio margen a Santiago Taboada, del frente (PAN-PRI-PRD). Harfuch ganó uno de los escaños senatoriales de mayoría, al que renunció un mes después para asumir la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de CDMX.
Harfuch ejerció el cargo equivalente en la capital, cuando Sheinbaum era jefa de Gobierno. El funcionario sobrevivió a un intento de asesinato perpetrado por el Cartel Jalisco Nueva Generación el 26 de junio de 2020 en el Paseo de la Reforma. Dos escoltas y una mujer que pasaba por el lugar perdieron la vida. La destinataria del mensaje era Sheinbaum. El 20 de mayo pasado, Ximena Guzmán (42 años) y José Muñoz (52), del círculo de la alcaldesa Clara Brugada, fueron ejecutados a plena luz del día. Guzmán se desempeñaba como secretaria particular. Muñoz era asesor político. Ninguno tenía a su cargo temas de seguridad.
Planificado con todas las ventajas para no fallar, el ataque lo realizaron cuatro sicarios, uno de los cuales hizo los disparos. La operación ocurrió en vísperas de la primera elección judicial en México, boicoteada por las élites, los grupos de poder e incluso desde el exterior; cuando los niveles de aprobación de la presidenta Claudia Sheinbaum superan el 80% debido, en parte, al manejo de la relación con su homólogo estadounidense Donald Trump; y cuando el índice de homicidios dolosos declinó en abril 25% con respecto al mismo mes del año previo (El Economista, 08.05.25). Desinformar y generar conflictos internos con ayuda de agencias y grupos extranjeros es una de las tácticas de la derecha para socavar a jefes de Estado y de Gobierno legítimos, cuyo liderazgo representa para ellos una amenaza.
El atentado fue precedido por la entrega de 29 narcotraficantes mexicanos al Gobierno de Estados Unidos, el 27 de febrero pasado, entre los cuales figuran cabecillas y operadores de los carteles de Guadalajara, Juárez, Los Zetas y de Sinaloa. También coincide con el endurecimiento de la administración de la presidenta Sheinbaum contra la delincuencia organizada. La estrategia se apoya en las reformas constitucionales que brindan mayor libertad y facultades a la secretaría de Harfuch. Tras seis años de ensayo, el Estado dispone de experiencia, personal y recursos para recuperar el control del país. Sheinbaum advierte que los asesinos de Guzmán y Muñoz «serán detenidos y deberán enfrentar la justicia».
En un caso rodeado de misterio y especulaciones, «Los analistas de la violencia mexicana concuerdan en que apenas hay datos a partir de los que teorizar. Sin embargo, el nombre del Cartel de Jalisco Nueva Generación [CJNG] es el que ha sonado más fuerte. Ninguna prueba permite, por el momento, vincularlos con el doble homicidio, pero, como indica David Saucedo, especialista en seguridad pública, el ataque «tiene la huella del crimen organizado y, si nos vamos a los antecedentes, el CJNG es el grupo criminal que normalmente atenta contra funcionarios de seguridad pública» (El País, 22.05.25). Sin embargo, Guzmán y Muñoz no desempeñaban esas tareas. Habría que seguir otras huellas, incluso fuera de México. E4
Sube la aprobación presidencial en medio de la tormenta
Ni la «cuestionada» elección judicial, ni la presión de la Casa Blanca, ni las manifestaciones de la CNTE modifican la percepción positiva de CS
Mayo: La tormenta. Los periódicos de Grupo Reforma caracterizaron así el octavo mes de Gobierno de Claudia Sheinbaum. La idea era, quizá, que a la presidenta el país —¡por fin!— se le empezaba a ir de la mano. Mensaje de aliento para quienes, en el fracaso de la 4T, ven un éxito propio largamente esperado. La sección Forma y Fondo enumera las borrascas del mes en el cual la aprobación de Sheinbaum subió al 83%, de acuerdo con la encuesta de W Radio, Enkoll y El País. La retahíla, algo forzada, incluye el choque del Buque Escuela Cuauhtémoc contra el puente de Brooklyn de Nueva York, donde murieron los cadetes América Sánchez y Adal Maldonado. Los que culparon al Gobierno se llevaron un chasco, pues el encargado de maniobrar la embarcación en el río era un piloto asignado por el Gobierno de la «Gran Manzana».
«La presión de Trump» (como es bautizada una de las tempestades iniciadas en enero, no a partir de mayo) menciona algunos momentos ríspidos en la relación entre ambos jefes de Estado. El 4 de mayo, «a bordo del Air Force One, Trump aseguró que Sheinbaum tiene tanto miedo a los carteles de la droga, que “ni siquiera piensa con claridad». La nota aclara que «a pesar de la dureza en las declaraciones, la mandataria se negó a confrontarse públicamente». Pero conforme a una pesquisa previa de Enkoll, la actitud de la presidenta es bien vista por la mayoría de los mexicanos, y una de las razones por las cuales mejoró en las encuestas.
«Impacto en tiempo real» habla sobre cómo se vivió en Palacio Nacional, durante la rueda de prensa del 21 de mayo, el atentado contra Ximena Guzmán y José Muñoz, colaboradores de Clara Brugada, alcaldesa de Ciudad de México. «Cuando se le preguntó (a la presidenta) que ocurría, ella pidió tiempo para confirmar los reportes recibidos. Sin embargo, su rostro ya no era el mismo. Tampoco lo era su voz, que se escuchaba bajito y casi cortada en algunas intervenciones». Sobre la movilización y bloqueos de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE), el texto dice: «En un hecho sin precedentes, que no se registró en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, todos los accesos al recinto (Palacio Nacional) quedaron bajo el control de los manifestantes (quienes amagaron con boicotear la mañanera). Visiblemente molesta (Sheinbaum), se refirió a la protesta como una provocación y, aunque advirtió que el Gobierno federal no responderá con represión, redujo el nivel de la interlocución con la CNTE».
Otras tormentas de mayo, según Reforma, fueron: La «cuestionada elección judicial» del 1 de junio; la «crisis morenista» tras el Consejo Nacional de Morena y los desplantes de líderes y autoridades de ese partido. Entre ellos, el senador Gerardo Fernández Noroña, quien recibió una disculpa pública de Carlos Valenzuela por haberlo insultado el 20 de septiembre de 2024 en el aeropuerto de Ciudad de México. «Llueve sobre mojado» narra «problemas, polémicas y escándalos que ha enfrentado la presidenta: Crisis infinita en Pemex; «ejecución de héroe» (Iván Morales Corrales, agente de la Policía Federal, quien, después de haber sobrevivido a un ataque atribuido al Cartel Jalisco Nueva Generación, fue asesinado junto con su esposa); y «Pleito con Zedillo» (por la elección judicial).
El capítulo inicial cuenta también sobre el retiro de la visa de Estados Unidos a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila; el impuesto a las remesas; la declaración de carteles mexicanos como organizaciones terroristas y otros temas. La tormenta la completan lluvias que van y vienen: fallas en el sistema de salud, violencia en Jalisco… Mayo no fue quizá el mejor mes de la presidenta Sheinbaum. Problemas y conflictos siempre existirán. La forma de afrontarlos marca la diferencia. Algunos presidentes se evadían, otros recurrían al alcohol o a los calmantes. E4
Aprobación de la presidenta
Aprueba | 83% |
Desaprueba | 15% |
No sabe | 2% |
Entre Wilson y Johnson, los embajadores de Estados Unidos
El nuevo representante de Washington cambia la boina verde por el traje diplomático. Visita a la Virgen de Guadalupe y tiende la mano a México
A Ronald Douglas Johnson, embajador de Estados Unidos en México, se le presenta como halcón del presidente Donald Trump debido a su paso por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) donde fungió de enlace de Ciencia y Tecnología con el Comando de Operaciones Especiales en Tampa, Florida. Antes de presentar sus cartas credenciales a la presidenta Claudia Sheinbaum, el coronel en retiro lanzó un guiño al corazón de un país históricamente receloso de su vecino del norte, sobre todo ahora. «Al llegar a México, como personas de fe, mi esposa Alina y yo visitamos a Nuestra Señora de Guadalupe para pedir sabiduría y fuerza en esta responsabilidad en beneficio de ambas naciones», publicó el 15 de mayo en X.
Los presidentes demócratas John F. Kennedy y Joe Biden, únicos en profesar la fe católica, recorrieron en 1962 y 2023 el santuario mariano más frecuentado del mundo. Hillary Clinton tuvo el mismo gesto en 2009, cuando era secretaria de Estado. Después de visitar la Basílica y de entregar sus cartas en Palacio Nacional, el 19 de mayo, Johnson publicó en la misma red social un mensaje donde marca el tono de su misión: «No podía estar más de acuerdo con mi amigo @SecRubio: México ha mostrado creciente cooperación en seguridad nacional y compartida. Estoy, en representación de @POTUS @realDonald Trump, para seguir trabajando con la presidenta @Claudiashein en la seguridad de nuestras naciones».
Estados Unidos ha tenido 33 embajadores en México en un lapso de 126 años, solo uno de los cuales es mujer (Roberta S. Jacobson). Al primero, Powell Clayton, lo nombró William McKinley (republicano) en 1901. Ese mismo año, el presidente, quien recién iniciaba su segundo mandato, fue asesinado mientras visitaba una feria en Búfalo. El magnicida Leon Czolgosz, hijo de inmigrantes polacos, murió en la silla eléctrica. «Yo maté al presidente porque era un enemigo de la gente buena, los buenos trabajadores. No siento remordimiento por mi crimen» (tiranicidio, lo llama él), dijo antes de ser ejecutado.
Henry Lane Wilson, nominado por el presidente William H. Taft, ha sido el peor de los embajadores. En 1913 apoyó el golpe de Estado contra el presidente Francisco I. Madero. Woodrow Wilson, sucesor de Taft, lo despidió tras el informe del agente especial William Bayard Hale sobre la Decena Trágica. «Madero no hubiera sido asesinado si el embajador estadounidense hubiera completamente entendido que la trama podía ser detenida sin asesinar». Exhibido su papel en el magnicidio por la prensa de su país, Lane acusó a Norman Hapgood de difamación. El periodista presentó en su defensa «el verdadero rostro de corrupción, confabulación, animadversión y desprecio (de Wilson) hacia la vida del presidente Madero» (con datos de Wikipedia).
Diplomáticos polémicos también lo fueron: John Gavin. Las tensiones entre los Gobiernos de Miguel de la Madrid y Ronald Reagan por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, forzaron su renuncia. John Dimitri Negroponte. El exintegrante de la CIA cobró fama por su participación en la Operación Cóndor, cuyo objetivo era desestabilizar Gobiernos de América Latina mediante la represión y el terrorismo de Estado. El diputado Armando Garza Ibarra (PPS) denunció a la Secretaría de Relaciones Exteriores por permitir «la presencia de un funcionario diplomático con negros antecedentes (…) para embajador en nuestro país (…) en momentos en los que se ha agudizado la fuerza de presión, la fuerza del intervencionismo, en la vida interna de nuestro país» (Diario de los Debates, 08.02.89). El Congreso declaró a Negroponte persona non grata. E4