Economía y migración: los miedos que apuntalan el regreso de Trump

Tras una contienda llena de controversias, el magnate republicano vuelve a la Casa Blanca. Su victoria sobre Kamala Harris marca un punto de inflexión para EE. UU., entre promesas de reestructurar el sistema político, cerrar la frontera sur y llevar a cabo reformas económicas radicales

Aranceles y deportaciones, México se prepara para el impacto

Donald Trump lo hizo de nuevo. Su victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 5 de noviembre no solo es histórica por convertirlo en el segundo presidente en la historia del país en ser reelegido tras un intento fallido (el primero fue el demócrata Grover Cleveland, en 1892), sino también por una contienda sin precedentes que estuvo marcada por una sentencia penal, un intento de asesinato y un inesperado cambio de contrincante.

Para The New York Times la victoria del magnate republicano inaugura una «era de incertidumbre para la nación», ya que es el mismo político que instigó el ataque al Capitolio en 2021, amenazó con encarcelar a sus opositores y es calificado como «fascista» por algunos de sus propios excolaboradores.

«Cerraremos las fronteras para evitar que siga entrando gente…»

«Somos el país con más petróleo del mundo…»

«Queremos un ejército fuerte y poderoso…»

«Vamos a pagar la deuda, reducir los impuestos…»

Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos

El temor a la inmigración ilegal y a la inestabilidad económica, amplificado durante la campaña de Trump, caló hondo en un electorado cada vez más polarizado. Al cierre de esta edición, Trump no solo había asegurado su reelección, sino que el Partido Republicano también habría logrado recuperar el control del Senado y obtenido importantes avances en la Cámara de Representantes.

Con más de 72.6 millones de votos (50.9%), el expresidente logró asegurar al menos 295 votos electorales, 25 más de los 270 requeridos para la victoria. Por su parte, la demócrata Kamala Harris obtuvo cerca de 68 millones de votos (47.6%), lo que se traduce en 226 votos del Colegio Electoral.

«Acepto la derrota, pero la lucha de mi campaña no ha acabado», declaró Harris, quien no logró conectar de manera efectiva con las minorías. La exvicepresidenta obtuvo el 53% del voto hispano, un resultado considerablemente inferior al 65% de Joe Biden en 2020, al 66% de Hillary Clinton en 2016 y al 71% de apoyo hispano a Barack Obama en 2012. En contraste, el 45% de los votantes latinos respaldaron a Trump, superando el récord republicano del 44% logrado por George W. Bush en 2004.

Aunque Kamala Harris fue la candidata más votada por las mujeres, Trump logró reducir la brecha del voto femenino, pasando de una diferencia de 12% con Joe Biden en 2020 a un 8% en las elecciones del 5 de noviembre. En cambio, su ventaja entre los votantes masculinos, que en 2020 fue de 5 puntos sobre los demócratas, creció a 10 puntos en esta ocasión.

El apoyo a Trump también se disparó entre los votantes jóvenes. En comparación con 2020, el respaldo entre los votantes de 18 a 24 años aumentó un 29%, mientras que entre los menores de 30 subió un 26%. En el primero de estos grupos, Trump ha recortado 19 puntos de ventaja frente a los demócratas, que antes contaban con casi 30 puntos de margen. Entre los menores de 30 años, Trump alcanza a Harris, eliminando una ventaja demócrata de 19 puntos en este segmento del electorado.

Lo que viene

Aunque no ha revelado detalles específicos, Donald Trump ha prometido poner en marcha una agenda que fusiona políticas conservadoras tradicionales en áreas como impuestos, regulación y temas culturales, con un enfoque populista en comercio y un papel más limitado de Estados Unidos en el ámbito internacional.

En lo que respecta a la inmigración, Trump ha prometido implementar «el programa de deportación masiva más grande de la historia», otorgando mayores facultades a la Guardia Nacional y a las fuerzas policiales locales para llevar a cabo este proceso.

También ha planteado implementar un «filtrado ideológico» para quienes busquen ingresar al país, eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento y reactivar políticas de su primer mandato, como el programa «Permanecer en México» y las restricciones migratorias por motivos de salud pública. Además, ha planteado la posibilidad de prohibir o limitar la entrada de personas provenientes de países de mayoría musulmana. En este sentido, su enfoque busca no solo reducir la migración ilegal, sino la inmigración en general.

Por otra parte, sus políticas fiscales favorecerían principalmente a las corporaciones y a los estadounidenses de mayores ingresos. Una de sus promesas clave es extender su reforma fiscal de 2017, introduciendo cambios significativos como la reducción de la tasa del impuesto sobre la renta corporativa del 21% al 15%. Además, planea revertir los aumentos de impuestos aplicados por el presidente Joe Biden a los estadounidenses más ricos y eliminar los impuestos de la Ley de Reducción de la Inflación, que financian iniciativas energéticas para combatir el cambio climático.

Al considerar que los mercados globales perjudican los intereses estadounidenses, Trump propone aplicar aranceles del 10% al 20% sobre productos importados y reinstaurar una orden ejecutiva de 2020 que obligaría a la Administración de Alimentos y Medicamentos a adquirir únicamente medicamentos «esenciales» de compañías estadounidenses. También se compromete a prohibir la compra de «infraestructura vital» en Estados Unidos por parte de inversores chinos.

Su plan para el crecimiento económico proponer reducir la influencia de los burócratas federales y eliminar regulaciones en diversos sectores. Promete una caída en las facturas de servicios públicos para los hogares mediante la eliminación de barreras a la producción de combustibles fósiles, incluyendo la apertura de todas las tierras federales para su exploración, a pesar de que la producción energética ya se encuentra en niveles récord.

Además, planea impulsar la construcción de viviendas reduciendo regulaciones que en su mayoría están en manos de los gobiernos estatales y locales. También promete acabar con los «litigios frívolos de los extremistas ambientales».

Trump planea además facilitar el despido de empleados federales y darle más poder al presidente para controlar el gasto federal, aun después de que el Congreso haya aprobado los fondos.

También propone que la Reserva Federal, una entidad independiente responsable de fijar las tasas de interés, pase a control presidencial, lo que implicaría una transformación significativa en el funcionamiento de los sistemas económico y monetario de Estados Unidos.

Los sectores de educación y salud también sufrirán cambios radicales.

Trump sugirió eliminar el Departamento de Educación federal y retirar fondos a las escuelas que promuevan la «Teoría Crítica de la Raza» o ideologías políticas que considere inapropiadas. En educación superior, Trump sugiere tomar control de los procesos de acreditación y sancionar a las universidades con grandes patrimonios que no sigan sus directrices, lo que podría derivar en prolongadas batallas legales.

Aunque su postura sobre Medicaid sigue siendo vaga, su administración previa favoreció la flexibilización de las reglas federales y los requisitos de trabajo para los beneficiarios. En cuanto a la Ley de Cuidado Asequible, Trump sigue abogando por su derogación, pero aún no ha presentado un reemplazo claro. Durante la campaña, destacó su alianza con Robert F. Kennedy Jr., a quien considera clave para mejorar la salud en EE. UU.

Vuelta al pasado

Trump, quien ha calificado el cambio climático como un «engaño», propone una política energética centrada en combustibles fósiles (bajo el lema «¡Perforar, perforar!»), junto con una infraestructura de transporte basada en carreteras, puentes y vehículos de motor de combustión.

Y aunque no se opone a los vehículos eléctricos, promete eliminar los incentivos de Biden para fomentar su desarrollo y revertir las normas de eficiencia de combustible implementadas durante su administración. También se ha lanzado contra los sindicatos, calificando a «los jefes sindicales y los directores ejecutivos» como cómplices en el «desastroso esquema de coches eléctricos».

En el plano internacional, su retórica apunta a una postura más aislacionista, no intervencionista en lo militar y proteccionista en lo económico. En este contexto, promete expandir el Ejército, proteger el gasto del Pentágono de recortes y proponer un nuevo escudo de defensa de misiles, una idea que remite a la era Ronald Reagan durante la Guerra Fría.

Trump asegura que puede poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania y al conflicto entre Israel y Hamás, aunque no ha explicado cómo. Resume su enfoque con una frase de Reagan: «paz a través de la fuerza», pero sigue siendo crítico con la OTAN y los altos mandos militares de EE. UU., a quienes ha calificado como «no líderes». Además, ha elogiado repetidamente a figuras autoritarias como Viktor Orban de Hungría y Vladímir Putin de Rusia.

Su victoria ha provocado una ola de felicitaciones de parte de los líderes de derechas en América Latina, quienes consideran que su regreso a la Casa Blanca fortalecerá sus propias posiciones políticas. Líderes como Nayib Bukele de El Salvador y Javier Milei de Argentina, quienes han expresado su apoyo a Trump en el pasado, fueron de los primeros en congratularlo por su triunfo.

Bukele, cuyo enfoque en seguridad parece alinearse con las políticas del republicano, escribió: «Felicitaciones al presidente electo de los EE. UU., Donald Trump. Que Dios le bendiga y le guíe». Por su parte, Milei, presidente de Argentina, manifestó su apoyo con un mensaje que decía: «Felicitaciones por su formidable victoria electoral. Ahora, ‘Make America Great Again’. Saben que pueden contar con Argentina para llevar a cabo su tarea. Éxitos y bendiciones». Ambos líderes latinoamericanos han sido participantes activos en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), un evento clave de la derecha estadounidense, donde mostraron su respaldo a Trump.

Además de estos, otros políticos latinoamericanos como Daniel Noboa, el presidente electo de Ecuador, y el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, también expresaron su apoyo a la victoria de Donald Trump. Noboa, quien aspira a la reelección en Ecuador, destacó en su cuenta de X: «¡Felicitaciones a Donald Trump! El futuro parece prometedor para el continente». Bolsonaro, que mantuvo una relación cercana con Trump durante su presidencia, también felicitó a su aliado, destacando que su regreso a la presidencia de EE. UU. es un «resurgimiento» de un «verdadero guerrero» que venció «contra todo y contra todos». E4


Aranceles y deportaciones, México se prepara para el impacto

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, felicitó a Donald Trump por su victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, expresando su confianza en que ambos países continúen trabajando de manera coordinada. En su mensaje, Sheinbaum destacó que no hay motivo de preocupación por el triunfo del republicano y subrayó la importancia de mantener una relación basada en el diálogo y el respeto a la soberanía de ambos países, especialmente en el contexto de los desafíos comunes, como la migración y el tráfico de drogas.

Los analistas coinciden en que, aunque el impacto inicial del triunfo de Trump podría generar tensiones comerciales y sobre la migración, México tiene margen para negociar. Durante la campaña, Trump amenazó con imponer aranceles de hasta el 25% sobre las exportaciones mexicanas si no se frenaba la «embestida de criminales y drogas», lo que provocó un impacto negativo en el peso mexicano. Sin embargo, Sheinbaum reafirmó la solidez de la economía mexicana, destacando que la relación comercial entre ambos países está respaldada por el T-MEC, el tratado que México comparte con EE.UU. y Canadá.

El T-MEC, aunque renegociado bajo la administración de Trump, será revisado en 2026, lo que representa una oportunidad para redefinir las condiciones comerciales. En este contexto, las amenazas de Trump sobre aranceles y otras políticas más agresivas podrían ser negociadas, ya que, como apuntan los analistas, Trump suele negociar desde una posición de fuerza.

Además, el tema migratorio será uno de los mayores puntos de fricción. Trump ha prometido deportar a millones de migrantes indocumentados, lo que podría generar consecuencias graves para América Latina, que depende en gran medida de las remesas enviadas desde EE. UU. Algunos analistas sugieren que Sheinbaum podría actuar como su antecesor, López Obrador, utilizando una postura pragmática para negociar en temas como la migración.

El fentanilo se ha convertido en una de las principales preocupaciones para las autoridades de Estados Unidos, especialmente debido a su creciente presencia en las calles y su vínculo con miles de muertes por sobredosis. La droga, fabricada principalmente en laboratorios clandestinos en China, es altamente letal y se introduce en el mercado estadounidense a través de diversos puntos, incluido México. Las autoridades estadounidenses han acusado a China de ser un actor clave en la producción y distribución de fentanilo, aunque las rutas de tráfico suelen involucrar a organizaciones mexicanas que lo contrabandean a través de la frontera. Esta situación ha generado un debate sobre las políticas de control y las medidas para frenar el flujo de fentanilo hacia EE. UU.

Por otro lado, Trump ha expresado su preocupación por el creciente número de empresas chinas que están estableciendo fábricas en México, lo que considera una amenaza a la seguridad económica y comercial de Estados Unidos.

El expresidente ha afirmado que estas empresas fabrican productos, incluidos vehículos, para luego ser exportados a su país, una situación que, en su opinión, pone en peligro los intereses laborales y manufacturados de EE. UU.

En este contexto, Trump ha declarado que invocará la cláusula de renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) si se llega a confirmar que las inversiones chinas en México están tomando una proporción significativa. Sin embargo, el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, desmintió estas afirmaciones, aclarando que no existen plantas de automóviles chinos en el país y sugiriendo que las declaraciones de Trump responden a un contexto electoral más que a una realidad económica. E4

Argentina, 1977. Periodista, editor y corrector de periódicos mexicanos y argentinos. Estudió Comunicación Social y Corrección Periodística y Editorial en Santa Fe, Argentina. Actualmente es jefe de Redacción de Espacio 4, donde trabaja desde hace más de diez años.

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