La presidenta Claudia Sheinbaum y sus homólogos de Brasil, Chile y Colombia estrechan lazos en la cumbre del G-20; también se entrevista con el líder chino Xi Jinping. Lula da Silva pone el acento en la justicia social durante el lanzamiento de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza
Orsi, el heredero político de Pepe Mujica en Uruguay
«Contrarresta a tus adversarios y apoya a tus amigos»: Rubio
Mientras la 4T avanza a tambor batiente y la presidenta Claudia Sheinbaum sienta las bases de su segundo piso, el aturdimiento impide a las oposiciones y a los grupos de poder articular un discurso convincente y un plan que compita social y electoralmente con la fuerza apabullante de Morena. El Gobierno utiliza todos los instrumentos a su disposición para profundizar el cambio de régimen. Los movimientos del PAN y el PRI son inmediatamente anulados por la aplanadora de Morena, PT y Verde. La vieja partidocracia actúa de espaldas a sus bases y a los votantes contrarios al proyecto iniciado por Andrés Manuel López Obrador. La incuria y la falta de liderazgo facilitan la tarea de la 4T para ejercer el poder por mucho tiempo.
En estas circunstancias, la reacción vuelve a cifrar sus esperanzas en Estados Unidos, su refugio histórico. Durante la Revolución y otros procesos cruciales para México, Washington determinó, según su conveniencia, el ascenso y caída de las facciones en pugna y de sus respectivos caudillos. Sin embargo, la situación de hoy es distinta. La alternancia de 2018 conjuró el riesgo de un cambio violento. El PRI perdió el poder no por las armas —condición sine qua non para entregar el mando del país, según la perspectiva del fallecido exlíder de la CTM, Fidel Velázquez—, sino con votos. La legitimidad de la presidenta Sheinbaum y el vigor del movimiento que lidera, tras el retiro de AMLO, le permiten hacer frente al asedio de las fuerzas internas y externas para que alinee su agenda a sus intereses.
«El hambre y la pobreza no son el resultado de la escasez o de fenómenos naturales, son el producto de decisiones políticas que perpetúan la exclusión de gran parte de la humanidad».
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil
La expectativa de que el proteccionismo y el endurecimiento de las políticas migratoria y de seguridad de la administración de Donald Trump ablanden al Gobierno mexicano y lo obliguen a ceder ante la oligarquía y las calificadoras de riesgo, entusiasma a los sectores que siempre han antepuesto sus intereses a los del país. Empero, la interdependencia económica de México y Estados Unidos representa un freno por sí misma. La presidenta Sheinbaum tiene negociadores diestros y calificados para sortear la tormenta: José Ramón de la Fuente y Marcelo Ebrard, secretarios de Relaciones Exteriores y de Economía, respectivamente. Ebrard lidió ya con Trump, como canciller, en el Gobierno de AMLO.
Con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), inaugurado en 1994, el intercambio comercial se erigió en uno de los pilares en la relación bilateral, observa el analista René Rodrigo Domínguez. No obstante la incertidumbre causada por las renegociaciones de 2017 y 2018, nuestro país es hoy el principal socio comercial de Estados Unidos por encima de China y Canadá, advierte. En el bienio 2022-2023, EE. UU. importó de México bienes por más 475 mil millones de dólares; en el mismo lapso, las compras al gigante asiático representaron 427 mmdd, una baja del 20%. La tendencia obedece, en parte, a tres factores: a) el éxito de industrias mexicanas como la automotriz; b) los aranceles sobre las importaciones chinas; y c) la respuesta estratégica de China con respecto a las tarifas («La relación entre Estados Unidos y México: continuidades y cambios en 2024», Foreing Affairs, 17.09.24).
«Las crecientes tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos generan un panorama económico y comercial» favorable a México, pues le permiten continuar su expansión de exportador «robusto en el mercado estadounidense», apunta Domínguez. La integración económica de Norteamérica, empero, demanda «estrategias más fuertes», acompañadas de políticas tendentes a «aprovechar y maximizar los procesos de deslocalización cercana (nearshoring)». La revisión del TLCAN, en 2026, puede llevar «a momentos de inestabilidad e incertidumbre» que dañen la agenda económica y las relaciones comerciales. En este escenario, «conservar las fortalezas económicas en la relación bilateral» es vital, dice el experto.
AMLO-CS, contrastes
Si en el frente interno el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum es palpable, en el externo empieza a despuntar. Su primera gira internacional la realizó a Río de Janeiro, Brasil, para asistir a la Cumbre del G20 en la cual se lanzó la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza. La jefa de Estado y de Gobierno mexicana se reunió con el presidente anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, y con sus homólogos de Estados Unidos, Joe Biden; China, Xi Jinping; Francia, Emmanuel Macron; y con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, entre otros líderes mundiales.
Andrés Manuel López Obrador era reacio a salir del país. El primer viaje oficial lo hizo el 8 de julio de 2020 a Washington —en plena pandemia de coronavirus— para celebrar con el presidente Donald Trump el inicio del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), versión actualizada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). AMLO dijo a Trump: «Fallaron los pronósticos, no nos peleamos, somos amigos y vamos a seguir siendo amigos» (BBC News Mundo, 09.07.20). Otro tema que abordaron, junto con respectivas sus comitivas, fue el de la inmigración.
El 8 y 9 de noviembre de 2021, López Obrador participó en la sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en Nueva York. Ese mismo mes regresó a la capital de Estados Unidos con motivo de la cumbre de líderes de América del Norte. Fue su primer encuentro con el presidente Joe Biden y el primer ministro canadiense Justin Trudeau. En 2022 visitó Guatemala, San Salvador, Honduras, Belice, La Habana y nuevamente Washington. En 2023 se entrevistó en Cali con el presidente de Colombia, Gusto Petro.
López Obrador se trasladó después a Chile para acompañar al presidente Gabriel Boric a la conmemoración del 50 aniversario del Golpe de Estado contra Salvador Allende, ocurrido en 1973 con la participación de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés). La última visita oficial del expresidente fue a San Francisco, el 16 y 17 de noviembre de 2023, donde intervino en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la APEC. Doce giras en total, la mayoría dedicada a América Latina. Enrique Peña Nieto visitó 20 países de América, Europa, Asia y África en su primer año de Gobierno (con información Wikipedia).
La presidenta Claudia Sheinbaum tendrá mayor presencia en foros internacionales. Brasil fue apenas el comienzo. México ocupa el lugar 12 entre las economías del mundo de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y The World Factbook, publicación anual de la CIA; le siguen Corea del Sur, Australia y España. La lista la encabezan Estados Unidos, China y la Unión Europea. Las posiciones 9, 10 y 11 corresponden a Brasil, Canadá y Rusia, según la misma clasificación.
México es un país respetado en el mundo. El reconocimiento, patente en la Cumbre del G20, no se debe en modo alguno a la 4T. Sin embargo, contribuye en la medida en que el nuevo proyecto político, económico y social, respaldado en las dos últimas elecciones, afianza su influencia. Así lo confirman el trato y la atención prestada a la presidenta Sheinbaum en Río de Janeiro por parte de los principales líderes e incluso lo reconocen analistas de distinto signo. México es geopolíticamente clave, máxime ahora, cuando Estados Unidos y China compiten por la supremacía comercial y política.
México y Brasil, analogías
Mientras el mundo persista en ignorar a los pobres y desoiga su clamor, los conflictos y la inestabilidad política tendrán a la democracia en jaque. Con la espada de Damocles sobre los Gobiernos de todo signo ideológico, Luiz Inácio Lula da Silva llamó la atención en la Cumbre del G-20: «Aquellos que siempre han sido invisibles estarán en el centro de la agenda internacional». Lula habla desde su experiencia. Con el programa Bolsa Familia, implementado en sus dos primeros ejercicios como presidente de Brasil, rescató a 30 millones de personas de la pobreza y redujo la desnutrición infantil casi a la mitad.
Para acabar con la carrera de Lula, cuya aprobación era del 80% al final de su mandato, la derecha urdió una trama junto con el magistrado Sergio Moro, premiado más tarde con el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública por el presidente Jair Bolsonaro. El 4 de marzo de 2016 la policía arrestó al fundador del Partido de los Trabajadores por actos de «corrupción pasiva» como parte de la operación Lava Jato, dirigida por Moro. Luego de 18 meses en prisión, el Supremo Tribunal Federal declaró a Da Silva inocente y calificó el encarcelamiento de «error histórico».
Moro fue acusado de chantajear al empresario Leo Pinheiro, líder de la contratista OAS, para inculpar a Lula, pero el complot había logrado su propósito: eliminar de la carrera presidencial de 2018 al carismático líder de izquierda, quien lideraba las encuestas. Despejado el obstáculo, el ultraconservador Bolsonaro ganó las elecciones. Durante su encierro, Lula no dejó de recibir homenajes. El 3 de octubre de 2019 el ayuntamiento de París lo nombró ciudadano distinguido por su compromiso contra «las desigualdades sociales» y «las discriminaciones raciales». El título lo recibieron previamente los Nobel de la Paz Nelson Mandela y Shiron Ebadi (Wikipedia).
El statu quo también conjuró contra la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, primera presidenta de Brasil, cuyo segundo mandato revocó el Senado tras someterla a juicio político por violar normas fiscales y maquillar el déficit presupuestario. La justicia la absolvió, lo mismo que Da Silva. Los Gobiernos de izquierda en América Latina siempre han sido acosados por los grupos de presión. Sin embargo, los pueblos tienen memoria. En enero de 2023 Lula se convirtió en el primer político de su país en ocupar la presidencia por tercera ocasión. Afrontó a Bolsonaro y lo venció en segunda vuelta por un margen estrecho. Rousseff fue rehabilitada por su mentor, quien la nombró presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo.
En la apertura de la cumbre del G-20, Lula señaló la raíz de la injusticia social. «El hambre y la pobreza no son el resultado de la escasez o de fenómenos naturales, son el producto de decisiones políticas que perpetúan la exclusión de gran parte de la humanidad». Frente a los líderes de Estados Unidos, China, Francia, Alemania, Canadá y México, soltó un misil: «Incumbe a quienes están aquí la tarea inevitable de poner fin a este flagelo que avergüenza a la sociedad. Este será nuestro mayor legado. Porque no se trata solo de hacer justicia, esta es una condición esencial para construir sociedades más prósperas y un mundo en paz».
Al inicio de su Gobierno, Enrique Peña Nieto invitó a Lula da Silva al arranque de la Cruzada Nacional contra el Hambre, anunciada a bombo y platillo. El resultado fue más pobreza y una cauda de corrupción interminable. Peña terminó con una aprobación del 24% y entregó el poder a un político de izquierda, quien, al igual que Lula, ganó la presidencia después de intentarlo varias veces, no obstante las campañas de los poderes fácticos para impedirlo: Andrés Manuel López Obrador. E4
Orsi, el heredero político de Pepe Mujica en Uruguay
El antiimperialista Frente Amplio vuelve al poder en unas elecciones cerradas donde la participación se aproximó al 90%; el voto allá es obligatorio
El triunfo de Yamandú Orsi (57 años) en las elecciones presidenciales de Uruguay consolida el predominio de la izquierda en América Latina, donde gobierna los Estados más poblados y las principales economías de la región, lideradas por Brasil y México. Diez países se ubican en ese espectro político; cinco en la derecha y cuatro en el centro. Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Claudia Sheinbaum (México), Gabriel Boric (Chile) y Gustavo Petro (Colombia), líderes del bloque mayoritario, se reunieron en la Cumbre del G-20 celebrada en Río de Janeiro el mes pasado.
Como sucede en Argentina con el peronismo, fuerza dominante desplazada ahora del poder por la ultraderecha, el Frente Amplio recuperó la presidencia con Orsi, considerado el heredero político de José Mujica, su líder emblemático. La participación ciudadana rozó el 90% en la primera vuelta y en el balotaje, pues en Uruguay el voto es obligatorio. Entre los primeros en felicitar a Orsi, quien venció al candidato oficialista Álvaro Delgado, del Partido Popular, por un margen estrecho, fueron los mismos citados líneas arriba.
Sheinbaum atribuyó el triunfo del Frente Amplio a la «vocación democrática y progresista» de los uruguayos. Para Lula, la victoria de Orsi también lo es para «toda América Latina y el Caribe». Petro, exguerrillero y primer presidente de izquierda de Colombia, declaró que el resultado «refleja la voluntad de unidad y cambio del pueblo latinoamericano». Boric, el presidente más joven del mundo cuando asumió el cargo en 2022, compartió una parte de su charla telefónica con Orsi. «Hablamos de cómo avanzar juntos (…) en justicia y unidad» (Los Angeles Times, 25.11.24).
Político de origen humilde y con fama de gran negociador, Orsi despachó antes como intendente (gobernador) de Canelones, uno de los departamentos donde la izquierda no había ganado en 200 años. «Si se sobrevive al cargo se puede gobernar cualquier cosa», dijo el expresidente Mujica a El País (24.11.24). Marcos Carámbula exintendente municipal (alcalde) de Canelones y descubridor de Orsi, describe al mismo diario español al presidente electo: «Es tal cual lo ves, sin dobleces, cercano a la gente. Y jamás sacó provecho personal de su poder como secretario general y después como 10 años de intendente».
La democracia uruguaya es una de las más sólidas y mejor calificadas, no solo de América, sino del mundo, según el índice de calidad democrática de The Economist. Se sustenta en «gran medida en un sistema de partidos fuertes que evita la emergencia de líderes populistas y desviaciones autoritarias como las que estamos viendo en otros países de la región», expresa Nicolás Saldías, de la Unidad de Inteligencia de la misma revista. «(…) los uruguayos son los más comprometidos con el sistema democrático de la región, y por mucho» (El País, 20.04.24).
La izquierda ha sido estigmatizada en América Latina; y sus Gobiernos, sujetos a acoso y todo tipo de presiones por parte de las élites y los grupos de poder. Sin embargo, tras la caída de las dictaduras que asolaron al subcontinente en gran parte del siglo pasado, el avance de la democracia le ha permitido ganar más espacios y vencer el miedo infundido en la sociedad. José Mujica es un ejemplo irrefutable. Después de participar en su juventud en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y de haber sido encarcelado 13 años por la dictadura cívico-militar instaurada tras el golpe de Estado de 1972, se convirtió en presidente de Uruguay y en una de las figuras más respetadas y apreciadas del mundo. Su apoyo a Yamandú Orsi resultó fundamental para que el Frente Amplio volviera al poder. E4
«Contrarresta a tus adversarios y apoya a tus amigos»: Rubio
La alianza pro-EE.UU. sugerida por el futuro secretario de Estado será débil e ineficaz si no respeta el Estado de derecho, dice analista
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, eligió a un halcón para dirigir el Departamento de Estado. Marco Rubio será el primer ascendiente de hispanos, en su caso cubanos, que ostente el cargo. El senador por Florida acatará a pie juntillas las instrucciones de su jefe en temas espinosos como la emigración y la política en América Latina. Rubio fijó su posición con respecto a la política exterior en un artículo publicado un año antes de las elecciones. «Es un tema complejo, pero por otro lado, es simple: utilizas las herramientas en el amplio portafolio de las relaciones internacionales para contrarrestar a tus adversarios y apoyar a tus amigos». Uno de ellos es el presidente de Argentina, Javier Milei. «Estados Unidos debería apoyarlo» (La Nación, 10.11.23).
Ante la dificultad de «encontrar aliados en América Latina y el Caribe», el presidente Joe Biden acierta «al alinear a los líderes pro-EE.UU. a través de una política de críticas y de descuido», dice el texto. En ese sentido, advierte que «muchos de los países más poderosos e influyentes de nuestra región están gobernados por autodenominados marxistas». Según el encargado de la diplomacia de Estados Unidos, a partir del 20 de enero próximo, «estos líderes están hundiendo las economías de sus países, y… provocando que miles de personas huyan, a menudo hacia la frontera sur de los EE. UU». Acusa a los autodenominados marxistas de ser «abiertamente hostiles» y de aplaudir abiertamente a los adversarios de su país.
En el mismo tono sectario y alarmista, Rubio denuncia (su columna apareció en noviembre de 2013): «López Obrador en México, Petro en Colombia, Castro en Honduras y Lula en Brasil han empoderado a dictaduras regionales como las de países como Cuba, Venezuela y Nicaragua. También han abierto la puerta a amenazas externas como China, Rusia e Irán, patrocinador de los horrendos ataques terroristas de Hamas contra civiles inocentes en Israel». En cambio elogia a Milei por su compromiso de «alinearse con los EE. UU. y nuestro aliado incondicional, Israel».
Ya con las elecciones primarias encima, Rubio publicó el 23 de abril un texto en la revista National Interest, cuyo contenido analiza el periodista Andrés Oppenheimer en los diarios donde escribe. Rubio propone una alianza de presidentes conservadores de América Latina, con Milei a la cabeza, para detener el avance incesante de la izquierda. «Debemos inspirarnos en la nueva generación de líderes potencialmente proestadounidenses», quienes sienten «un desagrado por el socialismo». Oppenheimer duda que la coalición conservadora logre frenar la influencia de China y Rusia en la región. Pues el peso económico del gigante asiático ha aumentado de manera considerable, mientras que «Washington se ha poco menos que olvidado de sus vecinos del sur».
Trump no se distingue precisamente por ser un demócrata, como apunta el periodista en su columna «La coalición de Rubio en AL». «Si Trump desprecia el Estado de derecho, como lo hizo cuando se negó a aceptar su derrota electoral en 2020, resultará difícil tomar en serio la creación de esta alianza conservadora como una fuerza de defensa de la democracia en la región. La coalición antiizquierdista propuesta por Rubio será una gran idea si sus países miembros respetan el Estado de derecho. De lo contrario, será moralmente débil e ineficaz». La alianza, en caso de crearse, afrontará un enorme obstáculo: el amplio apoyo popular a los gobiernos de izquierda, excepto los de Cuba, Nicaragua y Venezuela por haber devenido en dictaduras. Estados Unidos dejó de ser desde hace tiempo el único jugador en América Latina. E4