El futuro de TikTok, sujeto a la veleidad trumpiana

Negociaciones políticas y económicas determinarán si la aplicación se adapta o enfrenta un posible veto en Estados Unidos. Cancelarla afectaría a 170 millones de usuarios

La existencia de TikTok en Estados Unidos está en jaque. Desde su irrupción en 2016, la aplicación se convirtió en un gigante cultural, especialmente entre los jóvenes. Con sus videos cortos y altamente adictivos, el medio se consolidó como una plataforma de referencia para el entretenimiento, la información y las tendencias globales. Sin embargo, su futuro en el país más poderoso del mundo está bajo amenaza debido a crecientes preocupaciones sobre la seguridad nacional y la propuesta del recién electo presidente Donald Trump de transferir parte de sus acciones a manos estadounidenses.

«Sin la aprobación de Estados Unidos, no hay TikTok. Con nuestra aprobación, vale cientos de miles de millones de dólares, tal vez billones».

Donald Trump, presidente de EE. UU.

La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de prohibir TikTok marcó un punto de inflexión. La sentencia, dictaminada el 17 de enero, responde a los temores de que el Gobierno chino pueda espiar a los usuarios y manipular la opinión pública y terminó por dividir al país. Mientras algunos celebran la medida como un paso crucial para proteger la privacidad y la seguridad nacional, otros lamentan lo que consideran un ataque a la libertad de expresión.

«No hay duda de que, para más de 170 millones de estadounidenses, TikTok ofrece una salida distintiva y amplia de expresión, un medio de participación y una fuente de comunidad», señaló el tribunal, advirtiendo a la vez que «el Congreso ha determinado que la desinversión es necesaria para abordar sus bien fundamentadas preocupaciones de seguridad nacional con respecto a las prácticas de recopilación de datos de TikTok y su relación con un adversario extranjero».

La aplicación, propiedad de ByteDance, ha sido acusada de estar influenciada por Pekín, a pesar de que la empresa asegura que más de la mitad de sus acciones pertenecen a inversores internacionales. Este argumento no fue suficiente para convencer a los jueces, quienes priorizaron las preocupaciones del Departamento de Justicia. El fallo podría significar un golpe mortal para TikTok, aunque su clausura efectiva depende de factores legales y tecnológicos que podrían retrasar su implementación, junto con las intenciones —tan variables como volubles— del presidente Donald Trump.

El magnate neoyorkino, en un giro inesperado, se ha convertido en defensor de la aplicación y concedió una prórroga de 75 días para que la red social siga en funcionamiento. Durante su campaña, TikTok fue clave para captar a votantes jóvenes, un grupo demográfico históricamente esquivo para los republicanos. Trump ha prometido «salvar» la plataforma, aunque su plan exacto sigue siendo incierto. Entre las propuestas destacadas está la creación de una empresa conjunta en la que el capital estadounidense controle el 50% de las acciones de TikTok. Esta medida, según Trump, garantizaría la integridad del país al tiempo que preservaría la aplicación. Sin embargo, tanto ByteDance como las autoridades chinas han mostrado resistencia, rechazando la idea de vender partes clave de su negocio.

Fenómeno cultural en riesgo

TikTok no es solo una aplicación; es un ecosistema cultural. Desde bailes virales hasta debates políticos, pasando por la promoción de música, libros y películas, la plataforma se ha convertido en un espacio vital para mil 690 millones de usuarios activos, 170 millones de los cuales radican en Estados Unidos, según PrimeWeb. Durante la pandemia, se convirtió en un refugio digital, permitiendo a las personas conectar y expresarse en tiempos de aislamiento.

El impacto económico también es significativo. Creadores como Riri Bichri, famosa por sus parodias nostálgicas, han construido carreras enteras en la plataforma. Para muchos, la prohibición representa no solo una pérdida cultural, sino también económica. «Es una gran fuente de la forma en que me gano la vida. Todo el mundo tendrá que adaptarse», lamentó Bichri. Aunque TikTok sigue siendo extremadamente popular, sus críticos advierten sobre riesgos que van más allá de la seguridad nacional. Estudios han mostrado que la aplicación puede tener efectos negativos en la salud mental de los jóvenes, fomentando la adicción y contribuyendo a problemas de autoestima debido a los filtros y tendencias poco realistas.

Por otro lado, el uso de algoritmos altamente personalizados plantea preguntas sobre el control de la información y la creación de burbujas de pensamiento. Los detractores temen que TikTok, bajo el control del Gobierno chino, pueda ser utilizado para manipular la opinión pública en temas sensibles como las elecciones o las relaciones internacionales.

Alternativas y soluciones

La posibilidad de una venta parcial a empresarios estadounidenses podría ofrecer una solución viable. Elon Musk y Kevin O’Leary han mostrado interés en adquirir TikTok, aunque aún no hay acuerdos concretos. La idea de que capital estadounidense asuma el control de una parte significativa de la aplicación es vista por algunos como una forma de garantizar la seguridad nacional mientras se preserva el acceso a la plataforma. Sin embargo, otros señalan que esto no resolvería todos los problemas asociados con el control de datos y la influencia de los algoritmos personalizados.

Mientras tanto, Instagram y YouTube Shorts esperan beneficiarse del vacío que podría dejar la aplicación china. Estas alternativas ya están reforzando sus funciones para atraer a creadores de contenido y marcas que dependen de TikTok, lo cual podría provocar una migración masiva de usuarios, pero no está garantizado que puedan replicar el mismo nivel de compromiso y creatividad que caracteriza la original. E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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