¿En dónde están?

¿En dónde están los muertos?

¿En dónde están?, ¿En dónde los encuentro?

En la casa de la muerte descarnada

quedando en recovecos de tristezas

entre lúgubres y densas telarañas

¿O se alían a la luz esperanzada

que ilumina el paisaje en las mañanas?

¿A dónde van los muertos? ¿A dónde? ¿A dónde van?

¿En dónde están? ¿En dónde? ¿En dónde están?

Que me digan los vivos. De sacos empolvados

llenos de sueños de anhelos y cariños

llenos de magia, de autómata esperanza

llenos vida, carcomiendo las venas

¿En dónde están? ¿En dónde es que se esconden?

En donde aloja la brillantez del alma

que asoma por los ojos, antaño con sonrisas,

ahora hueco sonido de campanas

compases de alegría, tintinando a la nada

¿En dónde están? ¿Están entre campánulas

de sutiles perfumes ¿O en alas de libélulas

de exquisitos vaivenes? Alimentando la inocencia en la tierra

venerando la brisa que renueva.

¿En dónde están los muertos?

Que alguien me diga

que me contesten, que no entiendo la vida

¿Por qué en un tiempo se encariña uno

y en otro tiempo a olvidar se obliga?

¿En dónde están? ¿En dónde es que se encuentran?

¿En dónde quedan los momentos de entrega?

¿Y dónde la pasión por llevar bien la vida?

Y la ilusión de tener muchas cosas. Fútil quimera.

¿A dónde van los muertos? ¿En dónde es que reposan?

¿En dónde está lo que insufla la risa

en dónde está la esencia que respira?

Y que suspira por amores lejanos

de invencibles proezas, imposibles promesas.

En dónde están todos aquellos muertos

que se han adelantado en el camino

aquellos que ni siquiera he conocido

pero escribieron con sangre mi destino

y entre mi carne les debo mi existencia.

¿En dónde están? ¿Hay un país lejano?

Que es especial y a todos los aloja

lo que mi juicio y alma imaginen

no es, la mente esa verdad la forja.

¿En dónde están? ¿Están aquí mirando?

Lo que yo diga nadie lo ha comprobado

solo quien toca el cielo en un arrobo

en un momento de gloria y gran añoro.

Lo que yo diga, es tranquilizar el alma

puedo decir que están entre las alas

de las doradas y azules mariposas

entre el perfume de flores y de rosas.

Puedo decir que andan con delfines

nadando libres, en contoneo de olas

puedo decir que están entre las notas

de las más bellas sinfonías ignotas.

Puedo decir que están entre las risas

entre los brillos de las miradas puras

entre la selva virgen y majestuosa

entre montañas y brisa de jazmines.

Puedo inventar que están aquí, a mi lado

y que me cuidan, como si no tuvieran

nada que hacer, solo estar al servicio

para cuidar mis sueños y mis vicios.

Lo que yo diga o conciba, a quien le importa

la realidad es que desde el primer día

la muerte ronda cerca de mi presente

para llevarme a donde se le invente.

¿O serán ellos quienes manejan los hilos

del resto de nosotros, marionetas muertas

interpretando vilmente esta mentira

del cotidiano vals al que llamamos vida?

¿En dónde están? Que fatua la existencia

tantos vestidos, colecciones inútiles

tantos papeles, medallas inservibles

tanta riqueza que atesoran las manos.

¿A dónde van?, de qué sirvió el llanto

¿A dónde van? de qué sirvió el lamento

o el orgullo, o la alegría en vano

o las disputas, o los gritos, o el canto.

A quién le importa si creo una sinfonía

si regalo mis bienes o los maldigo

a quién le importa si río, o si lloro

o si al final me importa todo un bledo.

¿En dónde están? existencia vacía

de devenir ridículo

andar tras sexo, tras dinero, o tras comida

o ser aceptada en determinado círculo.

¿En dónde están los muertos? mejor a nadie quiero

a nadie añoro, a nadie anhelo, a nadie espero

si todos somos sacos de puros huesos

trajes que visten nuestros endemoniados egos.

¿En dónde están los muertos? que alguien diga

a fin de cuentas también a quien le importa

si estoy aquí preguntando por muertos

cuando yo misma estoy muriendo en vida.

Dejo pasar los rayos de la dicha

y no aspiro el perfume en alegría

y no disfruto el sabor de las caricias

por estar buscando a la muerte estando viva.

¿Que por haber nacido estoy forzada

a morirme y aceptar callada

a llevar entre la piel tatuada

la muerte enjuta en mi soplo enlutada?

¿A dónde van? ¿A dónde? ¿A dónde van?

¿En dónde están? ¿En dónde? ¿En dónde están?

Que alguien responda ¿A dónde van los muertos?

Y para qué pregunto…

Si estando vivos, nadie sabemos en dónde estamos

ni a dónde vamos, ni de dónde venimos…

Poeta coahuilense. Autora de siete libros de poesía: Inspirario entre andares y poemas, Anhelhadas, Jácaras mágicas de Saltillo, Eroticario, Bella niña, Fridario y Vida en negritas. Acreedora del primer lugar internacional en género de poesía del certamen anual convocado por la revista Parnaso del Nuevo Mundo, de Perú. Sus poemas han sido publicados en las revistas Argo, Acequia, de la Ibero, Revista de la UNAM y Espacio 4.

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