Mientras la automatización promete eficiencia, las redacciones se vacían y la calidad desciende. En México, la inseguridad multiplica el escenario: reportear significa pobreza y arriesgar la vida
La profesión periodística está en declive en Europa. Según datos de Eurostat, la Unión Europea ha perdido 2.5% de sus periodistas, autores y lingüistas respecto a 2022. Portugal encabeza el desplome con un alarmante -28%, seguido por Países Bajos (-17,1%) y Austria (-15,4%). Incluso Francia, con su robusta industria editorial, ha visto desaparecer al 13% de sus profesionales del medio.
La cifra total actual es reveladora: menos de 870 mil trabajadores conforman hoy el sector en los 27 países de la UE, incluidos autores y lingüistas. Alemania, Francia, España, Italia y Polonia concentran la mayor cantidad de estos empleos, pero también experimentan síntomas de fatiga: el 60% de los periodistas europeos reporta incertidumbre financiera, exceso de tareas administrativas y temor a la inteligencia artificial (IA).
«La verdad se ha convertido en una moneda de cambio… la prensa continúa pagando el precio de investigar y comunicar la verdad».
Leopoldo Maldonado, director regional para México y Centroamérica de Artículo 19
El problema golpea con más fuerza a los periodistas autónomos pues el 62% necesita empleos alternativos para sobrevivir. Muchos se reciclan como relacionistas públicos, docentes, especialistas en marketing o incluso camareros y repartidores, según revela un informe conjunto de TakTak y Display Europe. Gran parte de esta caída surge en países tradicionales de medios, donde la crisis económica y los avances tecnológicos presionan a redactores y lingüistas. El envejecimiento del sector y la alta tasa de trabajadores independientes (45%) revelan una brecha de seguridad laboral significativa. Pese a todo, el 65 % de los profesionales cree que continuará en el oficio durante los próximos cinco años.
México, aún peor
Si bien el periodismo europeo atraviesa un momento crítico —menos profesionales, más precariedad— mientras busca adaptarse a los retos tecnológicos y financieros, al menos el oficio se ejerce en condiciones que, si bien son difíciles, no ponen en riesgo la integridad física.
En México, sin embargo, ejercer el periodismo no solo exige enfrentar bajos salarios o empleos múltiples, sino que implica también jugarse la vida. Entre 2000 y 2025, 172 periodistas han sido asesinados en el país, según datos de la organización Artículo 19. La violencia no distingue entre reporteros locales o corresponsales internacionales. Basta con documentar el crimen organizado, cuestionar autoridades o denunciar corrupción para ser considerado un blanco. Esta situación convierte a México en uno de los países más peligrosos para ejercer la profesión, solo superado por zonas de guerra como Siria o Palestina.
Además, el 98% de los crímenes contra periodistas permanece en la impunidad, lo que refuerza la censura por miedo y el silencio como mecanismo de supervivencia. A esto se suma una estrategia institucional que, si bien ha creado mecanismos de protección, no ha logrado frenar el riesgo. No es de extrañar entonces que Reporteros Sin Fronteras ubique a México en el lugar 121 de 180 países en su Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024.
En lo laboral, la situación tampoco mejora: más del 60% de los reporteros mexicanos gana menos de 10 mil pesos mensuales y al menos el 40% trabaja sin contrato ni prestaciones, de acuerdo con el Centro de Investigación de la Comunicación. Así, a los problemas estructurales que comparten con sus colegas europeos, los comunicadores mexicanos deben sumar una amenaza permanente de muerte o desaparición, y un sistema judicial que rara vez responde.
IA: ¿herramienta o amenaza?
La IA ha irrumpido con fuerza en las redacciones, generando un debate que divide al gremio entre la fascinación y el miedo. En teoría, sus promesas son amplias: automatizar tareas repetitivas, acelerar la verificación de datos, proponer titulares optimizados y facilitar la traducción multilingüe. Sin embargo, en la práctica, muchos periodistas la perciben como una amenaza directa a su oficio.
En Europa, un número creciente de medios ha comenzado a experimentar con asistentes automatizados, pero muchos redactores denuncian que la carga de trabajo no ha disminuido, sino que se ha despersonalizado. La amenaza más temida es que las empresas editoriales, impulsadas por el ahorro de costes, opten por reemplazar a periodistas humanos en lugar de apoyarlos. Según el informe de TakTak y Display Europe, un porcentaje significativo de profesionales manifiesta preocupación de que su labor pierda valor frente a la eficiencia algorítmica. En Estados Unidos, el estudio «State of Journalism 2024» de Muck Rack encontró que el 53% de los periodistas considera dejar la profesión, y una parte relevante de ese grupo cita el impacto de la IA como factor de incertidumbre.
Así, entre el entusiasmo tecnológico y la precariedad económica, la IA se consolida como uno de los factores más disruptivos en el ecosistema periodístico. No es aún un reemplazo definitivo, pero ya está modificando la manera en que se produce, se difunde y se valora la información. Para muchos, representa una herramienta poderosa si se usa con límites humanos; para otros, es la antesala del apagón profesional. E4
Periodistas bajo presión
Cada vez menos comunicadores ocupan los escritorios en Europa
- Portugal -28.0%
- Países Bajos -17.1%
- Austria -15.4%
- Francia -13%
- Media UE -2.5%