Entre traiciones y alianzas fútiles la luz del «sol azteca» se extingue La fuga de cuadros, el Pacto por México con Peña Nieto y la sociedad con el PRI y el PAN en las últimas elecciones eclipsaron a la organización de izquierdas que en 2012 estuvo a punto de ganar la presidencia de la república. El clan de los «Chuchos», Zambrano y Ortega dan la última palada
La última aventura: una coalición sin fuerza ni corazón
Las siglas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) marcaron un hito en la historia electoral de la izquierda mexicana. Surgido de la «corriente democrática» del PRI que derivó en la formación del Frente Democrático Nacional (FDN) en 1987 y posteriormente en el PRD en 1989, el partido atrajo destacados líderes de la talla de Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Sin embargo, la evolución hacia una «nueva izquierda» eventualmente condujo al declive y sepultura del partido del sol azteca.
Cegados por el resentimiento hacia el movimiento social que les arrebató ideología y militancia (4T), los llamados «Chuchos», Jesús Zambrano y Jesús Ortega, traicionaron al partido. El «Pacto por México», rubricado en 2012 con el PRI y el PAN para respaldar las reformas del presidente Enrique Peña Nieto, junto con la coalición con estos mismos partidos para impulsar la infructuosa candidatura presidencial de Xóchitl Gálvez el pasado junio, sellaron su destino de manera irremediable.
«Me duele, pero me toca decirlo a mí, ya no existe más el PRD (…) fruto de gloriosas batallas y múltiples sacrificios (…) ese PRD que construimos hace 35 años ya no existe más como tal».
Jesús Zambrano, presidente del PRD
El pináculo electoral del PRD se alcanzó en las elecciones presidenciales de 2006, cuando en coalición con los partidos del Trabajo (PT) y Convergencia, obtuvo 14.7 millones de votos (35.3%) bajo la candidatura de AMLO. Ese proceso estuvo marcado por acusaciones de fraude, ya que la diferencia con el ganador, el panista Felipe Calderón, fue mínima, apenas 0.56%, equivalente a 243,934 votos. Además, ese mismo año, el PRD reafirmó su control sobre la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México con Marcelo Ebrard, sucesor de AMLO, y ganó las gubernaturas de Guerrero y Tabasco.
«(El PRD) jugó un papel importante en su momento, porque ese partido evitó esa pretensión bipartidista y era un partido que surgió del pueblo».
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México
Anteriormente, el PRD había participado en dos elecciones presidenciales: en 1994, alcanzó el segundo lugar con 5.8 millones de votos (16.5%) respaldando a Cuauhtémoc Cárdenas (quien había competido en 1988 bajo el FDN contra Salinas de Gortari); y en 2000, cuando quedó en tercer lugar con 5.9 millones de votos (17.08%), apoyando nuevamente a Cárdenas, ahora por la «Alianza por México» (PRD- PT-Convergencia-PAS-PSN). El ganador fue el panista Vicente Fox (PAN-PVEM), con 15.9 millones de votos (42.52), seguido de Francisco Labastida (PRI), con 13.5 millones de votos (36.11%)
«(El PRD) perdió la relación con el pueblo. Se perdió la ideología. Acabaron aliados con el PAN. Pero quizá lo más importante es que se perdió el ser un partido que representara al pueblo de México».
Claudia Sheinbaum, presidenta electa
El impulso de los votos obtenidos por AMLO en 2006 llevó al PRD a conseguir el mayor número de gubernaturas en su historia en 2010, cuando controlaba la Ciudad de México, Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Baja California Sur y Tlaxcala.
Su declive comenzó tras las elecciones presidenciales de 2012, cuando López Obrador, como candidato de la coalición Movimiento Progresista (PRD-PT-MC), obtuvo 15.8 millones de votos (32.4%), quedando en segundo lugar detrás del candidato priista Enrique Peña Nieto (PRI-PVEM), quien alcanzó 19.1 millones de votos (39.1%). A pesar de que Peña Nieto superó ampliamente el tope de gastos de campaña, las autoridades electorales confirmaron su victoria.
El 9 de septiembre de ese año, apenas 10 días después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) confirmara los resultados, el tabasqueño se separó oficialmente del PRD. Esta decisión fue motivada en gran medida por las diferencias ideológicas y estratégicas con la dirigencia del partido, pero también por la necesidad de establecer un nuevo movimiento político que representara mejor sus principios y objetivos.
En 2018, apenas cuatro años después de que el Instituto Nacional Electoral (INE) otorgara el registro como partido político al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) –creado por AMLO en 2011 y convertido en asociación civil en 2012–, el PRD se alió con el PAN y Movimiento Ciudadano para respaldar la candidatura de Ricardo Anaya. El panista obtuvo apenas 12.6 millones de votos (22.2%), mientras que AMLO, por la coalición «Juntos Haremos Historia» (Morena-PT-PES), recibió 30 millones de votos (53.19%). En ese proceso, el PRD obtuvo 2.8 millones de votos por sí mismo, lo que representó alrededor del 5.4% del total de votos emitidos.
En los años subsiguientes el PRD perdería todas las gubernaturas y finalmente su registro nacional. En las elecciones del 2 de junio de este año, la coalición «Fuerza y Corazón por México» (PRI-PAN-PRD) logró obtener aproximadamente 16 millones de votos (27.4%). En contraste, Claudia Sheinbaum de la alianza «Sigamos Haciendo Historia» recibió alrededor de 35.9 millones de votos (59.7%), lo que marcó una diferencia significativa en el resultado electoral.
Por sí mismo, el PRD obtuvo 1.1 millones de votos (1.8%), situándose por debajo del umbral del 3% necesario para mantener su registro. Lo mismo en 19 entidades, por lo que solo podrá participar en elecciones para gobernador y ayuntamientos en 13 de las 32 entidades federativas: Aguascalientes, Baja California Sur, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Michoacán, Morelos, Oaxaca, San Luis Potosí, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
En ruinas
Además del escaso 1.8% de los votos en las elecciones presidenciales del pasado 2 de junio, el PRD obtuvo apenas un 2.27% para senadurías y un 2.43% para diputaciones. Como resultado, el partido logrará únicamente dos senadurías por primera minoría, una diputación federal de mayoría relativa y 25 diputaciones locales distribuidas en diez estados.
Zambrano, quien ocupaba el primer lugar en la lista de senadurías plurinominales del PRD, deberá dejar su actual curul en la Cámara Alta. El dirigente aseguró que José Sabino Herrera (Tabasco) y Araceli Saucedo (Michoacán), quienes obtuvieron su escaño por primera minoría bajo el PRD pero ahora se quedarán sin partido, no se unirán a las filas del oficialismo.
En las recientes elecciones, el PRD obtuvo solo 82 de las 2 mil 458 presidencias municipales en todo el país, lo que equivale al 3.3% del total. Estos ayuntamientos están distribuidos en 20 estados, la mayoría (36) en Guerrero, Michoacán y Veracruz.
Aunque que la dirigencia perredista ha presentado 188 impugnaciones contra los resultados del 2 de junio, argumentando que la violencia y el crimen organizado afectaron a sus candidatos y, por ende, su votación, y solicitando un recuento de votos para evitar la inminente pérdida del registro nacional (necesita 200 mil votos más), el propio Zambrano ha reconocido que el PRD «ya no existe».
«Me duele, pero me toca decirlo a mí, ya no existe más el PRD (…) fruto de gloriosas batallas y múltiples sacrificios, y que fue fundamental en el proceso de transición democrática, ese PRD que construimos hace 35 años ya no existe más como tal», dijo en una reunión de la corriente perredista «nueva izquierda». Allí, reconoció que el 2 de junio «el golpe de la realidad fue brutal» y el ciclo vida del partido «se agotó drásticamente».
Sin embargo, el dirigente achaca los errores a sus aliados. «Ciertamente, se cometieron múltiples errores en la coalición opositora. Nunca hubo una estrategia de campaña discutida y acordada por todos: con la candidata (Gálvez), los partidos aliados (PRI-PAN-PRD) y la representación de la sociedad civil».
Criticó que «el cuarto de guerra» haya funcionado sin coordinación con las dirigencias partidistas, quienes se dejaron llevar por «la ilusión óptica de las plazas públicas repletas, de la calle, de la conversación pública, de la marea rosa y de algunas encuestas que nos colocaban en empate técnico».
«El diseño de las giras de nuestra candidata presidencial no se decidió con las direcciones nacionales. Además, nunca quedó claro cuál era el perfil de Xóchitl, qué representaba, qué ofrecía, dicho sea, sin menoscabo de su capacidad y de sus invaluables y extraordinarios esfuerzos como candidata mujer», dijo.
En entrevista con el periódico español El País (22.06.24), Zambrano niega que los «Chuchos» hayan provocado la decadencia del partido y asegura que Morena «va rumbo a Venezuela»
Si bien AMLO reconoció que el PRD «jugó un papel importante en su momento, porque ese partido evitó esa pretensión bipartidista y era un partido que surgió del pueblo, de un fraude electoral, de mucha gente que dio su vida y que luchó por causas justas», la virtual presidenta Claudia Sheinbaum, también experredista, atribuyó su declive al desvarío ideológico.
«Perdió la relación con el pueblo, lo más importante. Se perdió la ideología, acabaron aliados con un partido como el PAN. Pero quizá lo más importante es que se perdió el ser un partido que representara al pueblo de México y en el momento en que eso se pierde, se pierde todo», expresó el pasado 17 de junio.
¿Nuevo partido?
Mientras un interventor designado por el INE supervisa la desaparición del partido a escala nacional (el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tiene hasta agosto para resolver las impugnaciones), Zambrano y los «Chuchos» ya están pensando en la creación de un nuevo partido.
«En caso de perder nuestro actual registro, debemos trabajar por el registro legal de un nuevo partido, con un nuevo nombre, dejando atrás las prácticas y vicios que provocaron los actuales resultados en el #PRD. ¡Caminaremos con todos los que quieran refrendar su compromiso por un México mejor!», publicó el dirigente en sus redes sociales el 15 de junio.
«Nosotros queremos contribuir a la reconstrucción del PRD o la construcción de una nueva fuerza política con nuevas reglas, con nuevos planteamientos e incluso hasta con un posible nuevo nombre», señaló.
«No tengo ninguna duda de que debemos reinventarnos, ir al encuentro de todos los liderazgos y fuerzas importantes de la sociedad con quienes coincidimos en este proceso electoral para junto con ellos construir una nueva fuerza política progresista de corte socialdemócrata, que diseñe su propio programa, un nuevo perfil, nuevos esquemas organizativos», agregó
En el mismo contexto, la dirigencia está intentando preservar su nombre y logotipo registrándolos como marca patentada ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). El 27 de mayo pasado, el IMPI publicó la solicitud de registro de marca, que incluye su nombre y el distintivo logotipo de un recuadro amarillo con la imagen de un Sol Azteca en color negro.
Según los datos del expediente, el PRD continúa utilizando la misma dirección que ha sido su sede histórica: Benjamín Franklin 84, colonia Escandón, Ciudad de México, así como su mismo Registro Federal de Contribuyente (RFC). El partido indica que utilizó por primera vez el nombre e imagen que busca mantener como marca registrada el 26 de mayo de 1989, fecha de su fundación.
El objetivo de mantener su nombre como marca registrada, argumenta, es para propósitos de «publicidad, gestión de negocios comerciales, administración comercial y trabajos de oficina». Hasta el cierre de esta edición, el IMPI aún no había aprobado el registro. E4
Sueños sin conquistar
1994
- Candidato: Cuauhtémoc Cárdenas
- Partido: PRD
- Resultados: 5.8 millones de votos (16.5%)
- Puesto: Segundo lugar
2000
- Candidato: Cuauhtémoc Cárdenas
- Partido: Alianza por México (PRD-PT-Convergencia-PAS-PSN)
- Resultados: 6.2 millones de votos (16.6%)
- Puesto: Tercer lugar
2006
- Candidato: Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
- Alianza: Coalición Por el Bien de Todos (PRD-PT-Convergencia)
- Resultados: 14.7 millones de votos (35.3%)
- Puesto: Segundo lugar (diferencia con el ganador, Felipe Calderón, 0.56%)
2012
- Candidato: Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
- Alianza: Movimiento Progresista (PRD-PT-MC)
- Resultados: 15.8 millones de votos (32.4%)
- Puesto: Segundo lugar
2018
- Candidato: Ricardo Anaya
- Alianza: Por México al Frente (PAN-PRD-MC)
- Resultados: 12.6 millones de votos (22.2%)
- Puesto: Segundo lugar
2024
- Candidata: Xóchitl Gálvez
- Alianza: Fuerza y Corazón por México (PRI-PAN-PRD)
- Resultados: 6 millones de votos (27.4%)*
*Por sí solo, el PRD obtuvo 1.1 millones de votos (1.8%), insuficiente para mantener su registro nacional
La última aventura: una coalición sin fuerza ni corazón
El pacto con el PRI y el PAN fue un error fatal para el PRD, que intentaba preservar su relevancia política en un contexto cada vez más dominado por Morena. La alianza Fuerza y Corazón por México, en lugar de generar sinergias positivas, exacerbó las divisiones internas del partido y alienó a gran parte de su base tradicional, que veía al PRD como un referente de izquierda comprometido con causas sociales y progresistas.
A medida que Morena ganaba terreno, absorbiendo estructuras, simpatizantes y liderazgos del PRD, el partido del sol azteca se enfrentaba a un constante proceso de reconfiguración y debilitamiento. La pérdida de Michoacán en 2021 fue la culminación de un proceso gradual de erosión, caracterizado por una significativa disminución en el número de votos y representación parlamentaria.
La situación se agravó con cada ciclo electoral, donde los resultados del PRD mostraban una caída constante en su base electoral. El pasado 2 de junio, el partido apenas alcanzó un mínimo porcentaje de votos, insuficiente para mantener su registro nacional. A pesar de lograr algunas posiciones legislativas por la vía de coaliciones, éstas fueron marginales y fortalecieron la mayoría calificada de Morena.
Este eclipse político no solo afectó la representación del PRD en el Congreso, sino que también puso en duda su capacidad para sobrevivir como partido. Con líderes como Jesús Zambrano reconociendo la inevitabilidad de la despedida, el PRD enfrenta ahora una fase tortuosa de liquidación, enfrentando el desafío de cómo adaptarse o disolverse en un panorama político radicalmente transformado por la emergencia de nuevas fuerzas y la reconfiguración de antiguos partidos.
El PRI, por su parte, enfrenta una crisis profunda que pone en duda su supervivencia hasta su centenario. Históricamente dominante en el siglo XX, el partido ahora lucha por mantener una mínima representación electoral, con solo dos estados bajo su Gobierno y una bancada legislativa reducida al mínimo histórico. Su estrategia de mantenerse relevante mediante cambios cosméticos como el cambio de nombre y logo parece insuficiente frente a una base electoral que sigue disminuyendo. A pesar de las divisiones internas y los desafíos de liderazgo, figuras como Alejandro Moreno aún buscan prolongar su influencia, aunque el futuro del partido sigue siendo incierto.
Por su parte, el PAN también enfrenta un panorama complicado, marcado por un descenso significativo en su presencia gubernamental y legislativa. Bajo la dirección de Marko Cortés, el partido ha visto reducidas sus gubernaturas y su representación parlamentaria, enfrentando críticas por una gestión que no logró capitalizar las derrotas del PRI ni mantener la competitividad frente a la creciente fuerza de Morena. La falta de unidad interna y la percepción de una dirección poco efectiva han debilitado su posición como principal fuerza de oposición, dejándolo en una situación vulnerable de cara a futuros procesos electorales. E4