A menos de tres meses para las elecciones, la actual vicepresidenta acude como la carta demócrata más fuerte para enfrentar al magnate republicano. Con un récord de donaciones y una mejoría en las encuestas, su enfoque en la economía podría ser clave para dar vuelta a las tendencias
Caso Zambada, golpe al narco con efecto electoral
La inminente candidatura presidencial de Kamala Harris ha renovado las esperanzas entre los demócratas de Estados Unidos, especialmente tras el reciente atentado contra Donald Trump, que avivó las aspiraciones del candidato republicano (Espacio 4, 749).
Aunque algunos líderes demócratas piden una elección primaria abierta y hacen declaraciones cautelosas para evitar que la nominación de Kamala Harris se perciba como una «coronación», el apoyo casi unánime de los gobernadores, la mayoría de los delegados y los grandes donantes del partido están allanando el camino de la actual vicepresidenta hacia la Convención Nacional Demócrata, que se celebrará del 19 al 24 de agosto en Chicago.
El cierre de filas en torno a Kamala Harris, tras la renuncia de Joe Biden a sus aspiraciones de reelección el 21 de julio, ha reavivado el entusiasmo dentro del partido. Este impulso, que se había visto desalentado tras la deficiente actuación de Biden en el debate del 27 de junio, ha generado la sensación de que es posible detener a Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre.
Dos datos puntuales abonan a este clima: 1) el récord de donaciones a favor de Harris, superando los 200 millones de dólares en poco más de una semana, y 2) las primeras encuestas que la sitúan dos puntos por encima de Trump, en contraste con la desventaja de dos puntos de Biden.
Si bien parte del avance en los sondeos puede atribuirse a la intensa cobertura mediática, la idea de una primera mujer y negra (de ascendencia del sur de Asia) en la presidencia de EE. UU. resuena profundamente en el electorado femenino y entre las minorías. Muchos ven en Harris la oportunidad de implementar el cambio necesario para frenar la agenda ultraconservadora del magnate republicano.
«¿Queremos vivir en un país de libertad, compasión y Estado de derecho o en un país de caos, miedo y odio?», dijo Harris en una de sus primeras intervenciones como potencial candidata. Para ella, el proyecto político de Trump es «un ataque directo a nuestros hijos, familias y futuro (…) Estos extremistas quieren hacernos retroceder, pero no lo haremos», agregó.
Aunque Harris ha respaldado la plataforma de Biden durante los últimos cuatro años, previamente defendió posturas más progresistas en temas como salud e impuestos, lo que le ha valido críticas del ala más conservadora del partido. Además, su mano dura en migración y su firme apoyo a Israel han generado rechazo entre jóvenes, latinos y afroamericanos.
Sin embargo, la principal preocupación del electorado se centra en la economía. Mientras define su equipo, deberá presentar propuestas claras para abordar las finanzas públicas y la inflación, diferenciándose de su papel como vicepresidenta.
A menos de tres meses del proceso electoral, la exsenadora y exfiscal californiana tiene mucho trabajo por delante para consolidar su apoyo. No obstante, desde el principio, se percibe como el proyecto político más fuerte para evitar un segundo mandato de Trump, con implicaciones que van más allá de Estados Unidos.
Cierre de filas
El rápido consenso en torno a la figura de Kamala Harris, logrado en cuestión de horas tras el anuncio de su posible candidatura, subraya la urgencia de frenar al republicano Donald Trump, que parecía encaminarse hacia una victoria casi segura.
La actual vicepresidenta de Estados Unidos ha alcanzado el umbral de apoyos necesarios dentro del Partido Demócrata para asegurar su candidatura. Según encuestas recientes de la agencia Associated Press (AP) y CNN, Harris ha sobrepasado el número crucial de 1,976 delegados dispuestos a votar por ella, lo que representa más de la mitad del total requerido. Esta cifra la posiciona como la candidata favorita para enfrentar a Trump en las elecciones del 5 de noviembre.
Los delegados, representantes de sus respectivas áreas en la Convención Nacional Demócrata (DNC), son fundamentales para la nominación del candidato presidencial y su compañero de fórmula. Si Harris mantiene el apoyo mayoritario durante la votación del 19 al 22 de agosto de 2024, formalizaría su candidatura.
En este marco, Harris ofreció su primer discurso de campaña, en el que destacó los logros del Gobierno de Joe Biden y arremetió contra su probable rival. «Yo fui fiscal general en California y antes fiscal de tribunal. En esos roles me enfrenté a perpetradores de todo tipo: depredadores que abusaban de las mujeres, estafadores que engañaban a los consumidores, tramposos que rompían las reglas para su propio beneficio (…) así que créanme cuando digo que conozco bien el tipo de persona que es Donald Trump», dijo.
La renuncia del presidente Biden a la reelección ha catalizado un flujo de apoyo hacia Harris. Este respaldo ha llegado de numerosas figuras prominentes del partido, incluida Nancy Pelosi, la expresidenta de la Cámara de Representantes. «Hoy, con inmenso orgullo e ilimitado optimismo por el futuro de nuestro país, apoyo a la vicepresidenta Kamala Harris para la presidencia de Estados Unidos», expresó Pelosi en una declaración reciente. Pelosi calificó a Harris de «brillante y astuta» y dijo que confía en su capacidad para llevar al partido a la victoria en noviembre.
El expresidente Bill Clinton y la excandidata presidencial Hillary Clinton también han manifestado su apoyo a Harris. «Es el momento de respaldar a Kamala Harris y luchar con todo lo que tenemos para elegir. El futuro de Estados Unidos depende de eso», afirmaron en redes sociales.
La vicepresidenta también recibió el apoyo del expresidente Barack Obama, que en un principio no había declarado su preferencia por ningún candidato. El exmandatario y su mujer, Michelle Obama, dijeron en un vídeo que harán «todo lo posible» para llevar a Harris a la presidencia. «Michelle y yo llamamos a nuestra amiga Kamala Harris. Le hemos dicho que pensamos que será una fantástica presidenta de Estados Unidos y que tiene todo nuestro apoyo», declaró Obama en un mensaje en la red X.
Los gobernadores también han mostrado su respaldo a Harris. Gavin Newsom, gobernador de California, la describió como «dura, valiente y tenaz», mientras que Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania, prometió hacer todo lo posible para su victoria. Andy Beshear, gobernador de Kentucky, elogió la inteligencia y empatía de Harris, destacando su potencial para una presidencia exitosa.
Gretchen Whitmer, gobernadora de Míchigan, y JB Pritzker, gobernador de Illinois, donde se celebrará la Convención Nacional Demócrata, también han expresado su apoyo. Pritzker destacó que Harris representa la mejor oportunidad del partido para vencer a Trump.
El Comité Nacional Demócrata ha adaptado su estrategia de recaudación de fondos, creando comités como «Fondo para la Victoria de Harris» y «Fondo de Acción Harris». Además, importantes donantes como Reid Hoffman y Alexander Soros han respaldado públicamente a Harris.
Aunque sin ofrecer un respaldo explícito, líderes demócratas en el Congreso, como Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, también han elogiado a Harris por recuperar rápidamente el apoyo de los delegados.
La ruta progresista
A lo largo de su mandato como vicepresidenta, Harris ha sido una firme defensora de la agenda del presidente Joe Biden. Sin embargo, en el pasado, ha promovido posturas más progresistas.
En su campaña presidencial de 2020, propuso la creación de un sistema de seguro médico respaldado por el Gobierno, aunque sin eliminar por completo los seguros privados. Esta propuesta se situó a la izquierda de la postura de Biden, que prefería fortalecer la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible, pero no era tan radical como el plan «Medicare para Todos», promovido por el senador Bernie Sanders, que Harris copatrocinó en el Senado. Su propuesta permitía la transición hacia un sistema tipo Medicare en un plazo de 10 años, manteniendo las compañías de seguros privados y financiando el sistema a través de impuestos sobre transacciones financieras y empresas en paraísos fiscales.
Tras la anulación del caso Roe vs. Wade en junio de 2022, Harris ha liderado la defensa del derecho la aborto. En enero, emprendió una «gira de libertades reproductivas», que incluyó una visita a una clínica abortista en Minnesota, una novedad para un vicepresidente en funciones. Aunque las políticas actuales de Harris pueden no diferir significativamente de las de Biden, su enfoque más activo y su compromiso con la salud materna podrían hacerla una defensora más eficaz del derecho al aborto.
En el ámbito de impuestos, Harris propuso, como senadora, una deducción fiscal reembolsable de hasta 6 mil dólares anuales por pareja para familias trabajadoras y de clase media, que habría costado unos 3 billones de dólares en diez años. Esta medida permitiría a los contribuyentes recibir pagos mensuales de hasta 500 dólares, evitando el uso de préstamos de día de pago con altos intereses. Además, propuso elevar la tasa del impuesto corporativo al 35%, en lugar del 28% que Biden ha sugerido.
En cuanto a la reducción de costos de los medicamentos, Harris plantea establecer un «precio justo» para fármacos que sean más baratos en países comparables, como Canadá y Reino Unido, y permitir al Gobierno importar medicinas o licenciar patentes si se detecta abuso de precios. Como fiscal general de California, Harris ya había perseguido a farmacéuticas por prácticas abusivas, logrando acuerdos multimillonarios.
Harris también ha impulsado la vivienda asequible mediante la Ley de Alivio de Alquileres, que propone un crédito fiscal reembolsable para inquilinos que gastan más del 30% de sus ingresos en alquiler y servicios públicos. E4
¿Quién es Kamala Harris?
Kamala Harris ha tenido una carrera destacada en la política estadounidense, caracterizada por su enfoque en la reforma del sistema de justicia, la protección de los derechos civiles y el avance de la justicia social. Su trayectoria ha demostrado un compromiso constante con la mejora del sistema judicial y la promoción de políticas progresistas.
Edad: 59 años
Lugar de Nacimiento: Oakland, California, EE. UU.
Partido: Demócrata
Educación:
Universidad de Howard (Ciencias Políticas y Economía)
Universidad de California, Hastings College of the Law (Doctorado en Derecho)
Fiscal de Distrito del Condado de San Francisco (2004-2011)
Implementó el programa de «Criminal Justice Diversion» para ofrecer alternativas a la prisión para delitos menores y problemas de salud mental.
Fiscal general de California (2011-2017):
Abordó la reforma del sistema de justicia penal y promovió políticas contra el tráfico de personas y la violencia doméstica. Fue reconocida por su trabajo en la reforma del sistema de fianzas y el fortalecimiento de las leyes contra el fraude y el abuso financiero.
Luchó contra el cambio climático mediante el litigio contra grandes compañías contaminantes y defendió la implementación de medidas de protección del consumidor.
Senadora de California (2017-2021):
Miembro de los comités Judicial, de Inteligencia y de Asuntos de Seguridad Nacional. Destacó por su trabajo en la reforma del sistema judicial y en la defensa de los derechos civiles.
Ley de Justicia para Víctimas de Delitos de Odio: Introdujo legislación para aumentar las protecciones para las víctimas de delitos de odio.
Ley de Justicia Penal: Propuso reformas para abordar la brutalidad policial y mejorar la transparencia en la aplicación de la ley.
Ley de Cuidado Asequible: Apoyó y promovió la expansión del acceso a la atención médica y la protección de la Ley de Cuidado Asequible.
Vicepresidenta de los Estados Unidos (2021-Presente):
Defensora clave de las políticas de la administración Biden, trabajando en temas como la infraestructura, la reforma migratoria y el fortalecimiento de la justicia social.
Ha liderado esfuerzos para abordar la crisis del cambio climático, la reforma del sistema de inmigración y la promoción de la igualdad racial y económica.
Caso Zambada, golpe al narco con efecto electoral
La detención de Ismael «el Mayo» Zambada García y de Joaquín Guzmán López, el 25 de julio de 2024, en el aeropuerto de El Paso, Texas, ha desencadenado un nuevo capítulo en la lucha contra el narcotráfico y puede representar un impulso electoral crucial para la demócrata Kamala Harris.
La captura de estos dos capos del narcotráfico se produce en un momento estratégico, con menos de tres meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
«El Mayo» Zambada, cofundador del Cártel de Sinaloa, y su socio, Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín «el Chapo» Guzmán, fueron arrestados bajo circunstancias que aún suscitan misterio y controversia. Según versiones iniciales, Guzmán López habría atraído al «Mayo» con la promesa de inspeccionar pistas de aterrizaje clandestinas. Sin embargo, el avión desvió su ruta hacia Texas, donde esperaban agentes estadounidenses para efectuar la detención. La versión oficial, revelada por el periodista Luis Chaparro, sugiere que este arresto fue el resultado de un acuerdo pactado entre los capos y las autoridades estadounidenses, en un contexto de negociaciones previas para facilitar la entrega de ambos.
La captura de estos líderes del Cártel de Sinaloa podría ser vista como una victoria significativa para la administración de Joe Biden, especialmente ahora que el presidente ha cedido el lugar a su vicepresidenta en la carrera por la Casa Blanca. La administración demócrata ha enfrentado críticas por su manejo del tráfico de fentanilo, una crisis que ha causado la muerte de decenas de miles de estadounidenses en los últimos años. La detención de Zambada y Guzmán representa un golpe contundente contra el tráfico de esta droga letal, un tema que ha dominado el debate electoral.
El fiscal general Merrick Garland destacó que los capos enfrentan cargos graves en Estados Unidos, incluyendo tráfico de fentanilo y lavado de dinero. Estos arrestos, atribuibles a la colaboración de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) y el FBI, marcan un claro mensaje de acción efectiva contra el narcotráfico, contrastando con la percepción de ineficacia que había marcado el período de la administración anterior.
La detención no solo fortalece la posición de Harris en el debate sobre seguridad y narcotráfico, sino que también proyecta una imagen de firmeza y eficacia en la lucha contra el crimen organizado. A medida que se acercan las elecciones, este golpe puede servir como un testimonio del compromiso de la administración demócrata para enfrentar los problemas de seguridad pública, ofreciendo a Harris una plataforma sólida para atraer a los votantes preocupados por la crisis de fentanilo y el narcotráfico. E4