El moreirato estuvo a punto de hacerle perder al PRI la gubernatura en 2017. Empero, seis años después se recompuso para quedar en condiciones de ser el único partido en gobernar 100 años un estado. Precisamente el del líder antirreeleccionista, Francisco I. Madero. El PRI ha conservado el poder por la combinación de varios factores: una oposición débil, dividida y sin liderazgo; sociedades complacientes, acríticas y poco participativas; y el alineamiento de los poderes fácticos con el Gobierno. Pero también —y estos son los elementos clave— por su disciplina férrea, el control territorial y presupuestario y una base electoral estable.
No es casual que 10 de los 24 gobernadores de Morena hayan militado antes en el PRI: Layda Sansores (Campeche), Eduardo Ramírez (Chiapas), Julio Ramón Menchaca (Hidalgo), Miguel Ángel Navarro (Nayarit), Sergio Salomón Céspedes (Puebla), Alfonso Durazo (Sonora), Américo Villarreal (Tamaulipas), Lorena Cuéllar (Tlaxcala), Joaquín Jesús Díaz (Yucatán) y David Monreal (Zacatecas).
En Coahuila las renuncias de Armando Guadiana y Javier Guerrero no tuvieron el mismo efecto porque el PAN era la primera fuerza opositora y Guillermo Anaya, un líder competitivo. Morena carecía de estructura para apuntalar a Guadiana; y la candidatura independiente de Guerrero estaba en franca desventaja frente a la partidocracia.
Sin embargo, en los siete últimos años las circunstancias cambiaron drásticamente. En 2023 Morena ya era el partido dominante. En Coahuila no ganó el Gobierno porque la alianza Sigamos Haciendo Historia se dividió. El PT postuló a Ricardo Mejía. Guadiana captó apenas el 21% de los votos frente al 56% del candidato oficialista Manolo Jiménez.
El PRI, por segunda ocasión, conjuró el riesgo de fractura que representaba el exalcalde Saltillo y diputado federal Jericó Abramo Masso. El aspirante recorrió el estado y denunció a la cúpula priista por cerrarle el paso para dejar a Jiménez el camino libre. Lo mismo pasó en la sucesión de 2017, cuando el delfín de Rubén Moreira era Miguel Riquelme.
Morena atrae liderazgos del PRI, PAN, PRD, PVEM y de Movimiento Ciudadano. José Ricardo Gallardo, militante del Verde y exalcalde de Soledad Graciano Sánchez, ganó en 2021 la gubernatura de San Luis Potosí cobijado por la alianza Juntos Hacemos Historia. Joaquín Jesús Díaz asumió el 1 de octubre el Gobierno de Yucatán, no por el PAN, donde inició su carrera, sino por Morena.
La combinación de las siglas del partido guinda y de sus aliados con un buen perfil, como el de Díaz o el de Menchaca, en Hidalgo, entre otros casos, dan por resultado victorias. La fórmula Morena-Guadiana falló en Coahuila por las razones ya expuestas.
El PRI mantiene el predominio, pero 95 años de ejercer el poder desgastan a cualquiera. Máxime si no hay renovación de cuadros y sí, en cambio, acumulación de agravios.
En Coahuila pasa lo mismo que en otras entidades: la fuga de liderazgos de todos los partidos al movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador y ahora bajo la égida de Claudia Sheinbaum. De ahí la importancia de que el PRI se mantenga unido. Ya no solo para afrontar a un Morena aún más fortalecido en los comicios futuros, sino para sortear los riesgos de ser el último baluarte del PRI. Si uno de sus líderes emigra a Morena y se convierte en candidato a gobernador en 2029, podría repetirse la historia de los estados donde la alternancia se logró con un expriista.
Alternancia en perspectiva
«El presidente pone a los gobernadores; los gobernadores, a los diputados; y el pueblo, a los alcaldes». La frase se le atribuye a uno de los políticos de la vieja guardia. Sin embargo, el congreso federal y las legislaturas locales siempre fueron extensión del ejecutivo federal y de los caciques estatales. Por tanto, si los gobernadores y los presidentes municipales debían el puesto a la autoridad inmediata superior, su futuro estaba igualmente en manos de ellos. Las cosas cambiaron con la alternancia en el poder. Ahora resulta cada vez más difícil remover a un gobernador o a un alcalde por razones políticas. La causa es que el voto, emitido ya en elecciones competidas y no simuladas, libera a las autoridades electas de la subordinación a la que en el pasado estaban sometidas.
Existe otro factor: Morena. El movimiento obradorista es un partido atrapalotodo. Es así porque acepta militantes de cualquier organización, sin importar signo ideológico y posición política; sus votantes también son multicolores. Bajo el mismo criterio postula candidatos a todos los cargos de elección popular: alcaldes, gobernadores, diputados, senadores. En el pasado, los expulsados del paraíso tenían como destino común el ostracismo y a veces la cárcel. Hoy Morena los recibe con los brazos abiertos, los purifica, les hace ganar elecciones e incluso protege a gobernadores de otras fuerzas. Es el caso de Samuel García, de Movimiento Ciudadano. Andrés Manuel López Obrador defendió al nuevoleonés de las embestidas del PRIAN, y el Congreso federal, de mayoría morenista, lo cuida de cualquier intento de juicio político.
Después de visitar Coahuila por unas horas a finales de noviembre, la presidenta Claudia Sheinbaum se reunió en privado con Samuel García. Al día siguiente inauguraron la Unidad de Medicina Familiar 73 en San Nicolás de los Garza junto con Zoé Robledo y Javier Guerrero, director general, y operativo del IMSS, respectivamente. Sheinbaum anunció la construcción de un nuevo hospital de especialidades en Santa Catarina y del tren Ciudad de México-Monterrey-Nuevo Laredo. La presidenta se opuso al bloqueo del presupuesto por parte del PRIAN.
«Puede haber diferencias en la política, para eso hay democracia, pero esas diferencias no pueden afectar la vida de un estado. (…) Que esas diferencias se muestren en las elecciones, pero no en el desarrollo y en la viabilidad de distintas obras tan importantes que hay en Nuevo León», declaró la jefa del ejecutivo. (…) Tampoco comparto que no haya cooperación en la seguridad para los habitantes de Nuevo León. Las policías, la Fiscalía y el Poder Judicial deben coadyuvar para la seguridad del pueblo. Esa es su función principal. ¿Qué sentido tiene politizar la seguridad?
La estrategia del PRIAN y los poderes fácticos contra García es para impulsar al mismo candidato que perdió la gubernatura en 2021. De lograr la nominación, Adrián de la Garza le abriría la puerta a Morena para hacerse con el estado cuyo PIB es el tercero más alto del país después de CDMX y Estado de México. Morena postuló en el proceso anterior a Clara Luz Flores, y en 2027 podría optar por Tatiana Clouthier. Estos movimientos deben ser observados en Coahuila por el PRI. En las circunstancias actuales, cualquier fisura, división, renuncia de cuadros importantes o paso en falso podría llevar a la alternancia e incluso provocar conflictos políticos previos.