En una jornada histórica, el 8 de mayo de 2025, la Iglesia católica anunció la elección de su nuevo líder espiritual: el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, quien asumió el nombre de León XIV. Este nombramiento marca un hito al ser la primera vez que un ciudadano de Estados Unidos es elegido como papa, reflejando la diversidad y la universalidad de la Iglesia en el siglo XXI.
El cónclave, que reunió a 133 cardenales en la Capilla Sixtina, concluyó tras cuatro votaciones, una de las elecciones más rápidas en la historia reciente del Vaticano. La fumata blanca, señal de que se había alcanzado un consenso, emergió a las 18:07 horas, provocando una ovación entre los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
León XIV, de 69 años, nació en Chicago y posee una trayectoria eclesiástica marcada por su labor pastoral en Perú, donde sirvió durante más de una década. Su formación académica incluye estudios en Matemáticas y Derecho Canónico, y es conocido por su enfoque pastoral cercano y su compromiso con las comunidades marginadas.
En su primer mensaje como papa, León XIV expresó su deseo de continuar el legado de su predecesor, el papa Francisco, destacando la importancia de la paz, el diálogo y la inclusión. «Ayudadnos a construir puentes», fue su llamado a los fieles, subrayando su intención de promover una Iglesia abierta y dialogante.
La elección de León XIV se interpreta como una señal de continuidad con las reformas iniciadas por Francisco, especialmente en lo que respecta a la sinodalidad y la descentralización de la Iglesia. Su experiencia en América Latina y su perfil pastoral sugieren una voluntad de mantener el enfoque en una Iglesia cercana a los pobres y comprometida con la justicia social.
Entre los principales desafíos que enfrentará León XIV se encuentran la revitalización de la fe en regiones donde la Iglesia ha perdido influencia, la gestión de los escándalos de abusos sexuales y la promoción del diálogo interreligioso en un mundo cada vez más polarizado. Su elección ha sido recibida con esperanza por muchos fieles que ven en él una figura capaz de guiar a la Iglesia en tiempos de cambio y desafíos.
«La elección de un papa estadounidense con formación latinoamericana rompe con varios moldes al interior del Vaticano», opinó una fuente diplomática vaticana. Si bien la nacionalidad de León XIV puede haber generado resistencias discretas entre algunos sectores conservadores europeos, su perfil pastoral y su cercanía con las reformas de Francisco lo convirtieron en una figura de consenso.
En un contexto global marcado por el conflicto, la migración forzada y el colapso ambiental, la figura del nuevo papa podría ser decisiva para reposicionar a la Iglesia como voz ética y referente moral. En sus primeras palabras como pontífice, León XIV enfatizó que «la Iglesia debe ser luz en las tinieblas y consuelo en las heridas del mundo», una declaración que muchos interpretan como una señal de su voluntad de actuar con firmeza.
Con la elección de León XIV, la Iglesia católica inicia una nueva etapa, marcada por la esperanza de una renovación.