Lo que no es parejo… ¡es chipotudo!

Todos nosotros nos damos cuenta, a través de los medios de información, de que lo siguiente sucede frecuentemente: el director técnico de un equipo de fútbol que no da resultados es llamado a cuentas y usualmente se le despide por falta de efectividad, situación que se repite si se trata del manejador de un equipo de béisbol o del responsable técnico de cualquier conjunto deportivo.

Si el director de una empresa no resulta eficiente respecto a la correspondiente venta o producción de bienes, también se le despide, y generalmente también a los funcionarios públicos administrativos que no hacen bien su trabajo se les destituye de su cargo y en ocasiones incluso se les sanciona.

A nadie nos queda duda, tampoco, de que «más frecuentemente que de vez en cuando» aparecen en el escenario público de nuestro país diputados, senadores u otros funcionarios de elección popular no sólo incapaces e ineficientes sino irresponsables, y que, además, como solía decir mi padre, ¡parecen ser alérgicos al trabajo!

Y estos últimos, a diferencia de los primeros que mencioné, permanecen… permanecen… y permanecen en sus cargos, en no pocas ocasiones con una desvergüenza y un cinismo ¡inconcebibles!

 Como «dice el dicho» (perdonando el pleonasmo): «Lo que no es parejo es chipotudo», es decir, puede causar hinchazón… inflamación… tumefacción… irritación… ¡hartazgo!, por tan desvergonzada y cínica falta de responsabilidad.

Es de estricta justicia puntualizar, desde luego, que por fortuna sí existen funcionarios de elección popular que sí trabajan dura, afanosa y muy responsablemente en favor de quienes los han elegido.

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