Se puede decir… que el panorama de Pemex es «caótico»
Pero no se puede decir… que tenga alguna «salvación». Ahora y el futuro de la petrolera mexicana requieren de millones de dólares, no habiendo forma de reunirlos, pero si se hiciera un estudio a profundidad de la crítica situación financiera, se llegaría a la conclusión de que la 4T carece de los recursos para sacarla de dicho problema, no quedando de otra que venderla, rifarla o privatizarla, o de plano como en aquellos tiempos de la expropiación petrolera, en que el pueblo mexicano cooperó con sus bienes, animalitos y alcancías, y así, vuelva a ser de «todos» los mexicanos.
Se puede decir… que todos «mienten»
Pero no se puede decir… que lo hacen sin «tapujos». La presidenta electa nombró a Víctor Rodríguez Padilla como director del alicaído Pemex, y en el momento de su presentación ante los medios del brillante personaje, brotó que el 90% de su trayectoria corresponde a que es un impresionante académico, y el diez a una escasa experiencia en la materia, lo que significa que el gran amigo de Claudia será rodeado, protegido y orientado por un numeroso grupo de asesores, al fin que, para continuar la 4T, sobran recursos para hacer y deshacer, lo que les «venga» en gana.
Se puede decir… que reformar por reformar es «temerario»
Pero no se puede decir… que hacerlo provocará «incomodidad». Cambiar, reconstruir o transformar, molesta, sobre todo a los involucrados, que cuando se acostumbran a desarrollar, laborar y ejercer alguna actividad, y cuando es necesario hacer alguna reestructuración no aceptan con facilidad eso, y esto sucede en casos generales, en cambio, por el contrario, si eso acontece por decreto, venganza o por reacciones viscerales, la situación cambia, dando un giro de ciento ochenta grados, ocasionando entre las partes, inevitable confrontación de «pronósticos» reservados.
Se puede decir… que AMLO peca de «exagerado»
Pero no se puede decir… que no se da «cuenta». Cada vez que puede, no pierde pisada y le faltan adjetivos para loar a la presidenta electa, y al mismo tiempo, le faltan manos para palmearla, en fin, no cabe la menor duda de que se encuentra orgulloso de ella, y henchido de placer, con respecto a tal personaje —que según él— no se equivocó, por eso, y nada más, lo hace y manifiesta abiertamente ante la opinión pública, derecho, sin mentiras y sobre todo sin tapujos, aunque a ella, eso no le parece, así lo manifiesta discretamente cada vez, con una «sonrisa» fingida.
Se puede decir… que el peso sigue de capa «caída»
Pero no se puede decir… que por largo tiempo fue de AMLO su «orgullo». Lo decía recio y quedito, que la divisa mexicana, en lo que iba de su mandato, no se había devaluado, y era cierto, pero desde que empezó a cacarearse la madre de todas las reformas: la Reforma Judicial, la moneda mexicana comenzó a sentir los estertores de su debilidad, que en realidad estaba sostenida por alfileres, sin contar que por esa causa, motivo y razón, también ha estado influyendo que brote la total desconfianza e inseguridad de los inversionistas propios y extraños, hasta en tanto no se resuelva el caos que «atizó» la 4T.
Se puede decir… que por fin Kamala es candidata «presidencial»
Pero no se puede decir… que ya se veía «venir». La vicepresidenta estadounidense formalmente aceptó la candidatura a la presidencia del país más poderoso del mundo, que los demócratas ya lo esperaban y estaban seguro de ello, y no los defraudó, sino todo lo contrario, es más, en su emotiva oratoria, dijo lo que tenía que decir, con lo cual, se echó a la bolsa a sus seguidores, confirmando su añorada aspiración, y si el voto de los norteamericanos la lleva a la Casa Blanca, Kamala Harris asentó: que cumplirá a carta cabal con todas «sus» promesas.
Se puede decir… que es de poder a «poder»
Pero no se puede decir… que es un choque de «trenes». La Reforma del Poder Judicial, planteada por el Poder Ejecutivo, ha hecho que los miembros del primero, se fueran a un paro nacional de actividades, dejando tirados todos los asuntos judiciales que al momento estaban manejando, y como en todo, la más dañada es la ciudadanía que tienen la necesidad de entablar un juicio civil, penal o de amparo, y que por este agarre, se han congelado, y todo por un capricho de una de las partes, y por el otro, al parecer con razón, se están defendiendo como gatos «boca» arriba.