Se puede decir… que la esperanza muere al «último»
Pero no se puede decir… que el Infonavit ya «proceda». Es un secreto a voces que dicha institución habitacional en Torreón fue víctima de millonario fraude, que se extendió a varios estados de la república, y que, para colmo de males, fue planeado y ejecutado por jueces, secretarios, como actuarios y un alto funcionario del Poder Judicial, de los cuales ninguno fue tocado, ya que alguien los puso sobre aviso y se ampararon, y por eso nadie fue detenido, siguiendo libres, y ahora los afectados tienen fe y confianza, que con la reforma a la ley del Infonavit, se les «haga» justicia.
Se puede decir… que hay rumores de que México es un país «peligroso»
Pero no se puede decir… que para los «periodistas». A saber y según datos fidedignos, desde el año 2000 hasta nuestros días, han sido asesinados casi 170 periodistas, por otro lado, en México se afirma que diariamente mueren asesinadas casi 190 personas, con lo que se pronostica a que al final del sexenio sumarán más de 30 mil muertes —si no interviene a tiempo Seguridad— a cargo del supercuico, Omar Garcia Harfuch, que al parecer sí tiene esa capacidad, para poner fin a tanto crimen, que tiene a todos los mexicanos, con su vida en «un» hilo.
Se puede decir que estalló guerra intestina en el «Senado»
Pero no se puede decir… que doña Claudia la «minimizó». El senador Adán Augusto López acusó de malos manejos de dineros que pertenecen a la Cámara de Senadores a Ricardo Monreal, que pronto le contestó, lavándose las manos, y en plena sesión al respecto, se le enfrentó al exsecretario de Gobernación la panista Lilly Téllez a quien quiso callar Gerardo Fernández Noroña —y no pudo— armándola en grande, y sobre ese agarrón innecesario, perdón, increíble, la presidenta lo tomó a juego y dijo que no pasaba nada, con lo que aprueba y apoya la arrabalera conducta de «sus» correligionarios.
Se puede decir… que AMLO actuó a la «mala»
Pero no se puede decir… que lo hizo «adrede». Desde que tomó posesión su plan ya lo tenía trazado en todos los aspectos, por eso lo primero que hizo fue fijarse en su sucesora, la que en todo lo obedecería, atendería y más que nada, lo protegería y jamás lo traicionaría, pero Claudia fue algo o demasiado ingenua, ya que nunca se imaginaría que su maestro, al dejarle la sucesión presidencial, poco a poco descubriría un tiradero en todos los renglones, y solo por mencionar algunos de relevante importancia: seguridad, salud, economía, y mejor aquí le paro, porque me puede dar un «ataque» de nervios.