Se puede decir… que Omar García Harfuch sigue en su «hueso»
Pero no se puede decir… que Claudia lo sigue «protegiendo». Cuando acontecieron los trágicos hechos, en que los estudiantes de Ayotzinapa desaparecieron, hubo buen número de testigos que presenciaron el lamentable suceso, y desde entonces, han sido detenidos numerosa cantidad de ellos, unos son clave, como es el caso del secretario de Seguridad Nacional, que por su importancia debe ser separado de su cargo, para que declare sobre el tremendo caso de los 43 estudiantes desaparecidos, y que nuestra presidenta Claudia, ya no le dé «tanta» protección.
Se puede decir… que la CNTE protesta en «grande»
Pero no se puede decir… que lo hace a su «estilo». Al no llegar a un arreglo, Claudia y la coordinadora, éstos decidieron hacer marchas y plantones en la plancha del Zócalo, instalando carpas por todo el lugar, bloqueando calles adyacentes y afectando a quien menos culpa tienen, como son los comercios del centro de la CDMX, y con este paro magisterial también se daña a cerca de dos millones y medio de escolares, y los maistros, disculpen, maestros, rechazan el aumento al salario del 9%, y exigen el 100%, qué barbaridad, «no» se midieron.
Se puede decir… que más tarde que «nunca»
Pero no se puede decir… que al fin fue inaugurado el «ISSSTE». El hospital ya tenía cerca de seis meses extraoficialmente operando y la presidenta vino a echarlo a trabajar oficialmente, en un acto, en donde por cierto hubo de todo, y no faltaron los abusivos aprovechados, que pronto quisieron convertir el acto presidencial en un movimiento político, pero Claudia se impuso y les puso el alto, para hacer a lo que vino: abrir el nuevo Hospital de Alta Especialidad del ISSSTE, ubicado en la Perla de la Laguna, que tanto se había prometido, y cuyo sueño se «hizo» realidad.
Se puede decir… que Trump sigue «amenazando»
Pero no se puede decir… que lo hace por «inicuo». Hubo en México un dictador en el siglo XlX, llamado Antonio López de Santa Anna, que por todo cobraba impuestos, llegando a la desfachatez de imponer impuestos de un peso por cada perro a las personas que tuvieran en sus casas, llegando al colmo: el de cobrar también por tener determinado número de puertas y ventanas, y aunque las comparaciones son odiosas, así está el presidente gringo, que ahora pretende cobrar el 5% de impuestos a las remesas que envíen al país «nuestros» connacionales.
Se puede decir… que la Cámara de Senadores la usan de «ring»
Pero no se puede decir… que da «vergüenza». La forma en que se pelean en la Cámara Alta los senadores es vergonzoso, se gritan mutuamente hasta de lo que se van a morir, se sacan sus trapitos al sol, sin el más mínimo respeto, son bajos, corrientes y vulgares, escenifican pleitos de callejón de barrio, que hacen que la ciudadanía sufra de pena ajena, dan un verdadero espectáculo rijoso, que solamente se ve en nuestro país, donde carecen de respeto, educación y escaso civismo, que no merecen ser los representantes del pueblo, que más bien, deben de estar en «un» chiquero.
Se puede decir… que la mejor enseñanza es con el «ejemplo»
Pero no se puede decir… que José Mujica de eso dio «clases». Fue presidente de la República de Uruguay, un político fuera de serie, que encabezó a los guerrilleros Tupamaros, y sin embargo, era un revolucionario pacífico, nacido en un barrio pobre de Montevideo, y al correr del tiempo se hizo político, pero no para enriquecerse, sino para servir y ayudar a los marginados, y lo hizo, fue ejemplo de honradez, lo que pregonaba siempre lo practicó, se movía en un usado bocho, era real austero, nada que ver con los políticos de hoy, que se enriquecen en un «dos» por tres.
Se puede decir… que al mal tiempo buena «cara»
Pero no se puede decir… que así seguiremos el resto del «sexenio». No hay duda que ese es nuestro destino, vivir como vamos, tal vez de mal en peor, o sea, estábamos mejor antes, cuando íbamos mal, y es que Claudia, seguirá la línea mismísima que le heredó su antecesor, a lo que sus más cercanos asesores se obligan a despertarla para que reaccione, y sea ella, de una vez por todas, haciendo honor a su investidura de mujer presidenta, demostrando que para nada necesita del nefasto continuismo, que le fue heredado, y que la daña, y de paso, a «todos» los mexicanos.