La incertidumbre para saber y conocer al nuevo Papa de la Iglesia católica alcanza a todos los sectores sociales, políticos, económicos y religiosos en el mundo porque el nuevo jerarca del Vaticano bien podría consolidar una nueva era de apertura al interior de la curia.
Como antecedente hay que destacar que el Papa Francisco culminó una reforma del colegio de cardenales, incorporando personas de todos los rincones del mundo y ahora hay 90 países representados, con un colegio más plural y pastoral.
Incluso una buena parte de los que eligen al Papa fueron nombrados por Jorge Bergoglio y seguramente buscan una continuidad del proyecto anterior que obedezca a los nuevos retos de la Iglesia católica para todos sus segmentos meta.
La mayoría de los cardenales que anticiparon su presencia en el Vaticano y que incluso participaron en los funerales del Papa Francisco, tuvieron encuentros entre sí y algunos de ellos compartieron con varios medios el perfil de lo que la Iglesia católica busca en el nuevo sumo pontífice.
Los testimonios de algunos de los cardenales coincidieron en señalar que el nuevo Papa debe ser factor de unión que conozca plenamente a la curia y que mantenga una buena relación con la mayoría de los cardenales del mundo.
Los requisitos implícitos también apuntan a un perfil negociador al interior de la Iglesia, desde los más altos niveles de autoridad y poder, hasta el religioso común y corriente que participa de los ritos eclesiásticos los domingos y durante la semana.
El humilde escribiente espera incluso nuevas estrategias y formas para atraer a aquellos creyentes que se alejaron de la Iglesia y que son católicos de espíritu, pero no de Iglesia.
Adicional a las expectativas que hoy surgen en el mundo hay que sumar el hecho implícito de que el nuevo Papa pueda superar al anterior, no solo en niveles de influencia y popularidad, sino también en la renovación, transparencia y legalidad de los prelados y religiosos.
Para muchos la presencia del Papa en sus países es fundamental para reforzar la fe en la Iglesia y sus representantes, pero además para mejorar la situación social que viven naciones donde hay altos niveles de violencia.
La agenda para el próximo jerarca en el Vaticano será extensa, apretada y sin descanso, por ello también será necesario un nuevo sucesor de Pedro con fortaleza, salud y entusiasmo para encabezar esta era que está por iniciar.
La esperanza se mantiene viva para que el nuevo Papa sea un líder en el mundo que pueda influir radicalmente para evitar guerras, luchar para combatir la violencia y la inseguridad y acotar el populismo gubernamental de personajes políticos que hoy tienen tomados países y poblaciones que se empobrecen económica y socialmente.