Luces
El Gobierno de México anunció un incremento del 12% en el salario mínimo, efectivo desde el 1 de enero de 2025. Esta medida es fruto de un acuerdo entre los sectores obrero y empresarial, siguiendo la recomendación de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien destacó que esta acción busca reducir la desigualdad económica y fortalecer el bienestar social a lo largo y ancho del territorio nacional. Con este ajuste, el salario mínimo general pasará de 248.93 pesos a 278.80 pesos diarios en la mayor parte del país. En la Zona Libre de la Frontera Norte, el incremento será de 374.89 pesos a 419.88 pesos diarios, fortaleciendo la competitividad de esa región. El objetivo es que el salario mínimo permita cubrir 2.5 canastas básicas, garantizando una mejor calidad de vida para los trabajadores y sus familias. Desde 2018, el salario mínimo ha experimentado una recuperación acumulada del 135%, un logro significativo en términos de justicia social. Organismos internacionales han destacado este avance como un ejemplo de políticas públicas exitosas para reducir la pobreza laboral, fortaleciendo el mercado interno y promoviendo el desarrollo económico en todos los niveles.
La inflación en México logró concluir en 2024 con una tendencia a la baja, alcanzando un 4.44% anual, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Este es el nivel más bajo registrado para este periodo desde 2022, lo que representa un avance significativo en el control de los precios tras meses de políticas monetarias restrictivas. Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye elementos volátiles como alimentos y energía, mostró un aumento quincenal del 0.50%, el más alto desde 2022. Este repunte se atribuye, en parte, a la depreciación del peso mexicano frente al dólar, que ha impactado los precios de las mercancías. Por otro lado, los costos de servicios presentaron una menor inflación quincenal, reflejando un comportamiento más estable en este sector. El índice de precios no subyacente, que incluye tarifas gubernamentales y productos agropecuarios, también mostró una desaceleración. Entre los productos, los servicios turísticos y el transporte aéreo registraron incrementos significativos, mientras que algunos alimentos, como la papaya y el chile serrano, vieron disminuciones notables en su precio, beneficiando a los consumidores.
En diciembre de 2024, durante la presidencia de Brasil en el G-20, se lanzó la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa de alcance mundial que busca erradicar la pobreza extrema y garantizar la seguridad alimentaria en las regiones más vulnerables del planeta. Liderada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, esta coalición internacional surge como respuesta a los crecientes desafíos económicos y sociales que enfrenta la humanidad. Con el respaldo del Banco Mundial, la Alianza tiene como meta extender la protección social a 500 millones de personas para 2030, integrando esfuerzos de Gobiernos, organismos internacionales y donantes. Inspirada en el exitoso programa «Hambre Cero» de Brasil, esta estrategia propone soluciones prácticas adaptadas a contextos locales, marcando un nuevo enfoque en la cooperación global. La comunidad internacional ha recibido la iniciativa como un rayo de esperanza en un año caracterizado por crisis económicas y tensiones políticas. Con esta acción, Brasil posiciona a la justicia y solidaridad global como prioridades compartidas, reforzando la idea de que la cooperación internacional es esencial para garantizar un futuro sostenible.
Sombras
A pesar de la implementación de una nueva estrategia de seguridad desde el 8 de octubre de 2024, México continúa enfrentando una preocupante crisis de violencia en diversas regiones del país. La presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha completado dos meses en el cargo, ha lanzado una serie de iniciativas en sus primeras semanas de mandato, como el decreto para promover la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres. Sin embargo, los altos índices de inseguridad representan uno de los mayores retos para su administración. En estados como Guerrero, Michoacán y Zacatecas, los enfrentamientos entre grupos criminales, junto con el aumento de los homicidios dolosos, han generado alarma entre la población y críticas hacia las estrategias implementadas. Aunque el Gobierno ha reforzado la presencia de la Guardia Nacional y ha anunciado acciones específicas para proteger a las comunidades más afectadas, los resultados todavía no son evidentes. Organizaciones civiles y expertos en seguridad han señalado la necesidad de un enfoque integral que ataque las raíces del problema, como la pobreza y la falta de oportunidades, para lograr una paz sostenible en el país.
México cerró 2024 con un déficit comercial acumulado de 10 mil 779 millones de dólares, reflejando desafíos significativos para la economía del país. En los últimos meses del año se observaron fluctuaciones que revirtieron el superávit registrado en octubre, evidenciando una caída sostenida en las exportaciones y un incremento en las importaciones. En diciembre, las exportaciones totales alcanzaron los 52 mil millones de dólares, mientras que las importaciones llegaron a 52 mil 133 millones, marcando un déficit mensual de 133 millones de dólares. Este comportamiento estuvo influido por una desaceleración en sectores clave como el automotriz y las manufacturas, mientras que las importaciones crecieron debido al encarecimiento de insumos energéticos y bienes intermedios necesarios para la producción nacional. Analistas señalan que el comportamiento de la balanza comercial mexicana podría impactar las proyecciones de crecimiento para 2025, especialmente si persisten factores como la volatilidad en el tipo de cambio y los altos costos de materias primas. Este escenario subraya la necesidad de estrategias que fortalezcan la competitividad de las exportaciones.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 (COP29), celebrada en Bakú, Azerbaiyán, concluyó sin la adopción de acuerdos vinculantes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. A pesar de las alarmantes evidencias científicas sobre el avance del cambio climático y la presión de organizaciones civiles, los líderes mundiales no lograron consensuar medidas concretas para limitar el uso de combustibles fósiles ni acelerar la transición hacia energías limpias. Esta falta de acción coordinada no solo retrasa los esfuerzos necesarios para frenar el calentamiento global, sino que también agrava la crisis climática, con efectos que serán particularmente evidentes en 2025. Se espera que fenómenos extremos como huracanes, olas de calor e inundaciones aumenten en intensidad y frecuencia, afectando a millones de personas y desafiando la resiliencia de las economías globales. Además, la ausencia de compromisos firmes dificulta la implementación de estrategias nacionales efectivas, pues muchos Gobiernos dependen de acuerdos internacionales para justificar medidas internas ambiciosas.