Naciones Unidas reporta 68 periodistas asesinados en 2024. Señala a Gaza, Birmania y Rusia como focos de represión. México, entre los países más peligrosos para el gremio
Al menos 68 periodistas perdieron la vida en 2024 por cumplir con su labor, según datos de la UNESCO. Un número alarmante que subraya la creciente violencia dirigida hacia los profesionales de los medios, especialmente en áreas de guerra. Reporteros, fotógrafos, editores y directores de prensa se han convertido en objetivos directos de ataques en zonas de conflicto, lo que pone en riesgo no solo sus vidas, sino también la libertad de expresión y el derecho a la información.
Señala la UNESCO que, en lo que va de esta década, la situación se ha agravado. Durante 2023, 65 periodistas perdieron la vida en circunstancias similares, lo que pone en evidencia un patrón sistemático de agresiones. Los comunicadores no solo arriesgan su vida para contar la verdad, sino que, en muchos casos, su labor es directamente obstaculizada por actores involucrados en los conflictos, desde Gobiernos hasta grupos armados, que buscan silenciar cualquier información capaz de exponer violaciones de derechos humanos o daños colaterales.
«El trabajo legítimo de los periodistas merece fomento, protección y seguimiento, no censura y estigmatización».
Michelle Bachelet, ex alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Esta problemática ha generado lo que la UNESCO denomina «zonas de silencio». Estas áreas, privadas de información imparcial y veraz, sufren las consecuencias de la desinformación y la manipulación. La ausencia de reportes independientes permite que las narrativas oficiales o sesgadas dominen, afectando la percepción pública y la toma de decisiones informadas.
La magnitud de la tragedia se hace palpable en escenarios como Gaza, considerada la región más peligrosa para los periodistas desde octubre de 2023. Al menos 145 profesionales de la información han sido víctimas de los bombardeos del Ejército israelí, con 35 de estos casos considerados ataques provocados por su oficio. Otro ejemplo es Birmania. Este país enfrenta una doble tragedia: un devastador terremoto que ha dejado más de 2 mil 700 muertos y una dictadura militar que reprime cualquier intento de información independiente. La junta militar impide la entrada de periodistas, exacerbando la crisis humanitaria y manteniendo al mundo en la ignorancia sobre la realidad interna del país.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha destacado la impunidad con la que operan los agresores de periodistas y la necesidad urgente de medidas de protección efectivas. En 2024, RSF registró un aumento del 7% en el número de periodistas encarcelados, con países como Israel, China, Birmania y Bielorrusia liderando las estadísticas.
Rusia con mano dura
El Gobierno ruso es otro que ha intensificado significativamente la censura y la represión contra los medios de comunicación desde el inicio de la invasión a Ucrania, en febrero de 2022. Esta ofensiva contra la libertad de prensa ha incluido la aprobación de leyes restrictivas, el bloqueo de medios independientes y la persecución de profesionales de la información.
Las autoridades rusas implementaron una legislación que penaliza la difusión de información considerada «falsa» sobre las acciones militares rusas en Ucrania, con penas de hasta 15 años de prisión. Esta ley obliga a los medios a utilizar únicamente fuentes oficiales, restringiendo severamente la capacidad de informar de manera independiente sobre el conflicto.
Además, el regulador ruso de medios, Roskomnadzor, ha ordenado a los periodistas que sigan estrictamente la línea oficial del Kremlin al informar sobre el conflicto. Los términos «guerra» o «invasión» han sido prohibidos en la cobertura mediática, exigiendo en su lugar el uso de la expresión «operación militar especial».
Numerosos medios de comunicación independientes han sido bloqueados o forzados a cerrar debido a la presión gubernamental. Por ejemplo, el medio digital Meduza fue declarado «organización indeseable e ilegal» en enero de 2023, lo que llevó a su censura total en Rusia. Asimismo, plataformas como Facebook y Twitter fueron prohibidas, limitando aún más el acceso a información no controlada por el Estado. En este contexto opresivo más de 150 comunicadores se han visto obligados a huir del país para evitar represalias, incluyendo detenciones arbitrarias y posibles condenas bajo las nuevas leyes de censura.
México lindo y herido
Sin necesidad de experimentar un conflicto bélico, México se mantiene como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Durante el sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum, al menos cuatro periodistas han sido asesinados —uno en 2024 y tres en lo que va de año— acorde a las estadísticas de la organización Artículo 19.
Las víctimas de 2025 son Mauricio Cruz Solís, director de noticias del Grupo Radiorama; Calletano de Jesús, subdirector de Global México; Kristian Uriel Martínez, Reportero de El Silaoense Mx y Raúl Irán Villarreal, director del Observatorio Ciudadano San Luis de la Paz. Estos nombres subrayan la vulnerabilidad de los periodistas mexicanos, obligados a enfrentar amenazas y agresiones en represalia por su labor informativa.
La presidenta Sheinbaum ha condenado estos actos y ha prometido reforzar las medidas de protección para los profesionales de la información. Sin embargo, organizaciones defensoras de la libertad de prensa continúan expresando su preocupación por la impunidad y la falta de resultados concretos en las investigaciones.
Desafortunadamente, la violencia contra periodistas en México no es un fenómeno nuevo. Desde el año 2000, Artículo 19 ha registrado 171 homicidios de integrantes del gremio en el país —159 hombres y 12 mujeres—. Y por si no resultara suficiente, México encabeza la lista de países con más periodistas desaparecidos a nivel mundial. E4