Una adulta mujer campesina, de las que apoyan a su pareja con el azadón y el machete en la limpia de su parcela de cítricos, acudió a consulta con su médico general por dolor en el pecho, espalda cintura y otras regiones, mareo ligero, falta de aire ocasional (disnea), le encontró la presión arterial en 140/90 (normal de 90/50 a 150/110). Le informó que tenía una crisis hipertensiva grave, le indicó una tableta sublingual de nifedipino, la presión «se normalizó» y le prescribió losartán de 50 mg dos al día y le dijo que debía acudir de urgencia con un cardiólogo que él le recomendó.
Cumplió la sugerencia y el cardiólogo le encontró presión de 110/70 (normal) solicitó un paquete de laboratorio de 40 elementos, y le dijo que tenía 12% de hígado graso, colesterol y triglicéridos altos, infección urinaria, le hizo un electrocardiograma le dijo a la paciente que era normal, pero que para «asegurar» le propuso una prueba de esfuerzo cardíaco. Juntó unos miles de pesos, se hizo la prueba y le informó que era normal, pero que para «asegurar» era necesario un ecocardiograma (ultrasonido de corazón), con dificultad junto otro puño de pesos, le dijo que el ecocardiograma fue normal, pero para «asegurar» y estar completamente seguro le propuso un estudio invasivo, coronariografía y, por supuesto, de riesgo, se hizo el estudio y le reportaron arterias coronarias normales pero para «asegurar» el cardiólogo le dijo que debía tomar aspirina para «prevenir» un infarto, le cambió el medicamento de la presión por otros dos más potentes, metoprolol y telmisartan, para «proteger» su corazón.
Además, el cardiólogo la envió con el gastroenterólogo por lo del hígado graso, este le prescribió un protector del hígado (muy caro) y omeprazol para el estómago. Por la falta de aire ocasional la enviaron con el neumólogo este le hizo un radiografía de los pulmones le dijo que tenía EPOC y le prescribió teofilina e ipatropio, medicamentos muy buenos para el asma bronquial, sin embargo me mostró el reporte del radiólogo y este reportaba que el tórax y pulmones eran normales, la enviaron con el urólogo el cual le prescribió un antibiótico por la «fuerte infección de riñones», el colesterol estaba ligeramente elevado pero le indicaron pravastatina; con 136 de azúcar (normal hasta 110) le indicaron 500 mg de metformina, sintió sudoración mareos y debilidad y dejó de tomarla, él mismo pensó que le estaba bajando el azúcar.
Después de revisar su caso, lo único anormal que encontré es que había dolor a la presión digital directa en el músculo pectoral izquierdo, a consecuencia de actividades manuales, a la señora le encanta arreglar su jardín, y ese dolor en área cardíaca apareció después de haber utilizado la tijera de jardín durante varias horas.
En total ingería 12 medicamentos, por fortuna los medicamentos eran «marca patito», muy baratos, y seguramente no tenían la suficiente concentración del fármaco especificado en la etiqueta, si esos fármacos fuesen originales, habría corrido serio peligro de grave intoxicación.
No padecía ni del corazón, ni de los pulmones, ni era diabética, ni tenía infección urinaria, ni asma, ni colesterol elevado como para tratamiento y era tan delgada que ni siquiera tenía hígado graso.
Se eliminaron todos los medicamentos y se indicó solo un relajante muscular y terapia física local. La paciente mejoró notablemente al confiar en que no estaba gravemente enferma como le hicieron creer. Este caso tipifica el fenómeno de una «cascada médica».
Medicina agresiva
La medicina defensiva implica un número exorbitado de pruebas diagnósticas y medicamentos, en su mayoría innecesarias, para evitar posibles denuncias por parte de los pacientes. Es defensiva para el médico, pero, irónicamente, agresiva para el paciente.
En torno al 90% de profesionales sanitarios asegura que la medicina defensiva ha condicionado su práctica profesional, al mismo tiempo que el 89.8% admite realizar pruebas diagnósticas de «utilidad dudosa» por prevención ante posibles problemas legales con los pacientes. Así se desprende del estudio elaborado por la Organización Médica Colegial.
La definición de medicina defensiva, según los expertos, se corresponde con un modo de ejercer la medicina donde se aúnan un conjunto de acciones que no tienen como interés principal el beneficio del paciente.
Pruebas diagnósticas prescindibles
Esta mala praxis está basada en que los profesionales realizan un número exorbitado de pruebas diagnósticas —en muchos casos innecesarias— con el único objetivo de descartar cualquier enfermedad a pesar de que en muchos casos está claro ya el diagnóstico. De este modo, se aseguran de que el enfermo firma su consentimiento a todas las pruebas que le realizan y no habrá una denuncia.
https://www.unir.net/revista/salud/que-es-la-medicina-defensiva
De hecho, según la encuesta antes mencionada, más del 60% de los profesionales reconocen prescribir pruebas diagnósticas de las que podrían prescindir para evitar un problema legal; a su vez, una conducta que más del 90% considera «muy o bastante frecuente» en el conjunto de los servicios.
La medicina defensiva en su definición puede considerarse también como un apartado más de la iatrogenia, aquel daño en la salud del paciente causado o provocado por un acto médico. Al aplicarse la medicina defensiva, otra de sus consecuencias es que, al realizar tantísimas pruebas diagnósticas, se elevan los costes de la práctica médica. A ello hay que sumarle que se merma la confianza que pueda existir entre el médico y los pacientes. En futbol, la mejor defensa es el ataque. Visto así, ¿ejercer la medicina es como jugar al futbol?
Lea Yatrogenia