La presidenta se distancia de la vieja alianza entre el poder público y los emporios mediáticos. Ofrece apertura y transparencia en la relación con las cúpulas del sector privado
Fintech impulsa a Televisa con participación millonaria
En un contexto donde el poder mediático ha sido una fuerza clave en la política mexicana, la presidenta Claudia Sheinbaum se ha desmarcado de la tradición de apoyo gubernamental a grandes medios. En declaraciones recientes, Sheinbaum fue contundente al descartar la posibilidad de que su administración destine recursos públicos para rescatar a empresas privadas, particularmente a las grandes televisoras. Este planteamiento representa un rompimiento con una era en la que las televisoras, a menudo, disfrutaron de beneficios y apoyos oficiales, que en algunos casos ayudaron a moldear la opinión pública y favorecieron intereses particulares.
Durante una reunión con Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa, Sheinbaum reafirmó su posición y su compromiso con la transparencia. «Son reuniones de trabajo formales y cordiales», explicó la mandataria, aclarando que en dichos encuentros «jamás se va a comprometer un peso del recurso público para el rescate de una empresa privada o para un acuerdo de relaciones comerciales con algún medio de comunicación». Las palabras de Sheinbaum son una respuesta directa a la cultura de intercambio entre Gobiernos y medios, en la que, durante décadas, se manejaron acuerdos comerciales y rescates financieros que a menudo terminaban beneficiando a las grandes televisoras a cambio de cobertura favorable.
Esta tradición de complicidad mediática y política tiene raíces profundas. En sexenios pasados, los grandes medios fueron un factor de poder paralelo, no solo influyendo en la percepción de los ciudadanos, sino también favoreciendo el avance de proyectos y candidaturas en función de sus propios intereses económicos y políticos. Apoyados por inyecciones de recursos gubernamentales y beneficios específicos, las televisoras en particular adquirieron la capacidad de moldear a su conveniencia la narrativa pública, destacando los logros y minimizando las críticas a los Gobiernos en turno. Este pacto tácito entre la política y las televisoras no solo consolidó su influencia, sino que desdibujó la línea entre la información objetiva y la propaganda.
Sheinbaum, sin embargo, pugna por marcar una diferencia radical en esta relación al enfatizar que, bajo su administración, «no se negocia nada en lo oscurito, si no somos como los Gobiernos de antes; sencillamente se habla del desarrollo de México». «Entró por la puerta central, salió; no hay absolutamente nada que esconder», declaró en referencia a la junta con Gómez, de Televisa, subrayando la apertura y transparencia con la que se llevan a cabo estos encuentros. La mandataria también se reunió recientemente con Carlos Slim, fundador de Grupo Carso, y con representantes de la empresa ICA, ambos involucrados en importantes proyectos de infraestructura nacional.
Además de la independencia financiera, Sheinbaum señaló que su Gobierno mantendrá una relación basada en el respeto y el diálogo abierto con los medios, sin recurrir a compromisos económicos. Un enfoque que se distancia de la «política de medios» con base en el financiamiento y apoyo a ciertos conglomerados para que sostuvieran o promovieran las líneas discursivas del Ejecutivo.
El nuevo rumbo que Claudia Sheinbaum plantea busca no solo la transparencia en las relaciones de poder, sino también la construcción de una autonomía mediática que le permita al Gobierno federal operar sin una dependencia o vínculo estrecho con las televisoras. Así, se propone un modelo en el que el Estado pueda ejercer su función de comunicación sin recurrir a las grandes empresas como intermediarios obligados, permitiendo que la información oficial fluya directamente hacia la ciudadanía sin filtros interesados.
Con este giro, la nueva administración envía un mensaje claro: el Gobierno pretende romper con la tradición de intercambio y dependencia entre el poder político y el mediático, mostrando un compromiso con la transparencia y el respeto hacia el papel de los medios. E4
Fintech impulsa a Televisa con participación millonaria
La adquisición estratégica reactiva las acciones de la televisora en Wall Street
Grupo Televisa SAB, la mayor cadena de televisión en México, recibió un notable respaldo financiero con la adquisición de una participación del 7.8% en la compañía por parte de Fintech Advisory, el fondo de inversión del multimillonario David Martínez. La compra, realizada a través de Fintech LatAm Sarl y registrada el 13 de septiembre, convierte a Fintech en el tercer mayor accionista de Televisa, solo por detrás de Emilio Azcárraga Jean, heredero del imperio televisivo, y la firma de fondos mutuos Dodge & Cox.
Esta inversión significa un espaldarazo para Televisa en un momento crítico, ya que sus acciones cotizadas en Estados Unidos alcanzaron un mínimo histórico a principios de septiembre. Desde entonces, impulsadas por la compra de Martínez, las acciones han experimentado una recuperación del 40%, reflejando la confianza del mercado en la estabilidad de la cadena tras los recientes cambios en su cúpula directiva. Azcárraga, quien dejó la presidencia de la empresa a principios de octubre, enfrenta una investigación en torno a los negocios de Televisa en el ámbito del fútbol internacional.
Dada la actual valoración de mercado de Televisa, la participación de Fintech asciende a unos 104 millones de dólares, consolidando a Martínez como un jugador importante dentro del accionariado de la empresa, aunque sin intención de influir en el control de la misma, según detalló en el documento presentado. Con la adquisición, el magnate muestra una confianza estratégica en el futuro de la compañía, respaldando su estabilidad financiera para la marca. E4