La continuidad es un derecho del hombre: ella es un homenaje a todo aquello que lo distingue de la bestia
Dupont Withe, citado por Ortega y Gasset en La rebelión de las masas
Los cambios que, a nivel local, ya sea estatal o municipal, se dan periódicamente en las diversas administraciones públicas crean invariablemente en el común de la ciudadanía expectativas e interrogantes que resultan inevitables.
Tales cuestionamientos pueden ser, dependiendo de diversas circunstancias y de la propia visión personal que cada uno de los ciudadanos tenga sobre la administración saliente: «si las cosas van a seguir igual»… «si van a mejorar» («más mejor»)… o «si van a empeorar».
Dentro del marco de un criterio totalmente objetivo, considero que resulta válido afirmar que en nuestros días la generalidad de los gobernantes enfocan todo su saber y sus energías en planear y tratar de hacer bien las cosas para mejorar el desarrollo de un estado y la calidad de vida de su población, sin que tampoco se pueda excluir, lamentablemente, la realidad de algunos funcionarios públicos que no resultan tan capaces, trabajadores, honestos, ni tan acertados en sus decisiones como todos quisiéramos que lo fueran.
No es inusual que se den, sin embargo, administraciones públicas entrantes que con una actitud política y social totalmente inmadura pongan un considerable «porcentaje» de su esfuerzo y de su empeño en desvirtuar sistemáticamente algunos o todos los programas o algunas o todas las obras realizadas por la administración anterior y, en el peor de los casos, en satanizarlas.
Creo que sería muy difícil que todo, absolutamente todo, lo que haya sido hecho por una administración pública anterior hubiera estado mal hecho, aunque, desde luego, no se puede tampoco descartar la posibilidad de que no todo lo que se hubiere hecho se haya hecho bien.
A quienes respecto a toda esta situación asumen una actitud extremosa, tanto irracional cuanto políticamente inmadura, pienso que bien les vendría considerar las sabias palabras del brillante político y humanista mexicano Don Jesús Reyes Heroles (padre), quien alguna vez dijo: «Tan digna de lástima es una generación que cree que todo está hecho… ¡como aquella que cree que todo está por hacerse!». O aquellas otras del gran Ortega y Gasset en su magnífica obra La rebelión de las masas: «Romper la continuidad con el pasado, querer comenzar de nuevo, es aspirar a descender y plagiar al orangután». En otras palabras: ¡ni tanto que queme al santo… ni tan poco que no lo alumbre!