Hay personas que viven para llenar a otras, personas vacías que se encuentran en sonrisas, que necesitan saber que hacen algo por alguien, porque para ellas mismas les es imposible. Sus rostros sugieren «estoy bien», mientras que sus almas gritan «no lo estoy». Y, al final, se refugian en un rincón de mentiras intentando ser felices haciendo que otros lo sean, esperando que algún día alguien los llene tanto como ellos a los demás.