Partidos alineados «a la izquierda» o «a la derecha»

Tanto la postura política conocida como «de izquierda» así como la llamada «de derecha» constituyen conceptos de no muy fácil y sencilla definición. Cierto que ambas tuvieron su origen, según algunos textos, en un suceso histórico por demás simple, pero en la actualidad en cada una de estas dos tendencias políticas podemos apreciar diversas variantes y diversos «matices» ideológicos que les dan a las mismas características más bien complejas, lo que hace que no resulte «válido» ni conforme a la verdad definirlas de una manera «cuadrada» y simplista.

Algunas de las definiciones que sobre estas dos posturas políticas encontramos en los diccionarios no sólo no atienden a la realidad política actual, sino que, al no hacer ningún distingo, las mismas no sólo resultan inexactas y sólo parcialmente correctas sino, en ocasiones, incluso irrisorias.

La izquierda

El Pequeño Larousse define: Izquierda: «parte de una asamblea que está colocada a la izquierda del presidente y que profesa ideas avanzadas. Conjunto de grupos políticos partidarios del cambio, en oposición a los conservadores, hostiles a toda innovación». Y cuando se refiere al concepto de «izquierdista» lo define, sin ningún distingo, como un movimiento «revolucionario extremista».

Por su parte, el diccionario de cinco tomos editado por Reader’s Digest define a la Izquierda como «una colectividad política de ideas progresistas y avanzadas». En llana congruencia define al izquierdista como «la persona, partido o institución que comparte las ideas de la izquierda política» y, por demás curioso e interesante, incluye el verbo «izquierdear», el cual define como «tender hacia la izquierda política».

El Diccionario Ilustrado de Cultura Esencial, editado también por Reader’s Digest como primera edición en Madrid, España, en 1999, asienta que el vocablo «izquierda» es un «término generalmente asociado con personas o partidos que representan la oposición radical a la tradición y al orden establecido y que buscan un cambio en dirección a la igualdad, el socialismo o el marxismo» y, más en concordancia con la realidad actual, adiciona que dicho término se utiliza también «para distinguir los matices de opinión dentro de un partido político» y menciona, por vía de ejemplo, «el ala izquierdista del Partido Conservador».

La derecha

En contraposición, el mencionado Larousse define a la derecha como «la parte moderada o conservadora en las colectividades políticas», y el diccionario de cinco tomos de la Reader’s la conceptúa, similarmente, como «el conjunto de personas que profesan ideas conservadoras».

Dejando entrever un esfuerzo por ajustarse más a la realidad actual, en el Diccionario de Cultura Esencial se asienta que la derecha es un «término que no tiene definición absoluta, pero que se asocia con las fuerzas de autoridad tradicionales, con la defensa del privilegio y del status quo y que en las democracias occidentales las derechas «dan una mayor prioridad a la política económica que a la social, buscan disminuir los impuestos y reducir el gasto público, con excepción de la defensa». «Generalmente —se afirma— los partidarios de la derecha tienden a oponerse al cambio social y político, a no ser que esto represente un regreso a lo que se considera un pasado mejor». En Rusia, ejemplifica, la expresión «ala derecha» se ha usado (¡paradójicamente!) para referirse a los comunistas que se oponen a la liberalización de la sociedad y que desean un regreso al sistema soviético».

Origen

El origen histórico de estas dos expresiones —«de izquierda» y «de derecha»— resulta por demás simple y anecdótico: se dice que las mismas se acuñaron en los inicios de la Revolución Francesa cuando en 1789 el rey Luis XVI, temeroso de los nacientes rumores y movimientos revolucionarios, convocó todos los llamados «Estados Generales de Francia» los cuales en su conjunto constituían el Parlamento Francés, para tratar lo relativo a la amenazante revolución. Se relata que en ese hecho histórico quienes apoyaban al rey tomaron su lugar a la derecha del mismo mientras que quienes favorecían a la revolución se colocaron a su izquierda, suceso del cual, curiosamente, tomaron su actual connotación las consabidas expresiones: ser políticamente «de izquierda» o «de derecha».

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