Propósito de año nuevo: leer El Quijote

En un breve video que de manera profusa circuló recientemente a través de las redes sociales, un promotor cultural colombiano da cuenta de los cinco libros de literatura más vendidos de la historia. No se incluye dentro de esta clasificación a la Biblia, tal vez porque por su carácter religioso no la considera una obra literaria en sentido estricto.

En fin, dice que los cinco libro de literatura más vendidos de la historia son los siguientes: En quinto lugar coloca a Harry Potter y la piedra filosofal escrito por J.K. Rowling, publicado en 1998 con alrededor de 105 millones de copias vendidas; en el cuarto sitio menciona a El Principito, de Antoine de Saint-Exupery, publicado en 1946 según dice, aunque en realidad apareció en 1943, con 142 millones de ejemplares vendidos; y en la tercera posición cita a la Saga del Señor de los Anillos, escrita por J.R.R. Tolkin y publicada en 1954, con alrededor de 150 millones de copias vendidas.

El segundo lugar dice que lo ocupa Historia de dos ciudades, autoría del escritor inglés Charles Dickens, dado a la estampo en 1859, más de 200 millones de copias vendidas. Y el primer sitio, como la obra literaria más vendida de la historia corresponde a Don Quijote de la Mancha, escrito por Miguel de Cervantes, el cual tiene más de 500 millones de ejemplares vendidos.

Del anterior recuento, vale la pena hacer notar al menos tres cosas. La primera, que el número de ejemplares del Quijote, superior a los 500 millones, prácticamente empata con los cuatro que le siguen, ya que en conjunto suman 597 millones de copias. La segunda, que de los cinco libros originalmente fueron escritos uno en francés, otro en español y tres en inglés. Y —la tercera— que de los tres de lengua inglesa ninguno tiene como autor a William Shakespeare, a quien algunos consideran mejor escritor que Cervantes. Con este dato numérico tan contundente, se puede concluir que tal opinión carece de sustento.

El mayor tiraje, impresión o venta de ejemplares del Quijote obedece en buena medida a que ha sido traducido a casi doscientos idiomas, lo cual no es poca cosa.

Curiosamente su propio autor, Miguel de Cervantes, con gran visión profética así lo previó. En el capítulo tercero de la segunda parte de la novela, el bachiller Sansón Carrasco informa a Don Quijote que su historia —refiriéndose a la primera parte de la fábula— anda ya en circulación, y agrega: «a mi se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca». Y no se equivocó.

Finalmente, decir que quienes gozamos del enorme privilegio de tener como lengua materna al castellano, no podemos alegar pretexto, justificación o excusa alguna para no leer el Quijote, al menos una vez en la vida, aunque lo recomendable es que sean tres. Quienes no lo hayan leído aún, pónganselo como propósito del año nuevo que apenas empieza. La tarea consistirá en leer menos de veinte páginas por semana. Lo difícil está en empezar, pues como escribe el propio Cervantes en el Quijote: «comenzar algo, es tenerlo ya medio acabado». Anímese.

Torreón, 1945. Ha sido diputado local, senador y diputado federal en tres ocasiones, por el Partido Acción Nacional. En 1999, fue candidato a gobernador de Coahuila por la alianza PAN-PRD- PVEM-PT, pero fue derrotado por el priista Enrique Martínez y Martínez. De 2003 a 2004, fue subsecretario de la Secretaría de Economía. En 2004, intentó se nuevamente candidato a gobernador de Coahuila, pero fue derrotado en la elección interna del PAN por Jorge Zermeño Infante. De 2006 a 2008, fue director de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Entre otros medios, ha escrito para El Financiero, El Sol de México y Espacio 4.

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