Estar de acuerdo siempre vuelve conformistas a las personas.
Benito Taibo
Recientemente se estrenó la serie Como agua para chocolate, basada en la novela de 1989 de la escritora Laura Esquivel, recordemos que a principios de los años 90 se realizó una película de este mismo libro, llegando a considerarse hasta de culto.
Ahora, a más de 30 años de la publicación del libro, el producto audiovisual que se nos ofrece es una serie donde todo hizo menos dejarnos un buen sabor de boca, culpa tal vez de las actuaciones de algunos integrantes del elenco que dejan mucho que desear, además de lograr capturar la esencia de la escritora. Aunque parece que también es un placer culposo, debido a que las audiencias se quejan, pero no por eso han dejado de verla. La molestia es sobre todo de quienes llegaron a ver la película o leer el respectivo libro.
¡Perooo! Hablando de literatura y comida, llega a mis manos Cuchara y memoria, la última entrega del escritor y director de Radio UNAM Benito Taibo. Escritor que llegó a mis manos con su libro Persona normal, libro que sin duda recomiendo a quienes sean amantes de los libros o para aquellos padres de familia buscadores de un texto que genere interés a sus hijos e hijas, dicho libro considero al momento es una buena opción.
Regresando a Taibo, en su reciente libro no nos deja de sorprender, han sido años muy productivos en su obra literaria. No hace mucho publicó un libro sobre poesía Pasar inadvertido (que presentó en la Feria Internacional de Coahuila en el 2023) y otro sobre memorias Cuatro veranos. Sin permitirnos defraudarnos, pero tampoco cayendo en «más de lo mismo», se nota que el escritor busca reinventarse, disfrutar del proceso de escribir, publicar y compartir con los lectores un poco de su vida, regalándonos entre líneas una sonrisa, una lágrima e incluso sonrojarnos al sentirnos identificados con momentos que presenta Benito.
El escritor mexicano hace un viaje a través del tiempo y la historia para conversar sobre distintos tipos de comida como la japonesa, libanesa e italiana. También sobre la influencia que tienen en la cultura ciertos alimentos como el arroz, el jitomate o el higo. No lo hace de una forma en la que nos sintamos intimidados, ignorantes o excluidos de su narrativa, al contrario, en cada página uno se siente que forma parte de los comensales, que vivió junto con Taibo cada una de las charlas, de las anécdotas alrededor de los alimentos.
Lo «cocina» de una manera amena, sin complicaciones y en más de una ocasión te hace sentir que estás por probar las delicias que narra en cada capítulo. Se te antoja todo, para aquellos que no les encanta cocinar, pero sí probar distintos platillos, hay un momento que el autor por poco convence al más escéptico cocinero.
¡Belleza de libro! Me encantó, me trasladó a distintas partes del mundo sin necesidad de moverme del sillón más que para servirme un café con su respectiva galleta. Benito nos deja de tarea, mucho para probar, pero, sobre todo, valorar el tiempo que pasamos en la mesa y saborearlo con nuestra gente. Un libro que pudiera ser un buen arranque para las lecturas del 2025.