Resistencia moral en EE. UU.; unidad frente al discurso de odio

Donald Trump es objeto de graves y severos cuestionamientos dentro y fuera de Estados Unidos. La obispa Mariann Budde se ha convertido en paladina de los derechos civiles después de su sermón en la catedral de Washington el día siguiente de la investidura del republicano

Sheinbaum capea por de pronto las primeras embestidas

El arranque del Gobierno de Donald Trump ha desencadenado una ola de resistencia que abarca desde las calles de las principales ciudades de Estados Unidos hasta los púlpitos de sus iglesias. Líderes religiosos como la obispa Mariann Budde, junto con miles de manifestantes, se han erigido como símbolos de la oposición a un proyecto político que amenaza con desmantelar los derechos civiles y sociales alcanzados en las últimas décadas.

En Washington D.C., Nueva York, Chicago, Los Ángeles y Seattle, hubo protestas masivas en respuesta a las primeras órdenes ejecutivas de Trump. Estas incluyen la prohibición de ingreso a ciudadanos de varios países de mayoría musulmana, conocidas como el «Muslim Ban», y el endurecimiento de políticas migratorias que buscan acelerar deportaciones masivas. Los manifestantes portaban pancartas con mensajes como «Nadie es ilegal» y «Resistir es existir».

La obispa episcopal Mariann Budde, conocida por su firme defensa de los derechos humanos, se convirtió en una figura central de esta resistencia. El 21 de enero, durante un servicio de oración en la Catedral Nacional de Washington, la primera mujer en liderar la Diócesis Episcopal de Washington enfrentó al presidente con un mensaje directo: «le pido que tenga compasión por la gente en este país que tiene miedo (…) Hay gays, lesbianas y niños transgénero en familias demócratas, republicanas e independientes que temen por sus vidas». Una clara alusión a la nueva política oficial de reconocer «únicamente dos géneros: hombre y mujer».

«… la gran mayoría de los inmigrantes no son delincuentes. Le pido, señor presidente, que tenga misericordia de aquellos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que sus padres sean deportados».

Mariann Budde, obispa de la Diócesis Episcopal de Washington

La líder religiosa también abordó los temores que afectan a millones de indocumentados. «(…) Y las personas que recogen nuestros cultivos y limpian nuestros edificios de oficinas, que trabajan en granjas avícolas y plantas empacadoras de carne, que lavan los platos después de que comemos en restaurantes y trabajan los turnos nocturnos en hospitales. Ellos quizás no sean ciudadanos o no tengan la documentación adecuada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son criminales. Le pido, señor presidente, que tenga misericordia de aquellos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que sus padres sean deportados (…)», dijo ante un Trump claramente molesto.

Budde, quien dirige la Diócesis Episcopal de Washington desde 2011, es conocida por criticar políticas que considera contrarias a los valores cristianos de compasión y justicia. En 2020, condenó el uso que hizo Donald Trump de la Biblia en un acto polémico frente a la Iglesia de St. John, tras el uso de gas lacrimógeno para dispersar manifestantes.

La rebelión moral se extendió a las calles en los días previos y posteriores a la toma de protesta de Trump, el 20 de enero. En Nueva York, más de 100 mil personas marcharon desde Battery Park hasta el puente de Brooklyn, mientras que en Chicago, inmigrantes organizaron vigilias frente a la oficina del ICE. En Los Ángeles, las comunidades latinas y asiáticas se unieron en una manifestación multitudinaria, y en Seattle, sindicatos y estudiantes participaron en huelgas. También hubo protestas internacionales en ciudades como Londres, París y Berlín. Esto sugiere el nacimiento de un movimiento ético y moral que trasciende la política y las fronteras.

Deportaciones masivas

Colombia se convirtió en un ejemplo de lo que los Gobiernos latinoamericanos no deben hacer a la hora de enfrentar a Trump. El pasado 26 de enero de 2025, la Casa Blanca aseguró que el Gobierno colombiano había acordado aceptar «sin restricciones» a todos los migrantes colombianos deportados desde Estados Unidos, incluyendo a aquellos que serían transportados en aviones militares. Esta medida, acordada tras el rechazo temporal del presidente Gustavo Petro de recibir dos vuelos de deportados, generó una crisis diplomática.

El incidente comenzó cuando Petro bloqueó dos vuelos militares provenientes de EE. UU. En redes sociales, el mandatario se mostró enfadado por el trato recibido por los migrantes, describiéndolos como «esposados» y «humillados». En respuesta, advirtió a la administración Trump que no permitiría tal trato a sus connacionales, lo que generó una rápida escalada de tensión entre las dos naciones.

La Casa Blanca reaccionó con firmeza, amenazando con aplicar sanciones económicas severas, incluidos aranceles sobre las importaciones colombianas. Además, advirtió que las restricciones de visados emitidas por el Departamento de Estado y las inspecciones más estrictas por parte de la Aduana y la Protección Fronteriza permanecerían vigentes hasta que los vuelos con deportados fueran aceptados.

Este conflicto no solo ha sacudido las relaciones bilaterales, sino que también ha generado inquietud en la región latinoamericana, donde varios líderes, como el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, manifestaron su apoyo a Petro.

En este contexto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, sugiere adoptar una postura más inteligente: «Siempre es importante mantener la cabeza fría» cuando se trata de las amenazas de Trump.

El país ya está sufriendo los estragos de las nuevas políticas estadounidenses. El cierre del programa de asilo en la frontera de Estados Unidos ha colocado a México en el ojo del huracán migratorio. La cancelación de este programa, junto con el endurecimiento de las deportaciones masivas, plantea retos humanitarios, económicos y de seguridad para el país.

El anuncio del cierre definitivo del programa «Permanecer en México» (formalmente conocido como Migrant Protection Protocols) ha dejado a miles de solicitantes de asilo en un limbo legal y humanitario. Desde su implementación en 2019, este programa obligaba a los migrantes a esperar en territorio mexicano mientras sus casos eran procesados en cortes estadounidenses, una espera que muchas veces se prolongaba durante meses o incluso años.

Con el cierre del programa, Estados Unidos ha dejado de procesar nuevas solicitudes de asilo, incrementando el número de migrantes varados en ciudades fronterizas como Tijuana, Ciudad Juárez, Reynosa y Matamoros. Según las cifras oficiales, se estima que al menos 20 mil personas están atrapadas en condiciones precarias en estos puntos, enfrentando falta de acceso a servicios básicos, amenazas del crimen organizado y una creciente desesperación.

Como si la situación en la frontera no fuera suficiente, el Gobierno de Trump ha anunciado una nueva ola de deportaciones masivas que se llevará a cabo en las próximas semanas, lo que pone en alerta a las autoridades mexicanas. Según el Instituto Nacional de Migración (INM), en los últimos meses ha aumentado el flujo de personas devueltas a México, muchas de ellas en situación de vulnerabilidad extrema.

La situación es especialmente grave en estados fronterizos como Baja California, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas, donde los deportados enfrentan un entorno hostil, dominado por el crimen organizado y la falta de oportunidades laborales. Además, muchos de ellos no tienen conexiones familiares o recursos económicos para reubicarse, lo que los deja en una situación de desamparo.

Órdenes ejecutivas

En la primera semana de su segundo mandato, Trump implementó cambios drásticos con una serie de órdenes ejecutivas y proclamaciones.

Entre ellas, rescindió políticas relacionadas con el cambio climático y amplió las áreas de perforación petrolífera. Además, reconoció solo dos géneros, masculino y femenino, y reforzó las restricciones migratorias, dando mayor poder a las autoridades para deportar a inmigrantes y bloquear la entrada de refugiados. También inició la expulsión de aquellos con permisos temporales, además de acotar el derecho de ciudadanía por nacimiento.

En el ámbito energético, Trump revirtió los esfuerzos de su predecesor sobre energías renovables, promoviendo los combustibles fósiles y abriendo más territorios en Alaska a la perforación petrolífera. Aunque muchos de estos cambios requieren procesos legales largos, Trump inició un camino para transformar el panorama energético.

En el comercio, aunque inicialmente aplazó los aranceles prometidos, más tarde confirmó la imposición de gravámenes a productos de Canadá, México y China, lo que podría tener efectos significativos en el comercio internacional.

Además, la política de reconocimiento de solo dos sexos en el Gobierno, desmantela iniciativas de diversidad e inclusión y deroga normas que promovían la equidad para minorías y mujeres. También anuló protecciones para personas transgénero y reforzó políticas de segregación por sexo en ciertos espacios, como las cárceles.

En tecnología, el magnate intervino en el sector de la inteligencia artificial y las criptomonedas, además de suspender temporalmente el cierre de TikTok.

Su administración también propone reforzar la dominancia de Estados Unidos en el mundo. Trump ha expresado en diversas ocasiones su deseo de «recuperar» el Canal de Panamá para Estados Unidos, un tema que remonta a la época en que el canal fue entregado al Gobierno panameño en 1999, después de décadas de control estadounidense.

Si bien su postura no se concretó en una política oficial, la retórica sobre recuperar el control «de manos de China» refleja una visión expansionista que reaviva las tensiones geopolíticas con América Latina. El Canal de Panamá sigue siendo una de las rutas comerciales más importantes del mundo, y su control simbólico o real podría darle a Trump una ventaja estratégica en su enfoque hacia la hegemonía estadounidense en la región.

El mandatario también ha amenazado a Dinamarca por su negativa a vender Groenlandia. En 2019, Trump intentó negociar la compra de este territorio danés, lo que fue rechazado de manera tajante. La intención de compra se enmarca dentro de la visión de asegurar recursos naturales estratégicos y expandir el poder estadounidense en el Ártico.

Trump también llegó a proponer la posibilidad de una invasión militar en México para combatir los cárteles de la droga, una declaración que fue vista como una violación de la soberanía mexicana y una manifestación de su enfoque intervencionista.

Si bien estas amenazas no se han materializado, reflejan una política exterior más agresiva y un uso del poder militar como herramienta de diplomacia y control. E4

Prometido, cumplido: las primeras órdenes de Trump

ÁreaMedidaDetalles
MigraciónRedadas en lugares sensibles Restricciones de asilo Ciudadanía por nacimiento Acciones contra «ciudades santuario»Agentes autorizados a realizar redadas en iglesias, escuelas y hospitales. Nuevos poderes para denegar entrada a solicitantes de asilo. Intento de revertirla (bloqueado por un juez). Orden de retener fondos a ciudades que no cooperen con agentes federales.
Clima y energíaRetiro del Acuerdo de París Apertura de zonas protegidas Bloqueo a energías renovablesEstados Unidos abandona el tratado internacional. Iniciativa para abrir el Refugio Nacional del Ártico a perforaciones petrolíferas. Congelación de permisos para parques eólicos.
Comercio
y aranceles
Planes de aranceles a Canadá, México y China Informe comercialAnuncio de tarifas de hasta el 25% para estos países, programadas
para el 1 de febrero. Solicitud de análisis antes de aplicar aranceles universales a las importaciones.
Género y derechosReconocimiento limitado de género Cambios en documentación oficial Espacios de un solo sexoDefinición oficial de dos sexos «inmutables» (masculino y femenino). Eliminación de opciones de género no especificado en pasaportes y otros formularios. Exclusión de mujeres trans en prisiones y refugios para mujeres.
Diversidad e inclusiónEliminación de políticas de diversidadOrden a agencias federales para eliminar programas de diversidad, equidad e inclusión.
IndultosIndultos a personas del 6 de eneroMás de 1500 personas vinculadas al asalto al Capitolio recibieron indultos o conmutaciones de penas.
Nombramientos y despidosEliminación de «Estado profundo»Despido de funcionarios de carrera y retirada de autorizaciones de seguridad a opositores políticos.

Sheinbaum capea por de pronto las primeras embestidas

La economía mexicana ha demostrado una resistencia notable frente a los desafíos planteados por el segundo mandato de Donald Trump. La presidenta Claudia Sheinbaum destacó en conferencia de prensa que el peso mexicano ha mantenido su estabilidad frente al dólar, una señal clara de confianza en la economía del país, incluso con la llegada de un presidente estadounidense que ha marcado una postura fuerte con respecto a México.

A pesar de los retos políticos y económicos que Trump ha presentado, desde amenazas comerciales hasta su agresiva retórica sobre temas migratorios y de seguridad, el peso se mantiene por debajo de los 21 pesos por dólar. La mandataria subrayó que este comportamiento de la moneda refleja que la economía mexicana está bien posicionada. «Para quien dice que la economía mexicana no es fuerte (…) somos fuertes allá (Estados Unidos) y somos fuertes acá, el 3.69 (porcentaje de inflación) y el peso con lo que podría haber variado frente a la llegada del presidente Trump se ha mantenido, eso quiere decir que hay confianza y que la economía de México está bien, está fuerte», dijo.

Además, resaltó la fortaleza de las reservas del Banco de México (Banxico), asegurando que el país cuenta con los recursos necesarios para hacer frente a cualquier presión económica externa. En este sentido, la presidenta mencionó el plan económico de su administración, que incluye incentivos para empresas y un aumento salarial del 12% para el salario mínimo.

A pesar de estos esfuerzos internos, Sheinbaum también se refirió a las tensiones generadas por las acciones de Trump. En particular, su Gobierno ha tenido que reaccionar ante la orden del mandatario estadounidense de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas. Sheinbaum consideró que esta medida unilateral no contribuye a resolver el problema de la violencia en México y subrayó la importancia de una colaboración respetuosa entre ambos países.

El anuncio de deportaciones masivas de migrantes ha generado gran preocupación en el país. En sus primeros días de Gobierno, Trump puso en marcha una operación masiva de deportaciones que afectó principalmente a migrantes de América Latina. Ante esta situación, Sheinbaum ha defendido la postura de su Gobierno, asegurando que México está preparado para recibir a los migrantes repatriados «con respeto a los derechos humanos».

La presidenta también destacó la importancia de un diálogo constante y constructivo entre ambos países para asegurar que la repatriación se realice de manera justa y ordenada. «Siempre seremos un país que acoge a quienes son repatriados con los brazos abiertos, pero el respeto a los derechos humanos debe prevalecer», señaló.

Mientras la 4T se enfrenta a los desafíos internos de la política económica, como la inflación y los aumentos salariales, también debe lidiar con las presiones externas provenientes de EE. UU. En este contexto, las amenazas de Trump de imponer aranceles a productos mexicanos en respuesta a la migración y el narcotráfico, junto con su intento de cambiar el nombre del Golfo de México, son solo algunos de los puntos de fricción que continúan poniendo a prueba la relación bilateral.

El Gobierno de Sheinbaum ha mostrado firmeza en su postura: mantener la estabilidad económica interna, defender los intereses de México y buscar siempre la colaboración y el respeto mutuo con Estados Unidos. A pesar de las amenazas de Trump, la presidenta ha dejado claro que México no cederá a presiones unilaterales y continuará buscando soluciones conjuntas a los problemas que afectan a ambas naciones. E4

Argentina, 1977. Periodista, editor y corrector de periódicos mexicanos y argentinos. Estudió Comunicación Social y Corrección Periodística y Editorial en Santa Fe, Argentina. Actualmente es jefe de Redacción de Espacio 4, donde trabaja desde hace más de diez años.

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