La liberación del periodista marca un hito en la defensa de la libertad de expresión, pero las acusaciones persisten. Su situación legal permanece en el limbo
Desde inicios de siglo, el Gobierno de Guatemala ha sido cuestionado por su trato represivo hacia la prensa independiente, enfrentando acusaciones de persecución y hostigamiento a periodistas críticos. Numerosos comunicadores han sufrido procesos judiciales, amenazas y detenciones, lo que ha suscitado inquietudes sobre la libertad de expresión en el país. Un caso destacado es el del periodista José Rubén Zamora, de 68 años, quien fue liberado el 19 de octubre, luego de que un juez ordenara su arresto domiciliario, revocando la prisión preventiva que cumplía desde julio de 2022. A su salida, Zamora agradeció el apoyo recibido durante su reclusión, aunque no descartó un posible retorno a prisión.
El periodista fue recibido entre aplausos y con una bandera de Guatemala ondeando en señal de respaldo. «Debemos dejar atrás a los fascistas, los comunistas ya no existen. Guatemala necesita una agenda de decencia, sin corrupción ni impunidad», declaró, haciendo un llamado a la renovación política. Además, adelantó que en su régimen de arresto domiciliario buscará descansar y atender su salud, deteriorada por las condiciones en prisión. «Mi prioridad ahora es dormir ocho horas, algo que no he podido hacer en dos años, y realizarme exámenes médicos, ya que mi celda estaba llena de hongos», señaló.
«Debemos dejar atrás a los fascistas, los comunistas ya no existen. Guatemala necesita una agenda de decencia, sin corrupción ni impunidad».
José Rubén Zamora, periodista
La liberación de Zamora ocurre en medio de un proceso judicial que lo involucra en tres casos distintos. La Fiscalía lo acusa de lavado de dinero por presuntamente solicitar a un amigo que guardara 38 mil dólares, supuestamente donados para El Periódico, medio que dirigía. También enfrenta cargos por conspiración para obstruir la justicia y falsificación de documentos. Aunque Zamora ha salido de prisión, las acusaciones siguen vigentes, dejando su situación legal en la incertidumbre.
Preso de conciencia
En agosto de este año, Amnistía Internacional había declarado a Zamora preso de conciencia y exigido a las autoridades del Ministerio Público y del Organismo Judicial su liberación inmediata e incondicional. Previamente, en marzo, el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria calificó su detención como ilegal y pidió su excarcelación. Además, sus abogados alertaron sobre condiciones de reclusión que podrían constituir tratos inhumanos. Amnistía Internacional ha documentado varias violaciones a los derechos humanos de Zamora, como la falta de un juicio justo, hostigamiento a sus defensores, y retrasos en los procesos judiciales.
Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional, destacó que la prolongada detención de Zamora y los cargos en su contra buscaban coartar la libertad de expresión en Guatemala. «Liberar inmediatamente a José Rubén es un imperativo para las autoridades guatemaltecas», afirmó mientras el periodista aún permanecía tras las rejas.
Respaldo de RSF
Rebecca Vincent, directora de Campañas de Reporteros Sin Fronteras (RSF), manifestó su alivio por la liberación parcial de Zamora, aunque subrayó que el arresto domiciliario sigue siendo una forma de detención. «Es otra forma de privación arbitraria de libertad mientras continúa luchando contra los casos espurios en su contra», expresó Vincent, quien además exigió el cese del acoso judicial y la liberación completa del periodista.
La liberación bajo arresto domiciliario permitirá a Zamora vivir en condiciones más dignas que las que soportó en la prisión, donde, según informes de organizaciones de derechos humanos y relatores de la ONU, enfrentó malos tratos y condiciones inhumanas. Desde su hogar, Zamora continuará enfrentando la causa principal por lavado de dinero, cuya vista en apelación fue pospuesta hasta septiembre de 2025. RSF ha apoyado activamente su liberación, intensificando su campaña tras la toma de posesión del presidente Bernardo Arévalo en enero de 2024. Arévalo, comprometido con la libertad de prensa, celebró la reciente decisión judicial con un mensaje en redes sociales: «Zamora vuelve a casa. La justicia comienza a llegar, el ciclo oscuro va a terminar».
Espejo de la región
En Guatemala, la diversidad de medios de comunicación incluye una amplia gama de opciones privadas, algunas alternativas y un sector público más reducido. Aunque no existen barreras legales para la creación de medios, la ausencia de una regulación específica para las radios comunitarias ha llevado a que muchas sean consideradas ilegales y, en consecuencia, clausuradas. En este contexto, la crisis económica de los últimos años ha impulsado el surgimiento de plataformas digitales independientes de investigación y otros formatos informativos, transformando el panorama mediático del país.
El periodismo guatemalteco enfrenta grandes desafíos debido a la crisis sociopolítica que se ha intensificado desde 2016. Las investigaciones sobre corrupción, violaciones de derechos humanos y conductas ilícitas de empresas privadas han convertido a los reporteros en blancos de represalias y ataques. Aquellos que critican a las autoridades son objeto de constantes amenazas, lo que ha generado un preocupante silenciamiento de la prensa crítica.
La falta de seguridad para los periodistas es una realidad palpable. Campañas de difamación, hostigamiento policial y agresiones físicas y verbales son las formas más frecuentes de acoso que sufren los profesionales de los medios de comunicación. Esto ha provocado que muchos se vean obligados a abandonar el país para protegerse a sí mismos y a sus familias. Ante esta situación, el Gobierno de Bernardo Arévalo ha prometido desarrollar una política pública que garantice la seguridad de los comunicadores y defienda la libertad de prensa.
La crisis económica también ha tenido un fuerte impacto en los medios de comunicación de Guatemala. La reducción de ingresos por publicidad ha llevado a recortes significativos de personal, afectando la capacidad operativa de muchas redacciones. Este contexto ha acelerado la transición hacia el periodismo digital, con el cierre de varios periódicos impresos que ahora apuestan por plataformas en línea y modelos de suscripción para acceder a ciertos contenidos. E4