La gran amalgama de los jóvenes en política son los sentimientos, ya no es la ideología. En las pasadas elecciones presidenciales, la mayoría de los jóvenes entre los 18 y 29 años llegó a los comicios sin un interés real; este sector, identifican su filiación o asociación de ideas y/o partidos, por medio de las redes sociales donde crean identidades colectivas en las que reflejan sus preocupaciones y pensamientos, construyendo así, una política más abierta, menos rígida, menos institucional…
En la elección pasada, los jóvenes entre 18 y 29 años representaron la tercera parte de la lista nominal. Sin embargo, la mayoría llegó a los comicios sin interés en la política tradicional ofrecida por los partidos políticos y sí, en cambio, se manifestaron más por temas cercanos como los derechos humanos, ambientales, violencia, inseguridad e inclusive hasta por conflictos fuera del país.
Se considera (de acuerdo a especialistas en la materia) que actualmente los jóvenes en general no se sienten representados por los actuales partidos políticos y mucho menos, por sus candidatos.
Por otro lado, los jóvenes hacen política en otras partes y por medio de diversos instrumentos: redes sociales, memes, pintas, tendederos de denuncia, campamentos, música…
Considero que los partidos políticos y sus políticos deberían de adaptarse más a las dinámicas juveniles que les llamen la atención, además de que los políticos debiesen de tomar en cuenta las propuestas de los jóvenes, para poder incidir en sus dinámicas, en los temas que le preocupan a ese estrato poblacional y ver problemas que particularmente, les impacientan como educación, inseguridad, migración, cuestiones medioambientales por solo considerar algunas.
Resulta preocupante, qué de seguir por el mismo sendero, se advierten menos posibilidades de crear políticas públicas para combatir tópicos relacionados con la precariedad en la que se ve envuelta este grupo poblacional, particularmente frágil en algunos lugares del país.