El número de usuarios de servicios particulares de salud a bajo costo en México aumenta año tras año y el fenómeno puede ofrecer varias lecturas relacionadas con números y decisiones oficiales que hoy colocan a los sistemas públicos en opciones poco viables para los ciudadanos que presentan problemas de salud de cualquier nivel.
Las realidades hoy se circunscriben a dos elementos fundamentales: sistemas de salud y seguridad pública saturados y rebasados en su capacidad por la creciente demanda y la falta de estrategias y políticas públicas correctas de abasto de medicamentos.
Hay que sumar que los programas sociales de prevención de enfermedades son insuficientes, ya que el aumento de los padecimientos y comorbilidades se incrementa por la falta de control y capacidad económica así como de tiempo para mantener una buena alimentación y hábitos correctos.
Estadísticas del Inegi señalan que hasta el año 2022, seis de cada 10 personas en promedio a escala nacional acudieron a consultas médicas en servicios de privados de salud relacionados a consultorios adjuntos de farmacias de bajo costo.
Las consultas de la Secretaría de Salud pasaron de 95 millones en 2018 a 51 millones en 2022 lo que significó una caída de 44 millones, es decir, 46% menos consultas para personas sin seguridad social.
El gasto per cápita aumentó y en número global, los mexicanos gastaron 2 mil 679 pesos al año en servicios de salud y compra de medicamentos durante el año 2022, contra los mil 729 que erogaron en el 2018, lo que implica un incremento del 54% en cuatro años.
La misma encuesta oficial destaca que en el año 2018 se registraron 4 mil 556 avisos para nuevos establecimientos de salud de bajo costo, pero en el año 2023, la cifra aumentó a 9 mil 235 avisos.
En cuanto a medicamentos, las estrategias fallidas pueden incluirse en la creación de un mega centro de almacenamiento y distribución de medicamentos que fracasó en forma rotunda.
Adicional a ello en los últimos tres años se asignaron compras a proveedores que no pudieron cumplir con el surtido de medicamentos y tratamientos, pero que sí recibieron cifras de hasta 10 mil millones de pesos.
Uno de los grandes ganadores de la situación es el poderoso corporativo del Doctor Simi, que, de acuerdo con sus propias cifras, ofrece 10 millones de consultas mensuales, que, a un costo promedio de 50 pesos, significan 500 millones de pesos mensuales más medicamentos.
Es normal, porque muchos mexicanos prefieren esta opción ante la falta de un seguro público o bien porque, aunque se mantengan asegurados, los servicios públicos están saturados y acudir además significa perder tiempo y dinero pues en muchos casos ni siquiera reciben los medicamentos que se les prescriben.
La crisis es evidente y la estrategia aún más, fortalecer la medicina particular a bajo costo y debilitar la seguridad social en servicios del IMSS, ISSSTE y hospitales federales y estatales del sector público.
Es probable que el sistema mexicano de salud ya superó al de Dinamarca y bien podría compararse con el norteamericano donde enfermarse es un lujo que una gran mayoría de los mexicanos no puede ni debe permitirse.