La imposición de aranceles al acero y al aluminio genera incertidumbre en la economía del país. A esto se suman las fricciones en migración y seguridad, lo que pone a prueba la cooperación bilateral. El Gobierno busca soluciones diplomáticas, mientras los empresarios alertan sobre alza de precios y pérdida de empleos
Trump patea el tablero global; potencias en rumbo de colisión
La reciente imposición de aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado una ola de reacciones en México, desde el Gobierno hasta el sector empresarial y la sociedad civil. Estas medidas, que afectan directamente a la economía mexicana, se suman a las tensiones en torno a la migración y la seguridad nacional.
Tras intensas negociaciones, el presidente Trump acordó suspender durante 30 días la imposición de los aranceles para dar espacio a conversaciones sobre medidas de seguridad fronteriza, pero el lunes 10 de febrero sorprendió con el anuncio de un arancel del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio a Estados Unidos «sin excepciones ni exenciones». Días después, un funcionario de la Casa Blanca declaró a la agencia de noticias EFE que estos aranceles se sumarían al 25% previamente anunciado para bienes de Canadá y México, elevando la tasa total al 50% en el caso del acero y el aluminio.
«Esto es importante, vamos a hacer Estados Unidos rico de nuevo (…) No habrá excepciones ni exenciones. (El arancel a acero y aluminio) será para todos los países»
Donald Trump, presidente EE. UU.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, llamó a «mantener la cabeza fría» y esperar antes de tomar decisiones apresuradas. La mandataria subrayó la importancia de la integración económica de Norteamérica como estrategia clave para competir con Asia y defendió el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) como un pilar fundamental para el desarrollo regional. «La unidad de Norteamérica es esencial para enfrentar los desafíos globales», enfatizó en conferencia de prensa.
En el mismo sentido, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, calificó la decisión de Trump como «injustificada y una mala idea», argumentando que Estados Unidos mantiene una balanza comercial favorable con México en estos metales. «Sería un caso, si se llegara a imponer a partir del 12 de marzo, muy inusual porque se estaría imponiendo una tarifa a un país al que tú, Estados Unidos, le vendes más», afirmó Ebrard en rueda de prensa.
«En el caso del acero y el aluminio (…) Estados Unidos exporta más de lo que importa (…) Este es un argumento muy fuerte no tiene caso poner los aranceles»
Claudia Sheinbaum, presidenta de México
En otro frente, la migración sigue siendo un punto de fricción constante entre ambos países. El Departamento de Seguridad Interna de EE. UU. (DHS, por sus siglas en inglés) informó que deportó a 7 mil 300 personas durante la primera semana de Trump en la Casa Blanca. Sin embargo, la secretaria de Seguridad Interna, Kristi Noem, ha amenazado con expulsar a 15 millones de indocumentados. «A ese ritmo, le tomaría casi 40 años cumplir su objetivo», señala José Díaz Briseño, corresponsal de Reforma.
La presidenta Sheinbaum ha abogado por una solución colaborativa, enfatizando que «los problemas migratorios requieren una colaboración económica y social, no medidas punitivas»
Expertos internacionales señalan que las políticas migratorias unilaterales pueden exacerbar las tensiones y no abordan las causas fundamentales de la migración. La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Washington Office on Latin America, WOLA), una organización especializada en derechos humanos y política en la región, advierte que las órdenes ejecutivas de Trump podrían tener «repercusiones en toda la región» y enfatiza la necesidad de enfoques más integrales.
La propuesta de la administración Trump de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas también ha generado preocupación en México. Esta medida podría abrir la puerta a intervenciones en territorio mexicano, lo que plantea serias implicaciones para la soberanía nacional.
La presidenta Sheinbaum ha reiterado que «México es un país libre, independiente y soberano» y ha llamado a respetar los principios de no intervención y respeto mutuo entre las naciones. WOLA advierte que tal designación podría «fortalecer a actores antidemocráticos y amenazar las instituciones democráticas de la región».
¿Negociación o reacción?
La imposición de un arancel del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, plantea desafíos significativos para las economías de México y Canadá, así como para la relación comercial trilateral en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Mientras que Canadá ha insinuado la posibilidad de represalias comerciales, México parece inclinarse por una vía diplomática, buscando consultas y negociaciones con las autoridades estadounidenses.
En México, la medida afecta directamente a industrias clave como la automotriz y la construcción, que dependen en gran medida de la exportación de acero y aluminio a Estados Unidos. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, destacó que México es el principal destino de las exportaciones siderúrgicas de EE. UU., con un superávit promedio de 1.2 millones de toneladas desde 2015. Aunque no se mencionaron posibles aranceles de represalia, el funcionario indicó que se llevarán a cabo consultas con las autoridades estadounidenses para abordar el asunto.
Empresas y organismos empresariales del sector en México han expresado su preocupación por el impacto económico de estos aranceles. La industria siderúrgica mexicana teme una disminución en la competitividad de sus productos en el mercado estadounidense, lo que podría traducirse en pérdidas significativas y posibles recortes de personal. Además, existe el riesgo de que el aumento en los costos de exportación se traslade a los precios internos, afectando a los consumidores mexicanos.
La Confederación de Cámaras Industriales de México (Concamin), que agrupa a las principales cámaras industriales del país, ha expresado su alarma por el posible efecto negativo en las exportaciones mexicanas. Ha señalado que esta medida puede generar un aumento en los costos de producción, lo que afectaría la competitividad de las industrias, especialmente las que dependen del acero y aluminio, como la automotriz y la construcción. Además, han instado al Gobierno mexicano a mantener un enfoque de negociación diplomática y a explorar alternativas para mitigar los efectos adversos.
El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), Enoch Castellanos, destacó que los aranceles podrían poner en riesgo los empleos en México, ya que la industria siderúrgica mexicana podría perder competitividad. A su vez, señaló que los consumidores mexicanos también podrían verse afectados, ya que el aumento de los costos de exportación podría llevar a un incremento en los precios internos de los productos que utilizan estos materiales.
Por su parte, la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) ha manifestado su preocupación por el impacto directo de esta medida en uno de los sectores más afectados por el encarecimiento del acero y aluminio. En su declaración, la asociación resaltó que este incremento en los aranceles podría afectar tanto a la producción nacional como a las exportaciones, lo que afectaría la relación comercial con el vecino del norte y pondría en riesgo las inversiones en México.
Canadá, como principal proveedor de acero y aluminio a Estados Unidos, también ha manifestado su descontento con la medida. El ministro de Innovación, Ciencia e Industria, François-Philippe Champagne, declaró que los aranceles son «totalmente injustificados» y advirtió que la respuesta del país será «clara y calibrada». Champagne destacó que el acero y el aluminio canadienses respaldan industrias clave en EE. UU., desde la defensa hasta la automotriz.
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, criticó la decisión, señalando que «los cambios de objetivos y el caos constante» serán características distintivas de la segunda administración de Trump. Por su parte, Catherine Cobden, presidenta y directora ejecutiva de la Asociación Canadiense de Productores de Acero, instó al Gobierno canadiense a tomar represalias de inmediato para proteger a la industria nacional.
El drama migratorio
La reciente intensificación de las deportaciones por parte de la administración del presidente Donald Trump ha generado un impacto significativo tanto dentro como fuera de Estados Unidos, especialmente en México. Estas acciones han provocado tensiones diplomáticas y desafíos económicos y sociales para ambos países.
Las políticas migratorias más estrictas han llevado a un aumento en las detenciones y deportaciones de inmigrantes indocumentados. Sin embargo, estas medidas también han enfrentado obstáculos legales. Por ejemplo, un juez federal en Nuevo México emitió una orden temporal que prohíbe el traslado de tres inmigrantes venezolanos a la base naval de Guantánamo, destacando las complicaciones legales y éticas
de las políticas de deportación actuales.
En respuesta a las políticas migratorias de Trump, el Gobierno mexicano ha tomado medidas para fortalecer su sistema migratorio. En 2024, México incrementó significativamente el presupuesto del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), multiplicando sus fondos por seis y dos, respectivamente. Este aumento se logró mediante recortes en áreas como salud y educación, lo que ha generado críticas internas.
Además, como parte de los acuerdos con Estados Unidos para evitar la imposición de aranceles, México desplegó 10 mil efectivos de la Guardia Nacional en la frontera norte para combatir el crimen organizado y controlar el flujo migratorio. Esta medida busca demostrar el compromiso de México con la seguridad fronteriza y la cooperación bilateral.
Las nuevas políticas migratorias han dejado a miles de migrantes varados en México, obligándolos a replantear su futuro lejos. Muchos, tras largos y peligrosos recorridos, llegan a la frontera con la esperanza de acceder legalmente a Estados Unidos, pero se enfrentan a obstáculos administrativos y cambios en las regulaciones que complican su situación. Sin alternativas inmediatas, deben adaptarse a una nueva realidad en territorio mexicano, enfrentando desafíos económicos, incertidumbre legal y dificultades para acceder a empleo y servicios básicos.
Sheinbaum ha expresado su firme apoyo a los migrantes mexicanos en Estados Unidos, destacando la importancia de los consulados en brindar asistencia y protección. Durante un evento en Michoacán, Sheinbaum enfatizó que «los mexicanos somos los mejores trabajadores del mundo» y subrayó que «nadie debería violar la soberanía de México». Además, resaltó que un 80% de los ingresos de los mexicanos en EE. UU. se queda en ese país, beneficiando su economía. E4
Trump patea el tablero global; potencias en rumbo de colisión
La política exterior de Donald Trump ha vuelto a sacudir el escenario internacional con tres anuncios que han provocado reacciones de alerta en diversas capitales del mundo: su intención de combatir a los cárteles del narcotráfico dentro de territorio mexicano, la posible recuperación del control estadounidense sobre el Canal de Panamá y la adquisición de Groenlandia, con amenazas de represalias económicas en caso de negativa. Estas declaraciones han generado un clima de incertidumbre y tensión en las relaciones diplomáticas globales.
Trump ha reiterado su postura de considerar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo que justificaría, según su administración, una intervención militar dentro del territorio mexicano. Esta declaración ha sido recibida con fuerte rechazo por parte del Gobierno de Claudia Sheinbaum, quien ha subrayado que la soberanía de México no está en discusión y que el combate al narcotráfico debe ser coordinado dentro del marco de la cooperación bilateral y el respeto mutuo.
Líderes latinoamericanos han expresado preocupación ante la posibilidad de una escalada militar en la región. Desde Brasil hasta Colombia, diversos Gobiernos han advertido que una acción unilateral podría desestabilizar a México y aumentar la violencia en todo el continente.
Otra de las declaraciones que ha encendido alarmas internacionales es la intención de Trump de que Estados Unidos recupere el control del Canal de Panamá, entregado a ese país en 1999 según los tratados Torrijos-Carter. Argumentando que el canal es una infraestructura crítica para la seguridad y economía de EE.UU., Trump ha insinuado medidas para evitar lo que califica como una creciente influencia de China en la región.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha rechazado categóricamente cualquier intento de injerencia extranjera, asegurando que el canal es y seguirá siendo panameño.
China, que tiene inversiones clave en la administración portuaria del canal, también ha expresado su preocupación, advirtiendo que cualquier medida que afecte sus intereses comerciales tendría consecuencias diplomáticas y económicas.
La intención de Trump de comprar Groenlandia, una idea que ya había mencionado durante su primera administración, ha resurgido con mayor agresividad, incluyendo amenazas de represalias económicas si Dinamarca se niega a negociar. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha calificado la propuesta como «absurda», reafirmando que Groenlandia, un territorio autónomo dentro del Reino de Dinamarca, «no está en venta».
Funcionarios de la Unión Europea han respaldado a Dinamarca, destacando que cualquier presión económica de EE.UU. sería respondida con medidas similares. Rusia también ha criticado la propuesta, considerando que refleja una política de «neocolonialismo» que podría generar fricciones en el ártico, una región donde Moscú tiene intereses estratégicos.
Tanto China como Rusia han respondido con firmeza ante las declaraciones de Trump. Beijing ha advertido que cualquier intento de interferencia en Panamá afectará gravemente las relaciones comerciales entre ambos países y podría derivar en restricciones a empresas estadounidenses que operan en China. Por su parte, el Gobierno de Vladimir Putin ha tachado las intenciones de Trump como «acciones provocadoras» que podrían agravar las tensiones globales. E4