Mucha preocupación provoca a los diabéticos, el saber qué tipo de diabetes tienen. En realidad, para fines prácticos y para tomar decisiones en el diagnóstico y tratamiento de los diabéticos, es de muy escaso valor el especificar el tipo de diabetes. No obstante, se observan personas al borde de la esquizofrenia, con términos como resistencia a la insulina, prediabetes, hemoglobina glicosilada, diabetes tipo 1 o 2, péptido C y otros no menos aterrorizantes. Bien se especifica: el miedo surge de la ignorancia, de la falta de información o información amarillista.
Prensa amarillista es un tipo de periodismo que presenta noticias con titulares llamativos, escandalosos o exagerados para tratar de aumentar sus ventas, aunque por lo general estas noticias no cuenten con ninguna evidencia (o escasas) y sin una investigación bien definida. Parece que en medicina somos víctimas de este tipo de periodismo
¿Por qué esta afirmación?
Porque los síntomas agudos de la diabetes: mucha sed, mucha orina, son consecuencia de la elevación del azúcar por encima de los valores clínicos aceptables de 180 mg de azúcar en sangre, y las complicaciones crónicas con arterioesclerosis se presentan cuando esas elevaciones de azúcar se mantienen elevadas en forma constante por más de cinco o 10 años, es decir, los diabéticos «mal controlados» y lo anterior sucede sin importar si la diabetes es tipo 1, tipo 1.5, tipo 2, tipo LADA, MODY, gestacional o esteroidea y porque el tratamiento para la elevación del azúcar, con mínimas diferencias, es el mismo: medidas higiénicas, medicamentos orales e insulina a dosis variables según la evolución de la enfermedad.
La diabetes tipo 2 es la más frecuente, 90 a 95% de los casos. Casi siempre se presenta en la edad adulta, pero debido a las tasas altas de obesidad, ahora se está diagnosticando con esta enfermedad a niños y adolescentes. No todas las personas con diabetes tipo 2 tienen sobrepeso u obesidad.
La diabetes tipo 1 es menos común, de 5% a 10% de los diabéticos. Se puede presentar a cualquier edad, pero se diagnostica con mayor frecuencia en niños, adolescentes o adultos jóvenes. En esta enfermedad, el cuerpo no produce o produce poca insulina. Esto se debe a que las células del páncreas que producen la insulina están dañadas por un proceso inmune y dejan de trabajar. Se necesitan inyecciones diarias de insulina. Se desconoce la causa exacta del proceso inmune.
La diabetes gestacional es el nivel alto de azúcar en la sangre que se presenta en cualquier momento durante el embarazo en una mujer que aún no tiene diabetes. La mayoría de estas pacientes, la diabetes remite después del parto,
La diabetes esteroidea es provocada por una enfermedad que se llama síndrome de Cushing, un tumor de glándulas suprarrenales con producción excesiva de cortisona, pero es más frecuente de origen yatrogénico, por prescripción médica de los múltiples derivados de cortisona: prednisona, metilprednisolona, dexametasona, triamcinolona y otros de uso y abuso muy frecuente.
La diabetes tipo MODY recibe su nombre por la abreviatura de la frase, en inglés, Maturity Onset Diabetes of the Young (diabetes de la edad madura que se presenta en el joven).
La Diabetes Autoinmune Latente en Adultos (LADA, por sus siglas en inglés) es un tipo de diabetes que a menudo se diagnostica erróneamente como diabetes tipo 2. También conocida como «tipo 1.5», en realidad es una forma de diabetes tipo 1 que se desarrolla muy gradualmente.
La resistencia a la insulina o la respuesta reducida a las concentraciones circulantes de insulina es un defecto temprano en la diabetes tipo 2 y suele estar presente años antes de la aparición de la hiperglucemia y el diagnóstico clínico de diabetes.
Para entender qué es la resistencia a la insulina, también conocida como prediabetes, primero debemos hablar de la función de la insulina. Cuando comes alimentos, el cuerpo los convierte en azúcares alimenticios. La insulina es una hormona que libera el páncreas y les indica a las células que se abran y absorban ese azúcar para convertirlo en energía. Si tienes resistencia a la insulina, las células no reaccionan ni se abren, lo que causa elevación de azúcar en la sangre, que el cuerpo mantiene en cifras normales con el aumento de la insulina para mantener la homeostasis (equilibrio). Con el tiempo, el páncreas sigue tratando de regular el nivel de glucosa en la sangre y genera cada vez más insulina hasta que se agota y ya no puede producir grandes cantidades de esta hormona. Como resultado, los niveles de glucosa en la sangre aumentan hasta alcanzar el rango diabético.
¿Cuáles son los síntomas de la resistencia a la insulina?
Ninguno, porque el azúcar se mantiene normal.
Hay algunos signos atribuidos a la resistencia a la insulina, afirmación con la que no estoy de acuerdo, considerando que se trata de «amarillismo médico» pues se da por hecho con esos datos, que la diabetes es inevitable:
1) una cintura que mide más de unos 100 cm en los hombres, unos 90 cm en las mujeres. 2) fibromas blandos o zonas de piel oscura y aterciopelada (lo que se conoce como acantosis nigricans); 3) una lectura de la presión arterial de 130 sobre 80, o superior; 4) un nivel de glucosa en ayunas de 100 miligramos por decilitro o superior; 5) un nivel de glucosa en la sangre de 140 miligramos por decilitro; 6) un nivel de hemoglobina glucosilada A1c del 5.7 % al 6.3 %; 7) un nivel de triglicéridos en ayunas superior a 150 miligramos por decilitro; o un nivel de colesterol de lipoproteínas de alta densidad inferior a 40 miligramos por decilitro en los hombres e inferior a 50 miligramos por decilitro en las mujeres.
Los datos anteriores los he observado en miles de pacientes que no tienen diabetes. Y hay miles de diabéticos declarados que no han tenido ni tienen alguna de las siete alteraciones mencionadas. La conclusión lógica aristotélica es que no hay una relación directa causa efecto entre diabetes y esas siete alteraciones. Asociación o coincidencia de eventos, no establece una relación causa efecto.
Y el filósofo contemporáneo, Leibniz, refuerza a Aristóteles al añadir el principio de la razón suficiente, en otras palabras: la cintura, la piel oscura, la presión arterial, el color oscuro de la piel, la hemoglobina glicosilada… no son suficientes ni necesarios para causar diabetes.
Así que cuide su salud, y siga disfrutando de las ricas viandas y bebidas espirituosas de este fin de año. Si el tamaño de la panza fuese causa de diabetes, Santa Claus ya no existiría en la mentalidad infantil de niños y adultos, habría muerto de diabetes.
Lea Yatrogenia