La modernización y el mejoramiento del servicio de transporte público en Saltillo enfrenta en su historia uno de los momentos que marcarán nuevamente la narrativa del desarrollo social de la capital del estado porque hay un nuevo intento de las autoridades municipales, y evidentemente con ello, un nuevo movimiento de resistencia social o política de la acción gubernamental.
La administración municipal anunció hace algunos meses que a partir del mes de octubre iniciaría la operación de 35 camiones nuevos que ofrecerán servicio gratuito con dos rutas que recorren el norte hacia el sur y el oriente al poniente y viceversa en ambos casos.
El compromiso se cumplió y para algunos la presentación de un solo interesado en brindar el servicio generó controversia, en un proceso que fue abierto a la población y proveedores que al final solo dejó a un participante que es quien ofrece los recorridos diarios.
La fracción del partido Morena, en el cabildo, votó en contra del proyecto de modernización del servicio de transporte público, aun y cuando conocieron la propuesta desde antes e incluso participaron en los procesos de información para los concesionarios.
Sorprendió la postura, pero de alguna forma, se aceptó pues es claro que, para ese partido, no fue difícil politizar el tema, que como lo ha hecho en otras ocasiones, podría rendirles dividendos en procesos electorales, no importa que hasta el próximo año se realicen votaciones.
Sin embargo, ante la negativa, no hubo una propuesta formal o ejecutiva que permitiera realizar una comparación para el mejoramiento del servicio y para muchos la postura política pesó más con el clásico posicionamiento de «a favor de nada y en contra de todo».
Ahora el proyecto enfrenta la resistencia de algunos concesionarios qué con algunas estrategias, incluso de muy bajo nivel y perfil, pretenden sabotear los camiones, sus recorridos y sobre todo los camiones nuevos, en los que algunos choferes relatan ya han sido víctimas de ofensas o agresiones parciales.
El cuestionamiento a la nueva propuesta podría venir o debería registrarse después de un tiempo establecido para evaluar alcances, impacto, áreas de oportunidad y errores en su implementación.
Quienes se atreven a cuestionarlo desde ahora, podrían incurrir en una crítica sin argumento y en la descalificación anticipada de un servicio que de entrada genera impactos positivos como la gratuidad, la mejora de movilidad con conexiones más prácticas y sencillas y sobre todo con un servicio que obedezca a la satisfacción del usuario.
Los ciudadanos deben ser los principales agentes calificadores de un sistema que al menos en un principio ya muestra algo diferente y con una visión clara de lo que puede significar un servicio de transporte público acorde a la modernidad y crecimiento de una nueva sociedad saltillense.
