Los resultados de las elecciones presidenciales desatan una tormenta política en la nación sudamericana. La oposición toma las calles y el Gobierno la reprime. La comunidad internacional condena los acontecimientos y demanda investigar los sucesos
EE. UU. empuja a la lucha y refuerza su embajada
Las elecciones de julio de 2024 en Venezuela dejaron al país en un estado de alta polarización, con un Gobierno que se mantiene en el poder a pesar de las crecientes críticas internas e internacionales y la violencia generada en las calles. La oposición, aunque debilitada por la derrota, parece más decidida que nunca a continuar la lucha por un cambio, mientras la comunidad internacional sigue observando de cerca el desarrollo de los acontecimientos en la nación sudamericana.
Tras años de crisis económica, social y política, los comicios presidenciales se realizaron en un clima de tensión extrema y muchas expectativas tanto dentro como fuera del país. Ante la imposibilidad de que María Corina Machado, cabeza de la oposición en Venezuela, figurara en las boletas, su seguidor, Edmundo González Urrutia, surgía como la gran esperanza de poner fin a la hegemonía del presidente en ejercicio, Nicolás Maduro, quien se mantiene en el Palacio de Miraflores desde 2013.
«Exijo a todos los poderes del Estado mayor celeridad, mayor eficiencia y mano de hierro frente al crimen, frente a la violencia, frente a los delitos de odio, mano de hierro y justicia severa, certera, hacer valer los principios constitucionales».
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela
Sin embargo, los resultados volvieron a ser los mismos de las dos últimas elecciones. El delfín de Hugo Chávez, representante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), centró su campaña en la continuidad del proyecto bolivariano y la resistencia frente a lo que considera un bloqueo internacional liderado por Estados Unidos. Con ello, aseguró el 51.2% de los votos, según el Consejo Nacional Electoral, mientras que González Urrutia obtuvo el 44.2% de las boletas. De consolidarse estos resultados, Maduro podría permanecer 18 años en la presidencia, hasta enero de 2031. En tal escenario, solo el dictador Juan Vicente Gómez habrá gobernado más que él en Venezuela, con 27 años (1908-1935).
Calles tomadas
Desde que se hicieron públicos los resultados, tanto la oposición como buena parte de la comunidad internacional han insistido en que se trata de un fraude. Los desafectos al presidente denunciaron irregularidades en el proceso electoral, señalando casos de intimidación, manipulación de los votantes y falta de transparencia en la transmisión de los conteos. Hoy exigen la publicación de las actas, una demanda que las autoridades electorales han rechazado. Las incertidumbres sobre esos resultados han intensificado las tensiones en una región que lleva años enfrentando una crisis provocada por el éxodo masivo de venezolanos, la mala administración gubernamental y las sanciones económicas impuestas por Washington.
«Basta ya de persecución y violencia, basta ya de intentar sembrar terror, basta ya de irrespetar la voluntad de cambio de los venezolanos. Acepte lo expresado por nuestro pueblo y comencemos todos a sacar nuestro país de esta crisis».
Edmundo González Urrutia, candidato opositor
María Corina Machado llamó a sus seguidores a movilizarse pacíficamente para pedir un recuento transparente. Durante al menos 12 días, miles de personas salieron a las calles de Caracas y otras ciudades en manifestaciones que, si bien debieron ser sosegadas, terminaron ocasionando graves enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Se calcula que, al menos, 25 personas perdieron la vida y otras 192 sufrieron lesiones. Además, la policía ha arrestado a más de 2 mil 400 personas.
«Ante la represión, inteligencia; ante estos abusos, mucha unión y firmeza», escribió Corina Machado en redes sociales. Por su parte, González Urrutia solicitó al presidente Nicolás Maduro, en un video que compartió a través de X, detener las agresiones. «Le hago un llamado en nombre de todos los venezolanos para que detenga la violencia y las persecuciones y libere de inmediato a todos los compatriotas detenidos arbitrariamente. Basta ya de persecución y violencia, basta ya de intentar sembrar terror, basta ya de irrespetar la voluntad de cambio de los venezolanos. Acepte lo expresado por nuestro pueblo y comencemos todos a sacar nuestro país de esta crisis».
A pesar del costo humano, lejos de reducir los altercados, el presidente Maduro exigió a los poderes del Estado actuar con dureza ante los supuestos crímenes de odio que, asegura, surgieron en las protestas contra su cuestionada reelección. «Exijo a todos los poderes del Estado mayor celeridad, mayor eficiencia y mano de hierro frente al crimen, frente a la violencia, frente a los delitos de odio, mano de hierro y justicia severa, certera, hacer valer los principios constitucionales», indicó el mandatario durante una reunión con las autoridades.
Reacciones diversas
La comunidad internacional osciló entre la cautela y la crítica al conocerse los resultados de las elecciones en Venezuela. Países como Estados Unidos, Canadá y varios miembros de la Unión Europea (UE) expresaron su preocupación por las denuncias de irregularidades y pidieron una investigación independiente. El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, declaró: «Las condiciones para unas elecciones creíbles, inclusivas y transparentes no se cumplieron en Venezuela. La UE considera que este proceso electoral no puede considerarse como una expresión legítima de la voluntad democrática del pueblo venezolano».
La Organización de los Estados Americanos (OEA) emitió un comunicado en el que solicitaba un análisis exhaustivo del proceso electoral para asegurar que reflejara fielmente la voluntad del pueblo venezolano. El secretario general de la organización, Luis Almagro, manifestó: «Las elecciones en Venezuela carecieron de las garantías mínimas para ser consideradas libres y justas. La comunidad internacional no puede permanecer indiferente ante esta situación que socava los principios democráticos en la región». Y aun fue más allá al solicitarle a la Corte Penal Internacional (CPI) que impute al mandatario Nicolás Maduro por «premeditación, alevosía, impulso brutal, ferocidad y ventaja superior» en la represión de las protestas por los resultados electorales.
En cuanto a los Gobiernos latinoamericanos, sus posturas han sido diversas. Chile y Uruguay argumentaron tener dudas sobre la transparencia del proceso electoral y solicitaron garantías para futuras elecciones. El presidente de Brasil, Lula da Silva, compartió su inquietud, pero evitó una condena directa, abogando por el diálogo. «Es fundamental respetar la voluntad del pueblo venezolano, pero también es crucial garantizar que el proceso electoral cumpla con los estándares democráticos internacionales», comentó.
Asimismo, el Gobierno de Gustavo Petro adoptó una actitud moderada, instando a respetar la voluntad de los votantes. «Observamos con preocupación el desarrollo de las elecciones en Venezuela y hacemos un llamado a la transparencia y al respeto de los derechos políticos de todos los actores». Mesura que no mostró el presidente de Argentina, Javier Milei, quien fiel a su estilo publicó en su cuenta de X: «¡Dictador Maduro, afuera! Los venezolanos eligieron terminar con la dictadura comunista de Nicolás Maduro. Los datos anuncian una victoria aplastante de la oposición y el mundo aguarda que reconozca la derrota luego de años de socialismo, miseria, decadencia y muerte. Argentina no va a reconocer otro fraude, y espera que las Fuerzas Armadas esta vez defiendan la democracia y la voluntad popular».
La postura de Estados Unidos también se mostró crítica hacia el proceso electoral. Su secretario de Estado, Antony Blinken, afirmó: «Las elecciones en Venezuela no cumplieron con los estándares mínimos de un proceso democrático. Continuaremos apoyando al pueblo venezolano en su lucha por la democracia y los derechos humanos». El Departamento de Estado no reconoció los resultados de las elecciones, calificándolas de «no libres ni justas». Llamó a la liberación inmediata de presos políticos y al respeto de los derechos humanos. Exigió la celebración de nuevas elecciones que cumplan con los estándares internacionales e instó al Gobierno venezolano a permitir la participación de observadores internacionales en futuros procesos electorales.
Sin embargo, no todos emitieron críticas o externaron sus preocupaciones. Aliados de la nación sudamericana como Rusia, China y Cuba felicitaron a Nicolás Maduro por su victoria, destacando la resistencia del pueblo bolivariano ante lo que describieron como intentos de desestabilización externa. «Tu victoria, que es la del pueblo bolivariano y chavista, venció limpiamente a la oposición proimperialista de forma inequívoca. Así derrotaron también a la derecha regional, injerencista y monroísta. El pueblo habló y la Revolución ganó», manifestó el presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel. E4
Los protagonistas
- Nicolás Maduro:
Presidente de Venezuela desde 2013. Su primer mandato debió concluir en 2019, pero un año antes convocó a las urnas de forma prematura y nuevamente resultó electo. Estos comicios no fueron reconocidos por la OEA, la Unión Europea, Grupo Lima y la oposición, al considerarlos ilegales. Diversos especialistas consideran que su reelección agudizó los problemas políticos y económicos que atravesaba el país. Sumado a que, durante su mandato, se han documentado torturas y violaciones a los derechos humanos. - María Corina Machado:
Política, ingeniera industrial y profesora. En 2011 fue electa como diputada de la Asamblea Nacional de Venezuela por el estado de Miranda, convirtiéndose en la candidata con más votos en la historia. Fue candidata presidencial por la coalición Vente Venezuela, ganó con el 90% de los votos, pero resultó inhabilitada políticamente por 15 años por su presunta participación en hechos de corrupción ocurridos durante el Gobierno de Juan Guaidó. - Edmundo González Urrutia:
Internacionalista, profesor y escritor. Fue embajador de Venezuela en Argelia y en Argentina. Elegido por unanimidad como candidato presidencial luego de que María Corina Machado no pudo postularse para las elecciones de 2024. Entre sus principales propuestas se encontraba liberar a los presos políticos, luchar por la recuperación económica, la estabilidad de la moneda, abatimiento de la inflación y la inseguridad.
EE. UU. empuja a la lucha y refuerza su embajada
Washington condena los resultados electorales, amenaza con nuevas sanciones y confirma su apoyo a la oposición
Históricamente, Estados Unidos ha jugado un papel decisivo en los procesos electorales de naciones cuyo alineamiento político no coincide con sus intereses estratégicos. Desde la Guerra Fría, la intervención estadounidense ha sido una constante en diversas regiones del mundo, buscando moldear el rumbo político de países considerados adversarios o que se desvían de su esfera de influencia. Esta tendencia se ha manifestado de diferentes formas, desde el apoyo económico a candidatos favorables hasta tácticas más encubiertas.
En este contexto, la participación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ha sido frecuentemente señalada como un actor clave en las operaciones que buscan influir en los resultados electorales. Aunque rara vez se reconoce oficialmente, la historia está repleta de ejemplos donde la CIA ha estado involucrada en campañas de desinformación, financiamiento secreto y otros métodos para inclinar la balanza en favor de líderes más alineados con los intereses de Washington. En el caso de Venezuela, la situación no es diferente, ya que las recientes elecciones han reavivado las sospechas de que Estados Unidos sigue activamente involucrado en los esfuerzos por moldear el panorama político en la región.
Tras los resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela, la Casa Blanca emitió una serie de declaraciones que reflejaron su preocupación por el desarrollo del proceso electoral. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un comunicado oficial, expresó que las elecciones «no cumplieron con los estándares democráticos básicos», reiteró el apoyo de su Gobierno al pueblo venezolano en su búsqueda de la democracia y dejó claro que no reconocería los resultados sin una auditoría independiente.
Como respuesta a la situación, Washington amenazó con la implementación de nuevas sanciones dirigidas a altos funcionarios del Gobierno de Maduro, así como a entidades clave del sector económico, especialmente en las áreas de petróleo y finanzas, donde previamente había relajado las restricciones en un intento de fomentar elecciones justas. Dichas sanciones se sumarían a las ya existentes, reforzando la presión sobre el régimen de Caracas. Además, Estados Unidos lideró esfuerzos diplomáticos en foros internacionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas (NU), para obtener apoyo en la demanda de una revisión exhaustiva del proceso electoral.
Asimismo, Washington reafirmó su apoyo a la oposición venezolana, destacando la importancia de continuar la lucha por la democracia. Confirmó un incremento en el apoyo financiero y logístico a organizaciones de la sociedad civil en el país para fortalecer las capacidades de monitoreo electoral, derechos humanos y medios de comunicación independientes. De igual modo, el Gobierno estadounidense mantuvo contacto cercano con líderes de la oposición, incluyendo a María Corina Machado, con el objetivo de coordinar estrategias y mantener la presión internacional sobre el régimen de Maduro.
Sin embargo, dejó entrever que le preocupa el éxodo masivo que se ha generado desde la nación sudamericana e instó a la ciudadanía a mantener las protestas en las calles. Mientras tanto, la embajada estadounidense en Caracas fue reforzada y se emitieron alertas de viaje que advertían sobre la posibilidad de disturbios civiles. E4
Golpes de Estado apoyados por la CIA
Año | País | Descripción |
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1953 | Irán | Golpe de Estado que removió al primer ministro Mohammed Mossadegh, instalando al Shah Mohammed Reza Pahlavi. |
1954 | Guatemala | Operación PBSUCCESS que derrocó al presidente Jacobo Árbenz. |
1961 | República Dominicana | Asesinato de Rafael Trujillo, con implicaciones de apoyo logístico por parte de la CIA. |
1964 | Brasil | Apoyo al golpe militar que sacó del poder al presidente João Goulart. |
1973 | Chile | Apoyo al golpe militar liderado por Augusto Pinochet que provocó la muerte del presidente Salvador Allende. |
1980 (década) | Nicaragua | Ayuda a los Contras en su lucha para destituir al Gobierno sandinista de Daniel Ortega. |
1989 | Panamá | Invasión de Panamá y arresto del líder Manuel Noriega, acusado de tráfico de drogas. |