{"id":1136,"date":"2021-01-12T18:52:47","date_gmt":"2021-01-13T00:52:47","guid":{"rendered":"https:\/\/espacio4.mx\/?p=1136"},"modified":"2021-01-22T18:58:07","modified_gmt":"2021-01-23T00:58:07","slug":"el-cuartico-se-jodio","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/espacio4.mx\/el-cuartico-se-jodio\/","title":{"rendered":"El cuartico se jodi\u00f3"},"content":{"rendered":"\n

Una de las aparentes contradicciones que enfrenta un cubano emigrante cuando regresa a su pa\u00eds \u2014generalmente, de visita\u2014 se agazapa en la frase \u00abel cuartico est\u00e1 igualito\u00bb. Para quienes no est\u00e1n familiarizados con las canciones de Panchito Riset, esas cuatro palabras conforman una l\u00ednea de bolero tan vieja como popular. Puede que su mensaje original abordara la tristeza de un amor perdido, algo bastante predecible porque, a fin de cuentas, estamos hablando de un bolero, pero en la actualidad se utiliza, al interior de la mayor de las Antillas, para un sinf\u00edn de prop\u00f3sitos y circunstancias que, curiosamente, encajan bien su significado.<\/p>\n\n\n\n

Si ese hipot\u00e9tico paisano aterriza en La Habana, por ejemplo, despu\u00e9s de pasarse a\u00f1os entre las nieves de Suiza o bajo el calor sofocante del desierto de Sonora y pregunta \u00ab\u00bfc\u00f3mo est\u00e1 la cosa?\u00bb, la respuesta que recibe puede ser exactamente esa: el cuartico est\u00e1 igualito. Acompa\u00f1ada de un gesto de incredulidad que su hablante intentar\u00e1, por todos los medios, hacer evidente y que, no pocas veces, rematar\u00e1 con una onomatopeya para evocar el sonido de la manteca hirviendo. El conjunto puede resumirse en otra frase no menos popular: \u00abno te hagas el extranjero\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

Y sobre esta base, harto conocida, el cubano emigrante se sumerge luego de un tiempo indefinido e inevitablemente largo en el marem\u00e1gnum de calles, rostros, sonidos y hasta olores que, poco a poco, su cerebro intenta acomodar como piezas de lego, en aquellos espacios vac\u00edos que le sugiere un pret\u00e9rito remoto, ahora reforzado por los colores y las sensaciones que su cuerpo recoge con avidez a cada vuelta de rueda. Redescubre avenidas repletas de veh\u00edculos antiguos, los edificios semiderruidos, el vaiv\u00e9n de caderas femeninas por las aceras, ni\u00f1os jugando en patios vac\u00edos, la esquina en que le ofrec\u00edan guarapo y la cafeter\u00eda, nostalgia pura para ese instante, donde se tom\u00f3 la primera cerveza comprada en moneda dura. Entonces ya no puede m\u00e1s, la a\u00f1oranza lo vence y pide que, por favor, detengan el auto un minuto apenas. Promete no demorar m\u00e1s que eso. Lo obedecen. Se apea, va hasta el mostrador y busca la marca de su bebida nacional preferida \u2014imaginemos, Bucanero\u2014 entre el later\u00edo que adorna la vidriera del local.<\/p>\n\n\n\n

M\u00e1s o menos as\u00ed, tampoco pretendo ser del todo exacto, pueden emerger las primeras se\u00f1ales de incongruencia porque, dice Riset y los familiares que fueron por \u00e9l al aeropuerto, que el \u00abcuartico est\u00e1 igualito\u00bb \u2014as\u00ed fue, con gesto y onomatopeya incluida\u2014 y, sin embargo, no encuentra una sola cerveza que comprar.<\/p>\n\n\n\n

\u00abNo, loco\u00bb, le advierte alguien al descubrir su expresi\u00f3n de incredulidad. \u00abLa cerveza est\u00e1 perdida, cualquier marca. Si la encuentras es, a veces, en negocios particulares y car\u00edsima\u00bb. El detalle, descubrir\u00e1 m\u00e1s tarde, es que no se trata solamente de la cerveza. Tampoco aparece la malta, el refresco ni jugos de facturaci\u00f3n nacional o internacional. Productos antes visibles, aunque rara vez accesibles por sus precios, ahora se han vuelto invisibles. De cierta forma, la mercanc\u00eda m\u00e1s plebeya gan\u00f3 un puesto en la aristocracia y, con el salto, alcanz\u00f3 el grado de misterio y exclusividad que anta\u00f1o solo estaba reservado para la carne de res o la langosta, siempre deseadas, rara vez alcanzadas. \u00bfSer\u00e1 acaso que la idea de igualdad proletaria proyectada hacia los hombres deriv\u00f3 en igualdad aristocr\u00e1tica entre bebidas y comestibles?<\/p>\n\n\n\n

Cuando apenas conceb\u00eda la idea del viaje, seis meses atr\u00e1s, amistades le recomendaron a nuestro cubano emigrante que pod\u00eda dejar all\u00e1 los 200 o 300 pesos cubanos que carg\u00f3 al salir porque eso, cito, \u00abno serv\u00eda pa\u2019 na\u00bb. Que trajera pesos convertibles si acaso, al abandonar el pa\u00eds, se hab\u00eda llevado alguno. Pero tampoco, transcurridos tres o cuatro meses desde aquel consejo primigenio, le dijeron que mejor no. Que trajera d\u00f3lares porque ya no eran dos monedas las que circulaban en el pa\u00eds \u2014as\u00ed era cuando \u00e9l se march\u00f3\u2014 sino tres, y la carita de Washington les ganaba a todas. Aunque, en realidad, esa carita con bucles dieciochescos tampoco la ver\u00eda mucho porque el d\u00f3lar se usaba mediante tarjetas, no con efectivo, y el peso convertible ya iba en picada.<\/p>\n\n\n\n

Tanto, que termin\u00f3 por estrellarse, le informaron cuando casi ten\u00eda un pie en el avi\u00f3n. De nuevo hab\u00eda una moneda, la nacional, la primerita y maltratada. De los tiempos en que \u00e9l era un chamaco que vend\u00eda botellas vac\u00edas en la bodega para comprarse un vaso de refresco instant\u00e1neo a medio. Pero cuidado, porque los precios y los salarios hab\u00edan cambiado y con un medio, una peseta o un peso, no iba a poder comprar nada.<\/p>\n\n\n\n

Ahora, cuando de dinero se trata, las cifras se manejan en decenas, cientos o miles. Te pongo un ejemplo, le dicen. \u00bfTe acuerdas de la balita de gas que le comprabas a 7 pesos a la abuela Mar\u00eda? Pues ahora cuesta 213. Saca cuentas t\u00fa solo.<\/p>\n\n\n\n

\u00a1Ah!, y en el aeropuerto, ojo y paciencia, porque ya no distinguen cubanos de extranjeros. A todos les est\u00e1n pasando las maletas y hasta las nalgas por los rayos X. Y adrede, se demoran y se demoran. Que no buscan droga, \u00a1claro que no! Lo que buscan es un paquete de jab\u00f3n, bl\u00fameres o calzoncillos, champ\u00fa, lo que sea que puedan quitarte y ellos usar o, si quieres salir r\u00e1pido, suelta dinerito para que te dejen tranquilo de una vez. \u00bfPesos cubanos? No, \u00bfque de verdad no entiendes, mijo? \u00a1D\u00f3lares! S\u00ed, ya s\u00e9 que te dijimos que se qued\u00f3 la moneda nacional, pero con un d\u00f3lar, aunque el cambio oficial est\u00e1 a 24, hay quien te ofrece hasta 40 pesos cubanos. As\u00ed que, si vas a sobornar, que sea con billetes verdes. Pero verde oscuro.<\/p>\n\n\n\n

Y todav\u00eda, al regresar al carro \u2014sin cerveza y con desencanto\u2014 el emigrante cubano siente que alguien le pone una mano en el hombro, un poco por respaldo y otro poco por cari\u00f1o, y le confirma: \u00absi te digo que este pa\u00eds no cambia nunca, hermano\u00bb. Y eso termina por aturdir m\u00e1s al paisano, antes ciudadano, ahora turista, porque ya olvid\u00f3, entre las monta\u00f1as heladas de Suiza o bajo el sol ardiente de Sonora, que la miseria en Cuba se perpet\u00faa de muchas formas distintas, como el camale\u00f3n cuando cambia de color o el presidente de nombre. Y aunque, al principio, siente que Panchito Riset lo enga\u00f1\u00f3 descaradamente porque el cuartico que ahora ve no se parece en nada al que, a\u00f1os atr\u00e1s, habit\u00f3, no tardar\u00e1 en percatarse de que apenas han cambiado la ubicaci\u00f3n de los muebles, pero el polvo y la tristeza no se han marchado de all\u00ed.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Una de las aparentes contradicciones que enfrenta un cubano emigrante cuando regresa a su pa\u00eds \u2014generalmente, de visita\u2014 se agazapa en la frase \n [...]<\/a>","protected":false},"author":2,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_mi_skip_tracking":false,"_exactmetrics_sitenote_active":false,"_exactmetrics_sitenote_note":"","_exactmetrics_sitenote_category":0,"footnotes":""},"categories":[10],"tags":[],"jetpack_sharing_enabled":true,"jetpack_featured_media_url":"","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1136"}],"collection":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/2"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=1136"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1136\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":1137,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1136\/revisions\/1137"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=1136"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=1136"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=1136"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}