{"id":1225,"date":"2021-01-23T15:57:21","date_gmt":"2021-01-23T21:57:21","guid":{"rendered":"https:\/\/espacio4.mx\/?p=1225"},"modified":"2021-02-08T08:41:49","modified_gmt":"2021-02-08T14:41:49","slug":"comer-a-besos-el-pan","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/espacio4.mx\/comer-a-besos-el-pan\/","title":{"rendered":"Comer a besos el pan"},"content":{"rendered":"\n

La decisi\u00f3n de ponerle t\u00edtulo a un libro conlleva mucho m\u00e1s que inspiraci\u00f3n art\u00edstica, sin duda debe satisfacer dos aspiraciones: la del autor por ser le\u00eddo y la de la editorial por que el \u00abproducto\u00bb sea comprado. Almudena Grandes lo consigue<\/p>\n\n\n\n

Cuentan que nuestro Jos\u00e9 Alfredo Jim\u00e9nez ten\u00eda una m\u00e1xima. Si al comenzar a escribir la letra de una canci\u00f3n no lograba que la primera frase punzara en el alma, romp\u00eda la hoja e intentaba otra tantas veces como fuera necesario hasta quedar satisfecho. As\u00ed nacieron oraciones acaso m\u00e1s conocidas que los mismos t\u00edtulos de las piezas. \u00abSolamente la mano de Dios podr\u00e1 separarnos\u00bb, \u00abNo vale nada la vida\u00bb, \u00abT\u00f3mate esta botella conmigo\u00bb, \u00abSe me acab\u00f3 la fuerza de la mano izquierda\u00bb, \u00abTe vas porque yo quiero que te vayas\u00bb, \u00abEstoy en el rinc\u00f3n de una cantina\u00bb y la grandiosa \u00abYo s\u00e9 bien que estoy afuera\u00bb son algunas evidencias que, seguramente, al leerlas reavivan m\u00e1s de una tonada.<\/p>\n\n\n\n

Cuando este efecto sacudidor es logrado al titular un libro, un buen tranco se avanza rumbo al convencimiento del lector potencial. Si el nombre de la obra atrapa y es cobijado por otros elementos gr\u00e1ficos de portada, aumentan las posibilidades de lectura. Si de ah\u00ed lo que sigue es buscar la sinopsis en la contraportada \u2014con la fe de encontrar un contenido tan cautivador como el t\u00edtulo\u2014 vamos de gane. Si despu\u00e9s del escrutinio de la cuarta de forros el paso siguiente es la compra, la victoria est\u00e1 casi cantada. Porque es el \u00faltimo filtro donde el lector define si, a su juicio, existe congruencia entre forma y contenido. Cuando la lectura de las primeras cuartillas logra sostener la emoci\u00f3n, esa terca provocadora de los milagros de la compra del libro y el \u00e1nimo de leerlo, es el triunfo. Autor, editores y libreros pueden declarar fiesta y celebrar con una buena tanda mariachera de canciones de Jos\u00e9 Alfredo.<\/p>\n\n\n\n

Los besos en el pan<\/em> es su t\u00edtulo. Ni c\u00f3mo evitar probarlo, primero, a miradas. Un nombre de cinco palabras que provocan antojo imaginario. Sabor y tersura como ingredientes de una cocina fusi\u00f3n. La frase cuenta con una bien amasada cualidad: su rico men\u00fa de significados e im\u00e1genes. La pregunta \u00ab\u00bfqu\u00e9 significa \u201cbesos en el pan\u201d?\u00bb es el aperitivo perfecto. Ya desde ah\u00ed, al leer el nombre, la gana de comer el libro aprieta en el est\u00f3mago.<\/p>\n\n\n\n

Editado por TusQuets M\u00e9xico en noviembre de 2015, Los besos en el pan presenta en portada una fotograf\u00eda impresionante lograda por Samuel Bouget. Un aderezo ic\u00f3nico que vuelve superlativa el ansia de probar sus interiores. La foto es el retrato de una ni\u00f1a de supremos ojos claros y alargadas pesta\u00f1as. Su enigm\u00e1tica apacibilidad combinada con su manecita derecha en un vidrio rociado de lluvia atrae al lector. \u00ab\u00bfQu\u00e9 tiene que ver esta peque\u00f1a con los besos en el pan?\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

Primer bocado: \u00ab\u00bfQu\u00e9 puede llegar a ocurrirle a los vecinos de un barrio cualquiera en estos tiempos dif\u00edciles? \u00bfC\u00f3mo resisten, en pleno ojo del hurac\u00e1n, parejas y personas solas, padres e hijos, j\u00f3venes y ancianos, los embates de esta crisis? Los besos en el pan<\/em> cuenta, de manera sutil y conmovedora, c\u00f3mo transcurren varias vidas (\u2026). En la peluquer\u00eda, en el bar, en las oficinas o en el centro de salud, muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivir\u00e1n momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignaci\u00f3n y de rabia, pero tambi\u00e9n de ternura y tes\u00f3n\u00bb. El remate atrapa sin escapatoria: \u00abY aprender\u00e1n por qu\u00e9 sus abuelos les ense\u00f1aron, cuando eran ni\u00f1os, a besar el pan\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

Almudena Grandes es la cocinera del libro que rememora en su t\u00edtulo una costumbre espa\u00f1ola marinada, por d\u00e9cadas, de simbolismos agridulces. En varias de sus entrevistas que circulan por la virtualidad, explica que Espa\u00f1a siempre ha sido un pa\u00eds pobre. Sin embargo, en tiempos de posguerra, as\u00ed como el hambre arreciaba, tambi\u00e9n hermanaba. \u00abLa pobreza se llevaba con dignidad, no con verg\u00fcenza como hoy en d\u00eda\u00bb, comenta. Con una sensibilidad muy diferente a la actual, en los treinta, los cuarenta, \u00abcuando se ca\u00eda un trozo de pan al suelo, los adultos obligaban a los ni\u00f1os a recogerlo y a darle un beso antes de devolverlo a la panera\u00bb (p. 16). Para la escritora, \u00abel pan es la met\u00e1fora de la supervivencia\u00bb. Besar el pan como un acto de valoraci\u00f3n y gratitud a todas las almas que est\u00e1n detr\u00e1s de y frente a cada pieza.<\/p>\n\n\n\n

\u00abBesar el pan\u00bb es un bello y, a la vez, cruel sin\u00f3nimo de pobreza. Trasladada al tiempo que corre, el libro muestra varias caras de uno de los lastres m\u00e1s recurrentes y salvajes de la crisis econ\u00f3mica: el desempleo. La forma en que el gobierno y sociedad navegan el tema y la manera en que ambos aspectos trastocan la cotidianidad de los personajes ubicados en un barrio clasemediero es calcada por millones en el mundo. Las amenazas, riesgos, incertidumbres que aniquilan en vida s\u00ed que son democr\u00e1ticos. Grandes lo retrata al dedillo: cada quien tendr\u00e1 que resolv\u00e9rselas y nada asegura que la libren.<\/p>\n\n\n\n

La escritora insiste que a las restricciones que impone la pobreza hay que sumarles actitudes indolentes, pueriles, hedonistas, ingenuas, sometidas, acr\u00edticas de los ciudadanos. Sus propias pobrezas espirituales.<\/p>\n\n\n\n

A pesar de que \u00abbesar el pan\u00bb ya no se costumbra en Espa\u00f1a, de una manera bastante cercana el lector encontrar\u00e1 relatos donde podr\u00e1 comprobar que el pan suyo y nuestro de cada d\u00eda se come a besos. Alguno amargo, otro m\u00e1gico, insufrible o vital. Entre mordidas voraces o apenas roces de cielo. Y es que, como comparte la autora, a ella no le agrada que sus personajes s\u00f3lo se instalen en la tragedia. Sin excluir la desgracia porque, de hecho, es una de las v\u00e9rtebras de la obra, el com\u00fan de los hombres y mujeres de Los besos en el pan<\/em> es el de quienes, en lugar de amilanarse, eligen lo contrario. A su manera, quiz\u00e1 a rastras, con desmotivaci\u00f3n alucinante, pero algo sucede en ciertos casos cuando de a besos comen el pan. Toman vuelo y se desdoblan en unos aut\u00e9nticos \u00abechados para adelante\u00bb. Pero luego, el encontronazo con la realidad regresa y es necesario comenzar pr\u00e1cticamente de cero: \u00ablos vecinos de este barrio, m\u00e1s que arruinados, se encuentran perdidos, abismados en una confusi\u00f3n paralizante e inerme, desorientados como el ni\u00f1o mimado al que le han quitado sus juguetes y no sabe protestar, reclamar lo que era suyo, denunciar el robo, detener a los ladrones (…). Los espa\u00f1oles que durante muchos siglos supimos ser pobres con dignidad, nunca hab\u00edamos sabido ser d\u00f3ciles. Nunca, hasta ahora (\u2026). Y, entre tanto, pasa la vida\u00bb (pp. 18-19).<\/p>\n\n\n\n

Este comportamiento dual es parte del llamado entre l\u00edneas de Los besos en el pan al lector de 2016. \u00abEn Espa\u00f1a, hasta hace treinta a\u00f1os, los hijos heredaban la pobreza, pero tambi\u00e9n la dignidad de sus padres, una manera de ser pobres sin sentirse humillados, sin dejar de ser dignos ni de luchar por el futuro. Viv\u00edan en un pa\u00eds donde la pobreza no era un motivo para avergonzarse, mucho menos para darse por vencido\u2026 No hace tanto tiempo, en este mismo barrio, la felicidad era tambi\u00e9n una manera de resistir\u00bb (p. 17).<\/p>\n\n\n\n

Si no punza la primera frase, no vale. No sirve. No llega. Tanta raz\u00f3n ten\u00eda Jos\u00e9 Alfredo. Los besos en el pan es un t\u00edtulo que abraza demasiado fuerte a la primera. Encamina de un tiro a la lectura. Y una vez ah\u00ed, en las p\u00e1ginas del reciente libro de Almudena Grandes, llega el recordatorio de su t\u00edtulo contundente a trav\u00e9s de cada vicisitud de los pobres pobres de la clase media. Torturados al ver la c\u00f3smica distancia que los separa los m\u00e1s ricos de los ricos y al sentir una vecindad cada vez m\u00e1s pr\u00f3xima con los hundidos. Esos pobres pobres toman aliento de la caridad y el perd\u00f3n que llama al buen vivir. Transpiran confundidos por un pesar que cala en la m\u00e9dula y por unas cuantas alegr\u00edas repentinas, salvadoras ardientes. Pero todos los personajes, as\u00ed como la misma autora y quienes la leen, est\u00e1n sentados en una misma mesa. Todos han sido convocados, sin saberlo siquiera, por una frase poderosa que les pide besar el pan ca\u00eddo de cada d\u00eda. Una frase de lucha que busca convencernos de, por fin, animarnos a comer a besos el pan.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"La decisi\u00f3n de ponerle t\u00edtulo a un libro conlleva mucho m\u00e1s que inspiraci\u00f3n art\u00edstica, sin duda debe satisfacer dos aspiraciones: la del autor por ser le\u00eddo y la de la editorial por que el \u00abproducto\u00bb sea comprado. Almudena Grandes lo consigue\n [...]<\/a>","protected":false},"author":10,"featured_media":1195,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_mi_skip_tracking":false,"_exactmetrics_sitenote_active":false,"_exactmetrics_sitenote_note":"","_exactmetrics_sitenote_category":0,"footnotes":""},"categories":[15],"tags":[],"jetpack_sharing_enabled":true,"jetpack_featured_media_url":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-content\/uploads\/2021\/01\/22-Los-Besos-en-el-pan.jpg","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1225"}],"collection":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/10"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=1225"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1225\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":1226,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/1225\/revisions\/1226"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media\/1195"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=1225"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=1225"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=1225"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}