{"id":3066,"date":"2021-10-05T20:51:33","date_gmt":"2021-10-06T01:51:33","guid":{"rendered":"https:\/\/espacio4.mx\/?p=3066"},"modified":"2021-10-15T19:54:19","modified_gmt":"2021-10-16T00:54:19","slug":"a-la-vibora-del-odiar","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/espacio4.mx\/a-la-vibora-del-odiar\/","title":{"rendered":"A la v\u00edbora del odiar"},"content":{"rendered":"\n

En aras de generar redes comunitarias que brinden la identidad ya no alentada por las instituciones sociales \u2014familiar, educativa, pol\u00edtica, religiosa \u2014 el odiarnos los unos a los otros es opci\u00f3n atractiva<\/p>\n\n\n\n

Veo mi casa y no me ubico. Veo al pol\u00edtico distante, falaz, amorfo. Veo todas estas calles y me dan lo mismo. Veo a mis colegas con hast\u00edo. Veo a la Iglesia, y qu\u00e9 con ella. Veo a mis amigos sin reconocerlos. Veo a los paisajes tan fotografiados y, en realidad nada son. Veo a esas muchedumbres prestas al grito de gol como quien ve un pu\u00f1ado de nadedad. Veo, reveo y vuelvo a ver esta mi casa y sigo sin rumbo.<\/p>\n\n\n\n

Puedo forzarme a ver lo que los dem\u00e1s dicen que ven para sentir lo que ellos dicen sentir. Puedo agenciarme, as\u00ed, esa intermitente tranquilidad del \u00abser parte de\u00bb. Pero regreso a poner la mirada en el banco, en la c\u00e1rcel, en el partido, en el hospital, en el estanquillo, en la plaza, en el museo, en la academia, en las colonias. Me extrav\u00edo. Qu\u00e9 soy yo ante ellos y ellos qu\u00e9 me significan. Somos y estamos, pero sin ser ni estar. Desarraigo. Indiferencia. Ausente identidad.<\/p>\n\n\n\n

La mente claudica. Pero no as\u00ed la v\u00edscera. Por qu\u00e9 no volver del odio un divertimento.<\/p>\n\n\n\n

\u00abJoder\u00bb al otro como lazo cohesionador de equipo. \u00abChingar por chingar\u00bb al puerco, a la puerca, en firme solidaridad compartida. \u00abMadrear\u00bb en coro al enemigo, todos en comunitario y poderoso cierre de filas. Envenenar la historia de los personajes inc\u00f3modos y crear un frente com\u00fan. Fastidiar por sistema a la presencia nociva y ondear esta pr\u00e1ctica como bandera de identificaci\u00f3n colectiva.<\/p>\n\n\n\n

Juguemos a ser v\u00edboras. Invoquemos a la v\u00edbora del odiar. Enred\u00e9monos de las manos, subamos los brazos y construyamos un camino donde pasen \u00abtodos los hijos, menos el de atr\u00e1s\u00bb. A \u00e9se, al \u00faltimo, todas las patadas, los escupitajos, las calumnias, los gritos, los desdenes, los clavos. \u00bfY por qu\u00e9 a \u00e9l, y por qu\u00e9 a ella? \u00bfPor qu\u00e9 tanta sa\u00f1a? Pues porque es el de atr\u00e1s. Porque le toc\u00f3 ese sitio. Porque no tuvo suerte. Porque est\u00e1 fregado. Porque viene vulnerado. O, quiz\u00e1, porque aparenta todo eso para esconder su Satan\u00e1s, seg\u00fan los ojos de las blancas conciencias que ejercen el odio como mecanismo de identidad individual y social en aras de \u00abhacer justicia\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

Es que odiar es tan f\u00e1cil. Seduce. Empodera. Vanagloria. Y vaya que si empa\u00f1a. Al faltar signos y s\u00edmbolos que evidencien una condici\u00f3n grupal, por as\u00ed decirlo, en equilibrio, en adecuada homeostasis, la alternativa no suele ser la raz\u00f3n, sino las m\u00e1s cavern\u00edcolas reacciones emocionales. \u00c9sas que estallan de las m\u00e1s distintas y nocivas maneras. Las que, en su modalidad a ras de asfalto \u2014como reptilianas que son\u2014 dan cuerda a la chismorrer\u00eda y dem\u00e1s falacias del conocimiento, alimentos b\u00e1sicos de odios que buscan reverberar lo m\u00e1s posible. Ganar poder. Crear hermandad. Construyen identidad.<\/p>\n\n\n\n

Una vez que la presa es ubicada, el \u00abodiador\u00bb necesita fundamentar su proceder. Convencerse de que tiene la raz\u00f3n y, en consecuencia, que obra en positivo, sin culpa alguna. El \u00abodiador\u00bb busca, pues, un primer espejo que multiplique su odiar. Al conseguirlo y corroborar que el vituperar suyo tiene eco, es decir, que cuenta con La verdad proyectada en quien le compra la odiosa idea, la llegada de otros espejos reproductores no toma mucho tiempo. El efecto en cadena engorda r\u00e1pido a la constrictor. A la v\u00edbora, v\u00edbora del odiar.<\/p>\n\n\n\n

En aras de generar redes comunitarias que brinden la identidad ya no alentada por las instituciones sociales \u2014familiar, educativa, pol\u00edtica, religiosa, econ\u00f3mica\u2014 el odiarnos los unos a los otros es atractiva opci\u00f3n. La historia poblada est\u00e1 de ejemplos; la literatura, atestada de azufres, cianuros y muri\u00e1ticos. Sin embargo, es en la \u00e9poca actual, la posmoderna, donde hierve un vasto caldo de cultivo para el tan bizarro y letal \u00abamar odi\u00e1ndonos\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

Veo mi lugar de trabajo y me hierve la rabia. Trabajo porque tengo que trabajar. No importa mi falta de identificaci\u00f3n con la empresa ni con las responsabilidades encomendadas. Menos a\u00fan el cliente. Ofrezco mi servicio y me siento explotado; si soy el contratante, enga\u00f1ado voy. Simulamos unos y otros. El di\u00e1logo sustentado en razones no lleva la delantera. Odio con odio se paga. Mi trayectoria profesional cotidiana se sostiene desde la aversi\u00f3n y los grupos de choque. El ambiente laboral es inundado de lluvia \u00e1cida. De ah\u00ed abrevan los enconos. De ah\u00ed beben las lenguas b\u00edfidas de tantas y tan regordetas v\u00edboras del amar.<\/p>\n\n\n\n

Veo mi sal\u00f3n de clases y no pertenezco ah\u00ed. Quiero y no quiero estar en esas cuatro paredes. Estudio porque tengo que estudiar. Estoy en una escuela que no me causa orgullo ni motivaci\u00f3n. Por el contrario, lo acad\u00e9mico me tortura. No entend\u00ed desde el nivel elemental los c\u00f3mos ni los porqu\u00e9s. Pero me aprobaron. Segu\u00ed pasando de a\u00f1o. Avanzamos todos. Unos cobran y otros pagan. Unos fingen; y, los otros, tambi\u00e9n. La comunicaci\u00f3n con argumentos y propuestas evolucionadas es utop\u00eda. La frustraci\u00f3n deviene en rencor. Es la vitamina para la tan necesaria dieta de odios. La raz\u00f3n, en el mercadot\u00e9cnico Templo del Saber, indigesta. Sin embargo, como en tantos otros lados, \u00abaqu\u00ed nada pasa\u00bb. Mejor cantemos a una sola voz, d\u00e1ndonos otra vez la mano, de frente, con sonrisa doblemoralina, que \u00abpor aqu\u00ed (todos) pueden pasar\u00bb. A la v\u00edbora, v\u00edbora del odiar. <\/p>\n\n\n\n

Veo a los hijos, veo a los padres y, tambi\u00e9n, a los abuelos. Veo a los hermanos y hermanas. Veo a los sobrinos. Veo a la \u00abfamilia pol\u00edtica\u00bb. Veo al marido. Veo a la esposa. Hablo sin hablarles. Escucho sin escuchar. L\u00e1nguido sentido de identidad. \u00abSangre de mi sangre\u00bb o el \u00abllamado de la sangre\u00bb, los dos postulados lo mismo me dan. O sea, nada. O acaso muy poco. Lo necesario para que, de cuando en cuando, intente comportarme conforme a lo establecido en la definici\u00f3n tradicional de eso perfecto, puro y poderoso que llaman familia. Pero, al primer chistar, s\u00e9 que la instituci\u00f3n tiembla desgarrada; y yo, con ella. Las paredes rebotan los gritos. Los pisos est\u00e1n trapeados de ausencias. La escuela no es honesta. La econom\u00eda no rinde. La Iglesia no salva. El gobierno no cumple. Los familiares no lo fueron ni lo son. Las casas, mi casa, es oscura canasta. Boas, culebras, serpientes en odiosa rotaci\u00f3n. Compiten para ver cu\u00e1l cascabel, como \u00abCampanita de oro\u00bb, gana en volumen y se coloca la corona de m\u00e1xima autoridad. El juego cantado est\u00e1. A la v\u00edbora, v\u00edbora del odiar.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"En aras de generar redes comunitarias que brinden la identidad ya no alentada por las instituciones sociales \u2014familiar, educativa, pol\u00edtica, religiosa \u2014 el odiarnos los unos a los otros es opci\u00f3n atractiva\n [...]<\/a>","protected":false},"author":10,"featured_media":3024,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_mi_skip_tracking":false,"_exactmetrics_sitenote_active":false,"_exactmetrics_sitenote_note":"","_exactmetrics_sitenote_category":0,"footnotes":""},"categories":[15],"tags":[],"jetpack_sharing_enabled":true,"jetpack_featured_media_url":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-content\/uploads\/2021\/10\/24-discutiendo.jpg","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/3066"}],"collection":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/10"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=3066"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/3066\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":3067,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/3066\/revisions\/3067"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media\/3024"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=3066"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=3066"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=3066"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}