En t\u00e9rminos generales se distinguen dos formas de eutanasia, la activa y la pasiva. El suicidio asistido es una variedad de la activa. La diferencia estriba en que, en la activa, el paciente terminal fallece a consecuencia de una acci\u00f3n intencional m\u00e9dica. En la pasiva la muerte viene de omisi\u00f3n o suspensi\u00f3n, por el m\u00e9dico, de medidas que podr\u00edan prolongar la vida. Naturalmente, no es necesario ser m\u00e9dico para practicar eutanasia, pero con frecuencia el m\u00e9dico se involucra en situaciones en las que debe tomar esa decisi\u00f3n, siempre en comunicaci\u00f3n responsable y profesional con paciente y familia.<\/p>\n\n\n\n
Sin embargo, nadie menciona el suicidio no asistido; cuando la persona se pega un plomazo en la sien, o se ahorca en una vigueta. Recordemos que eutanasia significa bien morir, y el bien morir depende del punto de vista del que sufre, del paciente, y no del m\u00e9dico, el p\u00e1rroco, el diputado o la familia de un enfermo. El concepto de calidad de vida biopsicosocial no es un decreto, sino una visi\u00f3n muy personal, la cual debe respetarse, independientemente de credos pol\u00edticos o religiosos; es decir, con una \u00e9tica laica.<\/p>\n\n\n\n
La Madre Teresa de Calcuta rechaz\u00f3 el encarnizamiento terap\u00e9utico que planeaba su s\u00e9quito m\u00e9dico, dici\u00e9ndoles que la dejaran bien morir. Y se cumplieron sus deseos.<\/p>\n\n\n\n
Suele decirse que el m\u00e9dico \u00absiempre\u00bb est\u00e1 comprometido a conservar la vida y tiene prohibido \u00abatentar\u00bb en su contra, pero es una opini\u00f3n no basada en la \u00e9tica m\u00e9dica laica, sino en un c\u00f3digo propuesto en el siglo V a.C. (Juramento Hipocr\u00e1tico) y cuya vigencia s\u00f3lo se reclama cuando coincide con la \u00e9tica trascendental o religiosa. En mi opini\u00f3n, y coincido con el doctor Ruy P\u00e9rez Tamayo, el m\u00e9dico no est\u00e1 \u00absiempre\u00bb comprometido \u00e9ticamente a conservar la vida, cualquiera que esta sea, s\u00f3lo la que el paciente considere tolerable por su sufrimiento y digna para su persona. La obligaci\u00f3n \u00e9tica del m\u00e9dico es evitar las muertes prematuras e innecesarias, pero no las deseables y ben\u00e9ficas. Adem\u00e1s, afirma P\u00e9rez Tamayo: parece perverso sostener en el siglo XXI el mito judeo-cristiano que le asigna al dolor f\u00edsico intolerable y a otras formas horribles de sufrimiento terminal, como la asfixia progresiva y consciente del enfisematoso, un \u00absentido plenamente humano\u00bb. Esa es frase vac\u00eda, s\u00f3lo aceptable bajo esas creencias religiosas. Es falso que haya sufrimientos \u00abque no se pueden evitar\u00bb. La finalidad debe ser evitarle al paciente terminal el sufrimiento in\u00fatil que impide morir con dignidad, si la vida ha dejado de ser, \u00abpara el que sufre\u00bb, peor que la muerte. Debemos respetar su decisi\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n
Ocasionalmente se arguyen dos objeciones m\u00e9dicas racionales a la eutanasia: 1) la solicitud de un paciente para que el m\u00e9dico termine con su vida puede surgir por depresi\u00f3n transitoria que desaparece cuando el enfermo mejora, y 2) es dif\u00edcil para el m\u00e9dico estar completamente seguro de que un enfermo terminal no puede salir adelante, aunque sea por poco tiempo, en condiciones que le permitan disfrutar de sus seres queridos o actuar y tomar decisiones relacionadas con su propia vida y sus intereses. Ambas objeciones son reales y deben tomarse en cuenta. El m\u00e9dico debe estar completamente seguro del diagn\u00f3stico y de agotar todos los recursos terap\u00e9uticos. Pero aun tomando muy en cuenta las objeciones m\u00e9dicas se\u00f1aladas, tarde o temprano se llega a situaciones en las que el suicidio asistido o la eutanasia son las \u00fanicas formas de acabar con el sufrimiento en forma digna. En tales circunstancias, el m\u00e9dico puede hacer dos cosas: desatender los deseos de paciente y familia, disminuir sus sufrimientos en contra de la voluntad expresa de ellos, o ayudar al enfermo a morir con dignidad (pero cometiendo un delito). El doctor P\u00e9rez Tamayo narra una experiencia que lo oblig\u00f3 a reflexionar: uno de mis maestros y muy querido amigo durante casi 50 a\u00f1os, el famoso doctor Lauren Ackerman, quien fuera profesor de Patolog\u00eda en la Escuela de Medicina de la Universidad Washington, en San Louis Missouri, y despu\u00e9s en la Escuela de Medicina de la Universidad del Norte de Nueva York en Stony Brook, en Estados Unidos, a quien a los 88 a\u00f1os se le diagnostic\u00f3 un adenocarcinoma del colon, se prepar\u00f3 para una laparotom\u00eda exploradora y, en su caso, extirpaci\u00f3n del tumor. Conocedor como pocos de la historia natural de las enfermedades neopl\u00e1sicas, antes de la operaci\u00f3n le pidi\u00f3 al anestesi\u00f3logo (que era su amigo y compa\u00f1ero de golf): \u00abSi tengo met\u00e1stasis hep\u00e1ticas ya no me despiertes…\u00bb. El doctor Ackerman muri\u00f3 en la mesa de operaciones de un paro cardiaco para el que no se hicieron maniobras de rescate.<\/p>\n\n\n\n
Considerando los objetivos de la medicina, el dilema \u00e9tico m\u00e9dico planteado entre el suicidio asistido y la eutanasia, por un lado, y su rechazo, por el otro, en casos que cumplen con las caracter\u00edsticas de irreversibilidad y de solicitud consciente y reiterada de terminar la vida, sea por sufrimientos insoportables o por la anticipaci\u00f3n de una muerte indigna precedida por la destrucci\u00f3n progresiva del individuo, en mi opini\u00f3n, coincidiendo con el doctor P\u00e9rez Tamayo, debe resolverse a favor del suicidio asistido y la eutanasia. De esa manera se cumple con la funci\u00f3n de apoyar y consolar al paciente, ya que no se le puede ni curar ni aliviar. No hay ninguna \u00abraz\u00f3n \u00e9tica m\u00e9dica\u00bb para que el m\u00e9dico se reh\u00fase a contribuir con sus conocimientos a terminar con la vida de un paciente cuando este ya no desea seguir viviendo por las causas mencionadas, o cuando su inconsciencia no le permite solicitarlo, pero los familiares cercanos conocen sus deseos. El rechazo de la eutanasia no se hace por razones de una \u00e9tica basada en los objetivos de la medicina \u2014aunque a veces as\u00ed se se\u00f1ale\u2014 sino por otras que no tienen nada que ver con la medicina.<\/p>\n\n\n\n
Lea Yatrogenia<\/a><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"En t\u00e9rminos generales se distinguen dos formas de eutanasia, la activa y la pasiva. El suicidio asistido es una variedad de la activa. \n [...]<\/a>","protected":false},"author":12,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_mi_skip_tracking":false,"_exactmetrics_sitenote_active":false,"_exactmetrics_sitenote_note":"","_exactmetrics_sitenote_category":0,"footnotes":""},"categories":[10],"tags":[],"jetpack_sharing_enabled":true,"jetpack_featured_media_url":"","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/4409"}],"collection":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/12"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=4409"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/4409\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":4410,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/4409\/revisions\/4410"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=4409"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=4409"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=4409"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}