{"id":484,"date":"2020-10-19T19:18:24","date_gmt":"2020-10-20T00:18:24","guid":{"rendered":"https:\/\/espacio4.mx\/?p=484"},"modified":"2020-11-06T18:16:20","modified_gmt":"2020-11-07T00:16:20","slug":"el-socavon-de-las-almas","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/espacio4.mx\/el-socavon-de-las-almas\/","title":{"rendered":"El socav\u00f3n de las almas"},"content":{"rendered":"\n

Si bien sus ojos no derramaban l\u00e1grimas, algo en su mirada no reflejaba aquella chispa de alegr\u00eda que com\u00fanmente tienen los perros. Su mirada es de tristeza, dijo alguien con quien visit\u00e9, por primera vez, el municipio de Real de Catorce. Fue cuando le puse m\u00e1s atenci\u00f3n a la perrita criolla color amarillo que se nos acerc\u00f3 en el kiosco del pueblo. M\u00e1s que comida deseaba ser acariciada. Aunque le frotamos su lomo con ternura y le hablamos cari\u00f1osamente, el brillo de nostalgia en sus ojos no desaparec\u00eda. Me estruj\u00f3 el coraz\u00f3n imaginar que su vida trascurr\u00eda con la ausencia de amor, mimos y atenci\u00f3n que generalmente se le procura a una mascota.<\/p>\n\n\n\n

Al d\u00eda siguiente me aventur\u00e9 en una caminata por las empinadas calles. Ah\u00ed, en la azotea de una casa, encontr\u00e9 la misma mirada del animalito del kiosco: un perro negro, rebosante de pelo, pero con ojos de melancol\u00eda. Me observ\u00f3 e inclin\u00f3 su cabeza a un lado; no ladraba, s\u00f3lo me ve\u00eda con esa mirada compasiva. Coloc\u00f3 sus patas delanteras sobre la fila de bloques que bordeaba el techo y descans\u00f3 su cabeza en el pedazo de concreto. Esos ojitos los ten\u00eda encima como si quisieran hipnotizarme, yo tambi\u00e9n lo miraba y le hablaba palabras bonitas y de consuelo por la soledad del lugar en el que estaba. No se mov\u00eda, ni siquiera la cola; su vista sobre la m\u00eda, atenta, pero desprovista de cualquier indicio de felicidad como suelen manifestarla los perros cuando se les habla en tono meloso. Me pas\u00f3 por la mente que el perro deseaba que lo rescatara, que lo trasladase a donde le prodigaran amor. Ruido de cascos y voces de hombre se escucharon a distancia; calle arriba pasaban unos jinetes en sus caballos. El can, en silencio, los mir\u00f3 alejarse. Se perdieron en la esquina y \u00e9l volvi\u00f3 sus ojos de nostalgia hacia m\u00ed, otra vez. Ya no soport\u00e9 m\u00e1s y decid\u00ed irme. Me sigui\u00f3, desde la azotea, hasta que no le qued\u00f3 m\u00e1s espacio; asom\u00f3 su cabeza por encima de esa peque\u00f1a pared de block. Sent\u00ed un ligero pinchazo en el pecho, de esos que te dan cuando se toman decisiones que duelen. Comprend\u00ed que es un pueblo con perros tristes.<\/p>\n\n\n\n

La frialdad del clima de esta comunidad quiz\u00e1 hel\u00f3 la capacidad de expresi\u00f3n de los sentimientos de la gente o la dureza de los minerales que aqu\u00ed se explotaron durante d\u00e9cadas trastoc\u00f3 la esencia de las personas y las volvi\u00f3 reservadas. O a lo mejor lo empedrado de sus calles y de las viviendas provocaron que en sus corazones se levantaran paredes impenetrables. Real de Catorce es un pueblo que te regala misteriosos d\u00e9j\u00e0 vus<\/em>. En su misticismo es posible se hayan robado las almas de los animales, quiz\u00e1 las m\u00e1s inocentes fueron las de los perros y los ancestros y primeros pobladores se las llevaron, sin resistencia alguna, a los socavones infinitos de sus minas. Y ah\u00ed, en la profundidad de esos pozos, yacen dormidas, sepultadas por toneladas de olvido. Ojal\u00e1 un d\u00eda, un valiente minero regrese a la oscuridad tenebrosa de las entra\u00f1as de la tierra, encuentre las almas y las devuelva a los perros para que puedan ser felices.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Si bien sus ojos no derramaban l\u00e1grimas, algo en su mirada no reflejaba aquella chispa de alegr\u00eda que com\u00fanmente tienen los perros. Su \n [...]<\/a>","protected":false},"author":8,"featured_media":529,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_mi_skip_tracking":false,"_exactmetrics_sitenote_active":false,"_exactmetrics_sitenote_note":"","_exactmetrics_sitenote_category":0,"footnotes":""},"categories":[14],"tags":[],"jetpack_sharing_enabled":true,"jetpack_featured_media_url":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-content\/uploads\/2020\/10\/21-El-pez-4750.jpg","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/484"}],"collection":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/8"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=484"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/484\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":485,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/484\/revisions\/485"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media\/529"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=484"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=484"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=484"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}