{"id":8224,"date":"2023-11-10T12:00:04","date_gmt":"2023-11-10T18:00:04","guid":{"rendered":"https:\/\/espacio4.mx\/?p=8224"},"modified":"2023-11-27T15:01:46","modified_gmt":"2023-11-27T21:01:46","slug":"la-separacion-de-los-amantes-eloisa-y-abelardo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/espacio4.mx\/la-separacion-de-los-amantes-eloisa-y-abelardo\/","title":{"rendered":"La separaci\u00f3n de los amantes: Elo\u00edsa y Abelardo<\/i>"},"content":{"rendered":"\n

En la Tierra s\u00f3lo hay dos cosas preciosas: la primera, es el amor; la segunda, que viene bastante despu\u00e9s, es la inteligencia.<\/em><\/p>\n\n\n\n

Gast\u00f3n Berger<\/p>\n\n\n\n

Muchos conocen la desafortunada historia de amor entre el fil\u00f3sofo Abelardo y la bella e inteligente Elo\u00edsa. El intercambio de cartas que nos legaron ha servido para mantener viva esta valiosa memoria. Abelardo hace las veces de maestro de Elo\u00edsa. Sin embargo, el amor aparece en escena: \u00abBajo el pretexto de estudiar, nos entreg\u00e1bamos por entero al amor\u2026\u00bb,<\/em> (Abelardo) El t\u00edo Fulberto los descubre in fraganti<\/em>. Y aunque Abelardo propone casarse con la \u00fanica condici\u00f3n de que el matrimonio permanezca en secreto a fin de no perjudicar su reputaci\u00f3n, Elo\u00edsa se niega a lo que propone. No quiere matrimonio, ni secreto ni p\u00fablico. Pernoud sintetiza la raz\u00f3n de esta postura: \u00abEste es el secreto de Elo\u00edsa, el motivo principal de su negativa: la calidad de su amor exige que sea gratuito\u00bb<\/em>. (Pernoud, 1973, p. 71) La generosidad de Elo\u00edsa es a toda prueba.<\/p>\n\n\n\n

Como es de todos sabido, las cosas no salieron como fueron planeadas. Abelardo fue emasculado por los secuaces del t\u00edo Fulberto como represalia por el \u00abpecado\u00bb cometido: \u00abMe cortaron las partes del cuerpo con que comet\u00ed aquello de que se quejaban, despu\u00e9s emprendieron la fuga\u2026\u00bb,<\/em> (Abelardo).<\/p>\n\n\n\n

El autor de Con\u00f3cete a ti mismo<\/em> invita a Elo\u00edsa a recluirse en un convento. Elo\u00edsa obedece con \u00abentera abnegaci\u00f3n\u00bb. Por eso dir\u00e1 posteriormente en una de sus c\u00e9lebres cartas: \u00abNuestra com\u00fan entrada en religi\u00f3n, que vos solo decidisteis\u00bb<\/em>, (Elo\u00edsa). Abelardo se refugia, tambi\u00e9n, en un monasterio, y no por vocaci\u00f3n, sino por verg\u00fcenza. As\u00ed nos lo confiesa.<\/p>\n\n\n\n

Ya est\u00e1n separados. El dolor es indescriptible. El tr\u00e1fico de cartas lo mitiga. Y empieza el dif\u00edcil proceso de sublimaci\u00f3n. En realidad, lo enfrentan de manera distinta. Abelardo se conforma, se resigna e intenta sublimar con la religi\u00f3n la separaci\u00f3n: \u00abVos nos unisteis, Se\u00f1or, y Vos nos separasteis cuando y como os pareci\u00f3 bien\u00bb,<\/em> (Abelardo). Y permuta su dolor al afirmar: \u00abMi hermana Elo\u00edsa, a quien quise en el siglo y quiero ahora a\u00fan m\u00e1s en Cristo\u00bb,<\/em> (Abelardo). Elo\u00edsa, en cambio, sigue a\u00f1orando el para\u00edso perdido: \u00abFue la concupiscencia m\u00e1s bien que la ternura lo que os uni\u00f3 a m\u00ed\u2026 que la ternura de vuestro lenguaje \u2014una carta os cuesta tan poco\u2014 me devuelva por lo menos la dulzura de vuestra imagen\u2026 devolvedme vuestra presencia en lo posible envi\u00e1ndome algunas l\u00edneas de consuelo\u2026\u00bb<\/em> (Elo\u00edsa) Y m\u00e1s adelanta evoca el amor que los uni\u00f3: \u00abEstas voluptuosidades que hemos saboreado juntos han sido tan dulces para m\u00ed, que no puedo evitar el amar su recuerdo ni borrarlas de mi memoria\u00bb,<\/em> (Elo\u00edsa). Abelardo decepciona con su respuesta: \u00abPues enteraros bien: vos sois mi superiora, hab\u00e9is llegado a ser mi ama al convertiros en la esposa de mi Maestro\u00bb,<\/em> (Abelardo).<\/p>\n\n\n\n

Igor Caruso, en La separaci\u00f3n de los amantes<\/em>, traza la ruta de la desventura psicol\u00f3gica de las personas que, voluntariamente, obligadas por ciertas circunstancias, tienen que \u00ababandonarse\u00bb. Para Caruso, estudiar la separaci\u00f3n amorosa significa estudiar la presencia de la muerte en nuestras vidas. \u00c9l esboza una fenomenolog\u00eda de la muerte por mor de la separaci\u00f3n. Las fases de este proceso son: la cat\u00e1strofe del Yo, la agresividad, la indiferencia, la huida hacia adelante y la ideologizaci\u00f3n. Se podr\u00eda aventurar un estudio de las cartas de Elo\u00edsa y Abelardo<\/em> con ayuda de este marco te\u00f3rico. La brevedad de este art\u00edculo nos impide iniciar siquiera el abordaje. Pero puedo asegurar que estas fases fueron experimentadas por esta pareja paradigm\u00e1tica. La cat\u00e1strofe del Yo, por ejemplo, aparece con nitidez en el instante mismo del desencuentro, cuando ambos son obligados a separarse. En cambio, cuando Abelardo invita a Elo\u00edsa a entrar en religi\u00f3n, se da tanto la huida hacia adelante como la ideologizaci\u00f3n. Quiz\u00e1 no soy certero en el an\u00e1lisis. Pero s\u00ed vale la pena advertir que la muerte marca esa dolorosa separaci\u00f3n. A\u00fan despu\u00e9s de la muerte de Abelardo, cuando Pedro el Venerable le dice a Elo\u00edsa que Abelardo le pertenece, queda de manifiesto que se siguen queriendo, que la vida quiere ganarle la partida a la muerte, y que a Abelardo \u00abDios le da hoy calor en su seno en su lugar (de Elo\u00edsa) o como si fuese usted misma\u00bb,<\/em> (Pedro el Venerable). Una aut\u00e9ntica sublimaci\u00f3n al m\u00e1s puro estilo freudiano.<\/p>\n\n\n\n

Referencias:<\/strong><\/p>\n\n\n\n