{"id":8418,"date":"2023-12-11T09:50:05","date_gmt":"2023-12-11T15:50:05","guid":{"rendered":"https:\/\/espacio4.mx\/?p=8418"},"modified":"2024-01-04T11:09:21","modified_gmt":"2024-01-04T17:09:21","slug":"las-patas-del-zorro","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/espacio4.mx\/las-patas-del-zorro\/","title":{"rendered":"Las patas del zorro"},"content":{"rendered":"\n

Siempre genera controversia establecer una regla. En el caso de la literatura se ponen en jaque la historia y el discurso de las obras propuestas, pero sobre todo, al antologista<\/p>\n\n\n\n

PRIMERA DE DOS PARTES<\/strong><\/p>\n\n\n\n

No es pr\u00f3diga mi memoria, pero tambi\u00e9n festejo cada espor\u00e1dico regreso de alg\u00fan recuerdo. Era (o es, porque, como casi todo, existe m\u00e1s all\u00e1 de mis sentidos) un libro de car\u00e1tula dura y naranja, peque\u00f1o, con un tigre (creo) echado. No se trata de un felino hermoso, parece una simulaci\u00f3n impresionista del animal, dudo que por habilidad del dise\u00f1ador; en mejor medida, figura una intenci\u00f3n, un deseo inacabado del artista. Su t\u00edtulo: Relatos de un naturalista<\/em> (aunque el sustantivo pudiera ser \u00abhistorias\u00bb o \u00abcuentos\u00bb, de cualquier manera se trata de una traducci\u00f3n) y enumera sin orden preciso ciertas an\u00e9cdotas vividas por el autor durante su trabajo en un zool\u00f3gico ruso y m\u00faltiples visitas a los m\u00e1s dis\u00edmiles parajes.<\/p>\n\n\n\n

Sin duda alguna lo le\u00ed hace m\u00e1s de veinte a\u00f1os. Por tal motivo, considero correcto acoger con benepl\u00e1cito la remembranza. Perm\u00edtame decirlo, es a este inusual portento que debo la iniciativa de las siguientes palabras, en conjunci\u00f3n, claro est\u00e1, con la celosa defensa que siempre se ha hecho del canon literario, \u00fanicamente comparable a los divertidos ataques que contra \u00e9l se suscitan.<\/p>\n\n\n\n

De todos aquellos relatos extraigo uno bastante peculiar. Hablaba sobre el zorro, sobre las patas del zorro, sobre los vellos en las patas del zorro. Aprend\u00ed desde entonces que estos mam\u00edferos, a diferencia de sus primos (los perros) tienen una capa de pelo en la planta de sus extremidades, por eso sus huellas suelen aparecer borrosas y por eso, tambi\u00e9n, acept\u00e9 con naturalidad, a\u00f1os despu\u00e9s, que ciertos hobbits<\/em> compartieran id\u00e9ntica caracter\u00edstica. Se trata de una adaptaci\u00f3n maravillosa que le permite al animal escapar con facilidad de sus perseguidores en terrenos agrestes, igual que si calzara un par de zapatos. Mas no todo es sencillo para nuestro protagonista. Existe una temporada, c\u00edclica y aciaga, cuando muda su pelaje y el vello nuevo, corto y \u00e1spero reaparece en la planta de sus patas. En esa \u00e9poca al zorro le cuesta incluso caminar pues pareciera que lo hace sobre agujas.<\/p>\n\n\n\n

Las mismas agujas que se lanzan cr\u00edticos, narradores, fil\u00f3logos, semi\u00f3logos, simples (e inexcusables) lectores y toda sarta de intelectuales cada vez que alguien deja su r\u00fabrica al t\u00e9rmino de una lista compuesta por obras pretendidamente indispensables, originales, referenciales, antonom\u00e1sticas, recurrentes, incomparables… los calificativos var\u00edan seg\u00fan la percepci\u00f3n del compilador, pero a la postre, buscan justificar la condici\u00f3n can\u00f3nica de un texto.<\/p>\n\n\n\n

Hoy resulta f\u00e1cil distinguir a la vanguardia de estas veleidades al se\u00f1or Harold Bloom (si bien, aclaro, su prop\u00f3sito nada tiene de fr\u00edvolo o ligero) y su libro The Western Canon: The Books and School of the Ages<\/em> (conocido entre nosotros, sencillamente, por El canon occidental<\/em>) que desde 1994 levanta ronchas alrededor del mundo y muy especialmente en Cuba, aunque por motivos dudosamente literarios, derivados, eso s\u00ed, del citado t\u00edtulo. No olvidemos que fue un cubano, Rafael Rojas, quien promovi\u00f3 en su ensayo \u00abUn banquete can\u00f3nico\u00bb buena parte de las dudas que se precipitaron sobre el neoyorkino, centradas, espec\u00edficamente, en la bondadosa raci\u00f3n de compatriotas que poblaban el universo totalitario del supuesto canon occidental, al menos en los textos que se recogen y pertenecen al sur del R\u00edo Bravo. A prop\u00f3sito, asegura Rojas, \u00abtal preferencia, que podr\u00eda exaltar nuestro ego po\u00e9tico hasta el paroxismo, tiene su explicaci\u00f3n. Uno de los m\u00e1s cercanos colegas de Bloom es cubano: el catedr\u00e1tico de Yale Roberto Gonz\u00e1lez Echevarr\u00eda\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

Por supuesto, el mentado catedr\u00e1tico respondi\u00f3 con otro trabajo (\u00abOye mi son, el canon cubano\u00bb) pues harto frecuente (y en ocasiones hasta vergonzosa, por la manera, que no la actitud) es la costumbre criolla de \u00abno quedarnos dados\u00bb. En ese sentido no pierde tiempo Roberto Gonz\u00e1lez para presentar su propia lista de los autores imprescindibles nacidos en la mayor de las Antillas y as\u00ed, de camino, entre l\u00edneas cuando no de forma evidente, insinuar tambi\u00e9n media dosis de desconocimiento por parte de Rojas.<\/p>\n\n\n\n

Uno y otro ejemplo mucho tiene que ver con la volatilidad que provoca el canon indistintamente en la conciencia de eruditos y pseudoacad\u00e9micos (posteriormente acusaron a Bloom de que su selecci\u00f3n obedec\u00eda a intereses comerciales de una editorial. \u00bfAlguien acaso, tendencioso y sagaz, adivina el indicio de una autoexpiaci\u00f3n en la frase \u00abtodas mis apasionadas soflamas sobre el valor est\u00e9tico del yo aislado se ven inevitablemente debilitadas cuando se me recuerda que el ocio necesario para la meditaci\u00f3n es algo que debe comprarse a la comunidad\u00bb1<\/a><\/strong><\/sup>?), empero, aun as\u00ed, no deja de ser interesante, por un lado, los t\u00edtulos propuestos y, por el otro, acaso m\u00e1s ilustrativo, las razones que justifican tal cual clasificaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n

Si se me permitiera la atroz simplicidad de poner los pies sobre la tierra, escribir como quien habla a un amigo y no a un contrincante en ciernes, podr\u00eda decir que esa(s) lista(s) se agradece(n). Son necesarias, y \u00bfpor qu\u00e9 no?, imprescindibles. As\u00ed de sencillo. Cuando el mundo se desploma ante torrentes de datos y referencias de dificultosa veracidad, mientras los oportunistas se confunden con los oficialistas y ahogan a los librepensadores, la existencia de una gu\u00eda que nos ilumine el camino de la ilustraci\u00f3n m\u00e1s pr\u00edstina despierta, de inmediato, una sensaci\u00f3n de tranquilidad que tarde o temprano habr\u00e1 de transformarse en aplomo, cualidad imprescindible para asir con fuerzas las riendas de nuestra propia gnosis.<\/p>\n\n\n\n

El origen de las disparidades intelectuales que tanto enturbian las selecciones propuestas por fulano o mengano, entonces, no atacan la concepci\u00f3n del canon per se<\/em>, sino su naturaleza. Acogen la semilla, detestan la masa. Igual a esos pa\u00edses que, sin letra para sus himnos nacionales, comprenden la necesidad de contar con una composici\u00f3n capaz de reforzar sus melod\u00edas patri\u00f3ticas, mas ninguna frase los convence y no les queda otro remedio que seguir enfrascados en la imposible encomienda de tararear notas musicales abstractas.<\/p>\n\n\n\n

Desde esta perspectiva, (unilateral, s\u00ed; ego\u00edsta, tambi\u00e9n, convenenciera, otro tanto; empero indiscutiblemente cierta) cualquier refutaci\u00f3n al canon evocar\u00eda un dislate total porque atenta, de manera directa, con la \u00fanica herramienta disponible para abrirnos pasos por los miles y miles de textos que, no s\u00f3lo recoge el acervo hist\u00f3rico cultural sino que, cada a\u00f1o, se multiplican con nuevas propuestas en librer\u00edas y bibliotecas, de mano con la aparici\u00f3n de distintos medios tecnol\u00f3gicos para favorecer la lectura, contradiciendo la l\u00f3gica de una sociedad que tiende progresiva y fatalmente hacia el analfabetismo (y no por su incapacidad para leer, sino, acaso m\u00e1s peligroso, por su nula voluntad para siquiera acercarse a un libro) a la par que refuerza sus v\u00ednculos con el mercantilismo m\u00e1s feroz sino con las ideolog\u00edas menos humanas.<\/p>\n\n\n\n

Siguiendo esta falsa impresi\u00f3n de desarrollo intelectual, donde aceptamos gustosos clasificaciones matem\u00e1ticas que dividen nuestro orbe en primer, segundo o tercer mundo (otra vez, sobrevolando espantos, a partir de una perspectiva exclusivamente econ\u00f3mica, si bien en ocasiones se adorna con ribetes culturales, pol\u00edticos o sociales) y otros alias como \u00absociedad de la informaci\u00f3n\u00bb se suceden de boca en boca, sin fundamento pr\u00e1ctico aunque sobran impares procederes te\u00f3ricos, se me antoja rid\u00edculo atentar contra la m\u00e1s peque\u00f1a intenci\u00f3n de establecer un orden para los lectores que nos pisan los talones. Y no s\u00f3lo para con ellos. \u00bfO somos tan eg\u00f3latras que de verdad damos por sentado tener la \u00faltima respuesta en torno a las disquisiciones literarias que constantemente surgen, se desarrollan y fenecen para, luego, volver a emerger?<\/p>\n\n\n\n

Se\u00f1alar un subrepticio cambio de enfoque en las l\u00edneas anteriores puede ser aceptable. De hecho, resulta pronosticable (y me disculpo de antemano si empujo argumentos hacia derroteros menos taloneados). Entiendo que muchos pueden sentirse timados, incluso ofendidos, por la insinuaci\u00f3n de serles revocado su derecho a disentir ante la opini\u00f3n de un colega. \u00a1Qu\u00e9 triste ser\u00eda nuestra comarca literaria sin los dimes y diretes que suelen poblarla! No pretendo pecar de iluso a sabiendas que tal insinuaci\u00f3n generar\u00eda suficiente caldo de cultivo para activar diatribas que, eso s\u00ed, siempre ser\u00edan bien recibidas.<\/p>\n\n\n\n

Nada de eso. La pol\u00e9mica deviene ingrediente b\u00e1sico; y desarrollo, la contradicci\u00f3n. Por dem\u00e1s, coincido con la atenuante enarbolada por Gonz\u00e1lez Echevarr\u00eda quien, con car\u00e1cter proleg\u00f3meno, advierte para su canon cubano, \u00aben la vida cotidiana, en el di\u00e1logo, en el murmullo diario de opiniones, chismes, infundios, calumnias, difamaciones, y tambi\u00e9n alabanzas medidas y desmedidas que son la praxis de nuestra profesi\u00f3n, lo que prima es el juicio de valor\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

En realidad, (por supuesto, todos lo ven), quienes refutan un canon es porque defienden de manera m\u00e1s o menos consciente otro, el suyo, o escrito con parab\u00f3lico rigor, el reino divino de la literatura no es lugar para ateos. Todos adoramos a nuestros dioses con id\u00e9ntica pasi\u00f3n que otros millones de polite\u00edstas se postran con devoci\u00f3n a los pies de sus correspondientes. La religi\u00f3n define una pr\u00e1ctica excluyente; la literatura, otro tanto.<\/p>\n\n\n\n

Quiz\u00e1s, el error se agazapa en el origen porque, a fin de cuentas, \u00bfcu\u00e1l es el supuesto designio primigenio de todo canon? Digamos, su n\u00facleo. Acept\u00e9moslo, de un modo u otro, cada gesto de licitaci\u00f3n en particular obedece a una empresa com\u00fan y abarcadora: citar la fuente de las fuentes; el tema recurrente; la obra absoluta; el autor iniciaci\u00f3n; la bibliograf\u00eda arquet\u00edpica. Todav\u00eda puedo ensayar otras definiciones, pero a fin de cuentas, m\u00edrese por aqu\u00ed o por all\u00e1, nada hay m\u00e1s parecido a la ut\u00f3pica faena de abducir el nombre de Dios. Y enfatizo el verbo desde cualquiera de las acepciones que ya avanza la vig\u00e9sima tercera edici\u00f3n del Diccionario de la Lengua Espa\u00f1ola: prefi\u00e9rase la intenci\u00f3n de suscitar una poderosa atracci\u00f3n en alguien (los lectores, los cr\u00edticos, los esc\u00e9pticos) o el alejamiento de un miembro del cuerpo (par\u00e1bola aqu\u00ed inmersa en el universo de interpretaciones que genera un supuesto texto definitorio y que lo aparta, a veces se infiere que \u00ablo pone a salvo\u00bb \u2014\u00a1horror!\u2014 del resto de obras mundanas) o, todav\u00eda m\u00e1s, del supuesto secuestro alien\u00edgena, porque hasta de extraterrestres suelen ser tildadas las recomendaciones que no llenan ciertas expectativas cr\u00edticas.<\/p>\n\n\n\n

La manufactura de una pieza can\u00f3nica supera con creces la ambici\u00f3n de Pierre Ambroise Chordelos de Laclos, \u00abescribir una obra que se salga de lo corriente, que haga mucho ruido, y que siga resonando sobre la tierra cuando yo haya muerto\u00bb. Su magn\u00edfica novela Les liaisons dangereuses<\/em> lo complaci\u00f3 ampliamente (ya anhel\u00e1ramos muchos acariciar este portento), pero no suele formar parte de las listas can\u00f3nicas. No se trata en ning\u00fan caso de alcanzar un triunfo individual sino, desde la intimidad, alcanzar la universalidad literaria que parte, como toda realizaci\u00f3n intelectual, de su car\u00e1cter humano. Sin duda, una factura de incierto pron\u00f3stico y pr\u00e1cticamente imposible de consumar, no importa con cu\u00e1nta fuerza, disciplina o talento dispongamos. Son incontables los elementos que se conjugan para decidir qu\u00e9 pertenece al canon y qu\u00e9 no, y, por si no bastara, el veredicto final depende de terceros\u2026 cientos, miles de terceros a quienes no les temblar\u00e1 el pulso para hacer v\u00e1lidas las contrariedades que emanan de sus argumentos. Los cuales pueden ser portadores de ideas provechosas o g\u00e9rmenes nocivos.<\/p>\n\n\n\n

De ese conjunto de elementos (incontables, insisto) pongo a disposici\u00f3n sobre esta improvisada palestra p\u00fablica una tr\u00edada b\u00e1sica: tema, forma y compilador (con la indicaci\u00f3n expl\u00edcita de que, en completa medida, el compilador personifica, primero, al obligado receptor de un texto).<\/p>\n\n\n\n

Siguiendo esta l\u00ednea y su osado af\u00e1n por establecer un orden justo ah\u00ed, donde el caos suele ser acogido con verdaderas loas porque frecuentemente emula el discurrir serpenteante de la vida humana o su psiquis (bien lo demuestra el siempre referenciado \u00faltimo cap\u00edtulo de la novela Ulises<\/em> de James Joyce) habr\u00edamos de converger en que la narraci\u00f3n, entendida como sucesi\u00f3n l\u00f3gica de hechos anecd\u00f3ticos, colige un excelente punto de partida. Desde esta propuesta inici\u00e1tica auguro fluxiones de las m\u00e1s diversas tipolog\u00edas pues el propio Milan Kundera reconoci\u00f3 en la historia al verdugo de toda novela. Para el checo no se debe salvar otra cosa que aquello inasible e imposible de ser representado. No obstante, prefiero barajar mi teor\u00eda en estratos menos encumbrados y recalcar una certidumbre: al recomendar el t\u00edtulo de un libro desconocido, una de las primeras interrogantes enarboladas es \u00ab\u00bfde qu\u00e9 trata?\u00bb. Por tanto, algo ha de contarse. Esta causal nos obliga a ordenar vocablos, oraciones y p\u00e1rrafos acorde al reforzamiento y mejor provecho de la historia. Ser\u00eda absurdo intentar remontar la corriente de este planteamiento. Ejercicio similar a la exhaustiva recopilaci\u00f3n de palabras que luego provocar\u00edan una an\u00e9cdota prescindible. Y no niego su posible hechura. El empe\u00f1o resulta practicable; \u00fatil, no creo2<\/a><\/strong><\/sup>.<\/p>\n\n\n\n

As\u00ed pues, \u00abhab\u00eda una vez\u2026\u00bb3<\/a><\/strong><\/sup> puede que constituya la mejor frase de presentaci\u00f3n para cualquier argumento. No s\u00f3lo porque la conocemos desde ni\u00f1os y nuestros sentidos despiertan y se preparan con apenas escucharla sino porque sit\u00faa el discurso en funci\u00f3n directa de la historia. Las palabras pierden su significado, no se requiere interpretarlas, la sem\u00e1ntica acapara completamente cada vocablo, igual a una fanfarria introductoria o a los aplausos tras el punto final. Es verdad que, con el paso del tiempo, aprendemos a disfrutar las variantes de una an\u00e9cdota, pero al inicio estaba el verbo (la acci\u00f3n), no el adjetivo lacrimoso ni el adverbio ni los distintos complementos. Nos hacemos de la historia, a ella nos aferramos, por ella piden los ni\u00f1os que el cuento se repita.<\/p>\n\n\n\n

Y, de repetici\u00f3n en repetici\u00f3n, descubrimos \u00e1ngeles y demonios que metamorfoseados en palabras permanecen constantes, no nos abandonan ni nosotros los abandonamos a ellos. \u00abTemas universales\u00bb, me conminaron a llamarlos desde \u00faltimo a\u00f1o de primaria. Los mismos que est\u00e1n presentes en cada obra presuntamente can\u00f3nica y figuran un requisito inamovible para que una novela, un cuento, un poema sea clasificado tal cual.<\/p>\n\n\n\n

Ahora bien, si el germen disidente no lacera el fondo, s\u00ed hiere la forma. Hoy (tambi\u00e9n ayer, aunque sospecho que con menos bombos y platillos) se apuesta por la forma sobre el contenido. El discurso acalla o ensalza la historia. En buena medida gracias a una m\u00e1xima que, tarde o temprano, terminamos aceptando con enojo y resignaci\u00f3n los escritores: \u00abtodo est\u00e1 escrito\u00bb. Es el fenecer de los argumentos simples. Recurrimos, forzados, a variaciones de esos temas universales: la muerte, el amor, la traici\u00f3n… no importa cu\u00e1ntos enumeremos. Son finitos. Son est\u00e9riles. Son escasos.<\/p>\n\n\n\n

Me pregunto si Harold Bloom aprovech\u00f3 esta circunstancia para implantar su criterio alrededor de la figura de William Shakespeare. En palabras de Carlos Gamerro, \u00abelegir a Shakespeare como su objeto de estudio le permite a Bloom salirse por una vez de lo que algunos cr\u00edticos consideran su caballo de batalla y otros una peligrosa monoman\u00eda: la angustia de las influencias4<\/a><\/strong><\/sup>\u00bb. El argentino no se equivoca.<\/p>\n\n\n\n


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    \n
  1. Bloom, Harold. El canon occidental<\/em>, Anagrama, 1994, Cuarta edici\u00f3n en Compactos 2005, Barcelona, p.33<\/li>\n\n\n\n
  2. Por supuesto, abundan t\u00edtulos cuyo \u00e9xito o aceptaci\u00f3n m\u00e1s le deben al discurso que a la historia. Lejos de anotar una excepci\u00f3n, atestiguamos la praxis de un suceso bastante com\u00fan. Sin embargo, dif\u00edcilmente acordemos que el autor lanz\u00f3 por el barranco de las indiferencias el tema que provoc\u00f3 la idea de su relato. Aun Chejov, a quien se le atribuyen cuentos bastante ins\u00edpidos, quiso contarnos un suceso. \u00bfQu\u00e9 importa si lo utiliz\u00f3 a modo de excusa para sugerir otras vicisitudes menos expl\u00edcitas?<\/li>\n\n\n\n
  3. \u00ab\u00c9rase una vez\u2026\u00bb, para algunos pa\u00edses de lengua castellana.<\/li>\n\n\n\n
  4. Gamerro, Carlos. Harold Bloom y el canon literario, Alfaomega, 2003, Madrid<\/li>\n<\/ol>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Siempre genera controversia establecer una regla. En el caso de la literatura se ponen en jaque la historia y el discurso de las obras propuestas, pero sobre todo, al antologista\n [...]<\/a>","protected":false},"author":2,"featured_media":8384,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_mi_skip_tracking":false,"_exactmetrics_sitenote_active":false,"_exactmetrics_sitenote_note":"","_exactmetrics_sitenote_category":0,"_jetpack_memberships_contains_paid_content":false,"footnotes":""},"categories":[73],"tags":[],"jetpack_sharing_enabled":true,"jetpack_featured_media_url":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-content\/uploads\/2023\/12\/22-harold-Bloom.jpg","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8418"}],"collection":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/2"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8418"}],"version-history":[{"count":2,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8418\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":8504,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8418\/revisions\/8504"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media\/8384"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8418"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8418"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8418"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}