{"id":8490,"date":"2023-12-26T09:04:58","date_gmt":"2023-12-26T15:04:58","guid":{"rendered":"https:\/\/espacio4.mx\/?p=8490"},"modified":"2024-01-09T12:14:51","modified_gmt":"2024-01-09T18:14:51","slug":"adios-a-felipe-rodriguez-maldonado-genial-periodista-y-mejor-ser-humano","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/espacio4.mx\/adios-a-felipe-rodriguez-maldonado-genial-periodista-y-mejor-ser-humano\/","title":{"rendered":"Adi\u00f3s a Felipe Rodr\u00edguez Maldonado, genial periodista y mejor ser humano"},"content":{"rendered":"\n

Editor perspicaz y agudo, inteligente como el que m\u00e1s, en medio de las llamas era un bombero con un manantial en las manos. Gracias a esa personalidad apacible, personificaba la roca donde reventaban las olas de la exigente talacha editorial<\/p>\n\n\n\n

Recordando al maestro<\/a><\/strong><\/p>\n\n\n\n

Tengo casi 60 a\u00f1os y durante toda mi vida he sido un hombre de pocos amigos. Felipe Rodr\u00edguez Maldonado era uno de ellos. Llegamos a forjar una amistad a prueba de fuego al calor de las luchas universitarias y los sue\u00f1os juveniles.<\/p>\n\n\n\n

Cuando nos conocimos por primera vez, en septiembre de 1982, el signo de nuestra relaci\u00f3n fue una desconfianza mutua. Acab\u00e1bamos de salir de la preparatoria. \u00c9ramos estudiantes de la Escuela de Ciencias de la Comunicaci\u00f3n de la Universidad Aut\u00f3noma de Coahuila y enfrent\u00e1bamos los primeros desaf\u00edos de la vida adulta.<\/p>\n\n\n\n

Felipe ve\u00eda en m\u00ed, como me lo confesar\u00eda despu\u00e9s, a un joven revoltoso, un desenfadado estudiante de izquierdas con un morral oaxaque\u00f1o de lana hilada al hombro, capaz de participar en \u00abtoma\u00bb de camiones urbanos o hacer plantones en la Rector\u00eda o en las escuelas de nuestra universidad para protestar por las que consider\u00e1bamos injusticias.<\/p>\n\n\n\n

Yo ve\u00eda en \u00e9l a un joven profundamente cat\u00f3lico, conservador, tradicionalista y de derecha, sin ninguna posibilidad de simpatizar con cualquiera que desafiara con violencia el orden establecido.<\/p>\n\n\n\n

Muchas veces me pregunt\u00e9 c\u00f3mo, a pesar de nuestras diferencias, hab\u00edamos llegados a construir nuestra gran amistad.<\/p>\n\n\n\n

Al cabo de los a\u00f1os comprend\u00ed que, no obstante estos desencuentros, nos hermanaban ilusiones juveniles, como los sue\u00f1os de construir una sociedad mejor y la b\u00fasqueda de la libertad. Despu\u00e9s nos unir\u00eda con fuerza el periodismo.<\/p>\n\n\n\n

Cuando tuve la oportunidad de conocer mejor a aquel joven cat\u00f3lico me impresion\u00f3 su agudeza intelectual, su capacidad de an\u00e1lisis y su vasta cultura, que lo llevaba a hablar con gran conocimiento lo mismo de filosof\u00eda que de ciencias sociales, geograf\u00eda, periodismo, cine, literatura o historia.<\/p>\n\n\n\n

Pod\u00eda hablar lo mismo de las vicisitudes de Hern\u00e1n Cort\u00e9s durante la conquista, que de las motivaciones de Alejandro Magno para tomar bajo su pu\u00f1o el Imperio Persa, o de las fortalezas militares y pol\u00edticas que llevaron al mundo libre a derrotar a Hitler y al Tercer Reich.<\/p>\n\n\n\n

Muchos sufrimos la agudeza de su fin\u00edsimo sentido del humor y sus chispazos de ingenio. Con dos palabras podr\u00eda desbaratar nuestros mejores argumentos y a la vez hacernos re\u00edr. En su cuenta de Twitter dej\u00f3 una joya de la fineza de su humor al presentarse ante los cibernautas: \u00abPeriodista, guapo, simp\u00e1tico e inteligente\u2026 y esos son mis defectos\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

Su entereza moral, su honestidad salvaje y su \u00e9tica infranqueable fueron los rasgos m\u00e1s s\u00f3lidos de su personalidad. Para Felipe todo pod\u00eda ser negociable, menos el amor a la familia, la verdad y las dos o tres Coca Cola que tomaba al d\u00eda.<\/p>\n\n\n\n

Pod\u00eda renunciar a todo, menos a sus convicciones forjadas en esa s\u00f3lida tradici\u00f3n que ante todo privilegia a la familia, el bien com\u00fan y la necesidad de luchar por el bienestar colectivo. Detestaba la mentira, la trampa y los discursos huecos. Odiaba la corrupci\u00f3n, los partidos pol\u00edticos y, en general, dir\u00eda, a todo el sistema pol\u00edtico nacional. No diger\u00eda las truculencias del poder. Su carrera y sus escritos period\u00edsticos siempre dieron cuenta de ello.<\/p>\n\n\n\n

En ese marco, desde la juventud comenzamos a construir nuestra amistad.<\/p>\n\n\n\n

Socorro Flores y Nora Mirna Gaona, nuestras novias de la universidad y nuestras esposas ahora, tambi\u00e9n fortalecieron \u2014fortalecimos juntos\u2014 ese v\u00ednculo indisoluble.<\/p>\n\n\n\n

Una an\u00e9cdota podr\u00eda pintar de cuerpo entero a Felipe. All\u00e1 a principios de los noventa, cuando yo era director de El Sol del Norte<\/em>, lleg\u00f3 un mediod\u00eda a mi escritorio frustrado y con una terrible cruda moral. Felipe era reportero y horas antes hab\u00eda ido a cubrir varios eventos de un l\u00edder nacional del Sindicato Ferrocarrilero de gira por Saltillo. Al t\u00e9rmino de un mitin, el dirigente sindicalista dio una conferencia de prensa rodeado por porros y ayudantes. Conforme a las formas del gremio, al final de la rueda de prensa los personeros del l\u00edder comenzaron a repartir sobres con dinero a algunos periodistas. Felipe sali\u00f3 corriendo asqueado de la corrupci\u00f3n. La ofensa era inadmisible. Sin embargo, ya en la calle algunos porros lo alcanzaron. Le dijeron que rechazar el embuste no era opcional y le metieron un billete de cien pesos en la bolsa de la camisa.<\/p>\n\n\n\n

Derrumbado en una silla frente a m\u00ed, me cont\u00f3 el final de la historia. Tir\u00f3 el billete a la calle, pero los rudos sindicalistas volvieron a la carga, recogieron el billete y volvieron a poner el dinero en la camisa y, entre amenazas y empellones, lo mandaron con cajas destempladas.<\/p>\n\n\n\n

\u00abSon chingaderas\u00bb, me dijo mientras me aventaba con desprecio el billete en el escritorio sin saber qu\u00e9 hacer. Sali\u00f3 dando un portazo de mi oficina rumiando su derrota y maldiciendo la descomposici\u00f3n sindical. Era m\u00e1s de lo que pod\u00eda tolerar.<\/p>\n\n\n\n

Tuve la fortuna de ser su compa\u00f1ero en muchos medios de informaci\u00f3n: El Sol del Norte<\/em>, Asterisco<\/em>, Revista de Coahuila<\/em>, Punto y Coma<\/em>, Espacio 4<\/em> y Palabra<\/em>. Incluso, en la universidad, en los ochenta lo invit\u00e9 a participar junto con otros compa\u00f1eros en publicaciones de izquierda como Cambio<\/em>, que dirig\u00eda Jaime Mart\u00ednez Veloz. Felipe publicaba bajo la condici\u00f3n de que no le movieran ni una coma a su art\u00edculo. As\u00ed lo hac\u00edamos.<\/p>\n\n\n\n

Nuestra pasi\u00f3n com\u00fan por el periodismo y nuestro paso por las redacciones nos herman\u00f3 m\u00e1s y m\u00e1s al cabo de los lustros. Nuestras platicas versaban sobre todo, pero irremediablemente resbalaban en nuestros temas: el periodismo, los periodistas, la comunicaci\u00f3n social, la pol\u00edtica y los pol\u00edticos.<\/p>\n\n\n\n

Era un editor perspicaz y agudo. Inteligente como el que m\u00e1s, siempre sorprend\u00eda en las juntas editoriales de las redacciones con un punto de vista alternativo, un \u00e1ngulo invisible para los dem\u00e1s o una perspectiva paralela. Pensaba, decimos ahora, fuera de la caja. Cuando los editores discut\u00edamos o pele\u00e1bamos a gritos, la paciencia y agudeza de Felipe, quien parec\u00eda no conocer el estr\u00e9s, aparec\u00edan de la nada para calmar las aguas revueltas, dar luz y marcar un rumbo. En medio de las llamas, era un bombero con un manantial en las manos. Gracias a esa personalidad apacible, era la roca donde reventaban las olas de la exigente talacha editorial; una suerte de estado zen que sol\u00eda recordarnos a quienes est\u00e1bamos a su alrededor que no hay nada que ganar en la histeria y la desesperaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n

Era muy riguroso con el oficio: las notas y cualquier texto period\u00edstico no s\u00f3lo deber\u00edan buscar la verdad y tratar de explicarla. Tambi\u00e9n hab\u00eda que escribirlo bien conforme a todos los c\u00e1nones y reglas del estilo. No hab\u00eda pretextos ni cre\u00eda en falsas disyuntivas: las noticias deber\u00edan presentarse bien escritas y en los tiempos de cierre. Punto.<\/p>\n\n\n\n

Amaba el periodismo y todo el ambiente de los periodistas con el mismo ardor que odiaba al sistema. En Palabra<\/em> dimos codo a codo muchas batallas period\u00edsticas durante m\u00e1s de 10 a\u00f1os hasta el cierre del peri\u00f3dico. No hab\u00eda nadie tan querido ni tan respetado en la redacci\u00f3n. En las duras jornadas de los cierres, era el mejor consejero de reporteros, fot\u00f3grafos, dise\u00f1adores, editores y coeditores, que arribaban a su escritorio a llorar las desventuras del d\u00eda, a despotricar contra los jefes y directivos o en busca de un consejo o consuelo. Imperturbable, con la vista puesta en el teclado de la computadora y con una Coca a su lado, los escuchaba a todos.<\/p>\n\n\n\n

Con los a\u00f1os, nuestra amistad y la de Socorro y Nora, que en los \u00faltimos a\u00f1os han desplegado sus dotes en \u00e1reas de la comunicaci\u00f3n, la academia y la tanatolog\u00eda, crecieron y crecieron. Mientras tanto, Felipe y yo segu\u00edamos en nuestras carreras en el oficio. \u00c9l lleg\u00f3 a convertirse en un maestro de decenas de periodistas j\u00f3venes y de la vieja guardia, a quienes les inculc\u00f3 el arte de un oficio cuyo sufrimiento conlleva una redenci\u00f3n: ayudar a los dem\u00e1s, construir sociedad, servir. Yo, por mi parte, hac\u00eda lo que pod\u00eda en las redacciones.<\/p>\n\n\n\n

Un mal d\u00eda de 2008, despu\u00e9s de un cierre de una edici\u00f3n de Palabra<\/em>, me dijo con cierta preocupaci\u00f3n en mi oficina: \u00abMe tiemblan las manos. Por momentos no tengo control de ellas\u00bb. El diagn\u00f3stico inicial fue \u00abtemblor esencial\u00bb, un padecimiento neurol\u00f3gico cuyo origen es un misterio. Al paso de los a\u00f1os, los m\u00e9dicos cambiaron su valoraci\u00f3n. No era un caso de \u00abtemblor esencial\u00bb, sino una afecci\u00f3n mucho m\u00e1s terrible: S\u00edndrome de P\u00e1rkinson.<\/p>\n\n\n\n

No pod\u00eda haber peor diagn\u00f3stico, pero Felipe lo enfrent\u00f3 con una fortaleza sin igual. Aunque graduales, al cabo de los a\u00f1os las consecuencias fueron funestas. Una tarde de caf\u00e9 me habl\u00f3 de su futuro con la tranquilidad de quien comenta el argumento de una pel\u00edcula o el final de un cuento: rigidez en el cuerpo, temblores en manos y piernas, mareos, p\u00e9rdida de la expresi\u00f3n facial, sue\u00f1o intranquilo, depresi\u00f3n, dolores de cabeza y p\u00e9rdida de memoria.<\/p>\n\n\n\n

Un perfil suyo del 5 de abril de 2022, de la periodista Quetzali Garc\u00eda en Vanguardia<\/em> resumi\u00f3 as\u00ed su nueva condici\u00f3n de salud: \u00abFelipe Rodr\u00edguez, el editor que \u201cadopt\u00f3\u201d un tigre\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

\u00abEl P\u00e1rkinson es un tigre que me saqu\u00e9 en una rifa para la que no compr\u00e9 boleto\u00bb, le dijo a la periodista.<\/p>\n\n\n\n

El editor se decidi\u00f3 a enfrentar la fiera y se prepar\u00f3 para dar la batalla de su vida con una voluntad de acero. Durante a\u00f1os hab\u00eda seguido acudiendo a la redacci\u00f3n de Vanguardia<\/em>, su \u00faltima casa de trabajo, cargado de todos los esclavizantes achaques de la enfermedad.<\/p>\n\n\n\n

A pesar del cuadro de la tragedia, se revel\u00f3 como un verdadero guerrero: segu\u00eda editando notas, redactando art\u00edculos, atendiendo fuentes informativas y, lo que quiz\u00e1 m\u00e1s le apasionaba, orientando el trabajo de reporteros y editores. Un guerrero sin armas suficientes en el cuerpo para enfrentar una batalla que, de antemano, sab\u00eda perdida.<\/p>\n\n\n\n

Un d\u00eda, el cuerpo no respondi\u00f3 m\u00e1s y Felipe tuvo que abandonar la redacci\u00f3n para dedicarse en alma y coraz\u00f3n a enfrentar el P\u00e1rkinson y todas sus complicaciones, con la \u00faltima esperanza de atenuar sus estragos inmovilizantes.<\/p>\n\n\n\n

Si nadie puede explicar a ciencia cierta qu\u00e9 es el amor, el nombre de Socorro Flores y de sus hijos Fernanda, Jimena, Mariela y Felipe bien pudieran ser un sin\u00f3nimo preclaro del significado real de esa palabra. Una vez que esposa e hijos supieron que la batalla no ser\u00eda dif\u00edcil, sino imposible, se entregaron en cuerpo y alma a una tenaz, persistente y desgastante lucha para tratar de restarle velocidad al avasallante padecimiento.<\/p>\n\n\n\n

Durante a\u00f1os dieron la lucha d\u00eda a d\u00eda, minuto a minuto y segundo a segundo, para procurarle a Felipe las mejores condiciones dentro de la adversidad. El amor, la paciencia, el esmero y la generosidad con que lo hicieron no tuvo fronteras.<\/p>\n\n\n\n

La fr\u00eda madrugada del s\u00e1bado 16 de diciembre del 2023, despu\u00e9s de una noche intranquila como ninguna, Felipe rez\u00f3 un rosario acompa\u00f1ado de su hijo, encontr\u00f3 cierta paz y tranquilidad y se qued\u00f3 dormido. Felipe Jr. le encendi\u00f3 una vela. Por la ma\u00f1ana ya no despert\u00f3. Su esp\u00edritu, quiero creerlo, hab\u00eda logrado liberarse, por fin, de un cuerpo que lo ataba a una c\u00e1rcel de calamidades.<\/p>\n\n\n\n

Su ausencia hace hoy al mundo menos bello. El periodismo de Coahuila pierde a un gran activo: a alguien que se defin\u00eda como \u00abun evangelista de un escritorio p\u00fablico\u00bb, uno de esos editores que aportan y ense\u00f1an tanto y a tantos sin hacer ruido en las redacciones. A Coco, a sus hijos y a quienes lo quisimos tanto nos deja como legado la congruencia, la lealtad, la b\u00fasqueda infatigable de la verdad y la firme convicci\u00f3n de vivir por lo que creemos.<\/p>\n\n\n\n

Despu\u00e9s de 41 a\u00f1os de conocerlo, a Felipe podr\u00eda definirlo como el mejor esposo y el mejor padre. O como un gran hermano, un amigo sin par, un excelente periodista o un maestro de la vida. Creo, sin embargo, que la mejor definici\u00f3n suya es la de un espl\u00e9ndido ser humano. E4<\/strong><\/p>\n\n\n\n


\n\n\n\n

Recordando al maestro<\/p>\n\n\n\n

Del car\u00e1cter de Felipe me quedo con su sonrisa f\u00e1cil y su humor fin\u00edsimo, su estilo sencillo para dar consejos en pocas palabras y sin tantos rodeos, como hacen los buenos maestros del periodismo<\/p>\n\n\n\n

Jes\u00fas Pe\u00f1a<\/strong><\/p>\n\n\n\n

El primer recuerdo que me viene cuando pienso en Felipe Rodr\u00edguez es el del hombre alto, fortach\u00f3n, de l\u00e1ctea tez, con un recortado bigote negro, llegando a las oficinas del cartorcenario Espacio 4<\/em>.<\/p>\n\n\n\n

Casi siempre era al caer la tarde cuando su saludo resonaba con un eco impresionante en los pasillos del peri\u00f3dico. Felipe era parte insustituible de la plantilla de reporteros, editorialistas y editores de Espacio 4<\/em>, el peri\u00f3dico del que jam\u00e1s me cansar\u00e9 de decir que fue mi escuela, la universidad que me adentr\u00f3 en las calles.<\/p>\n\n\n\n

Cuando llegaba Felipe, entraba en su oficina, se dejaba caer pesadamente sobre su silla de alto respaldo, frente a su escritorio. Lo dem\u00e1s era escucharlo teclear con dedos poderosos en su ordenador y mi impresi\u00f3n de ver c\u00f3mo sus poderosos dedos tecleaban a la velocidad de sus pensamientos.<\/p>\n\n\n\n

Al contemplar mi estupor, Felipe me dec\u00eda: \u00abPe\u00f1a, lo importante a la hora de escribir una nota, un reportaje, una cr\u00f3nica, una editorial, es tener toda la informaci\u00f3n posible del tema y el dominio de la misma; lo dem\u00e1s es pan comido\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

La verdad es que nunca pude aprender a escribir a la velocidad desatada de la mente de Felipe. Y tengo la esperanza de alguna vez hacerlo, pero qui\u00e9n sabe. Al cabo del tiempo me encontrar\u00eda con \u00e9l a lo largo de esta carretera sinuosa que es el periodismo, en la redacci\u00f3n de mi segunda casa, Vanguardia<\/em>. Y volv\u00ed a ver al mismo Felipe que hab\u00eda conocido en mis a\u00f1os mozos de reportero. Fue un gusto grande, una sorpresa agradable.<\/p>\n\n\n\n

Por supuesto, no se me olvida el d\u00eda que me acompa\u00f1\u00f3 en los funerales de mi padre, a la muerte de mi padre en la v\u00edspera de otra Navidad.<\/p>\n\n\n\n

Del car\u00e1cter de Felipe me quedo con su sonrisa f\u00e1cil y su humor fin\u00edsimo, su estilo sencillo para dar consejos en pocas palabras y sin tantos rodeos, como hacen los buenos maestros del periodismo. Siempre cordial, sin poses, sin egolatr\u00edas. Como el profe buena onda que rega\u00f1a suavecito.<\/p>\n\n\n\n

Va de aqu\u00ed un recuerdo para mi amigo y uno de mis mejores mentores, Felipe Rodr\u00edguez M.<\/p>\n\n\n\n

Fuente: Vanguardia<\/em><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Editor perspicaz y agudo, inteligente como el que m\u00e1s, en medio de las llamas era un bombero con un manantial en las manos. Gracias a esa personalidad apacible, personificaba la roca donde reventaban las olas de la exigente talacha editorial\n [...]<\/a>","protected":false},"author":88,"featured_media":8476,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_mi_skip_tracking":false,"_exactmetrics_sitenote_active":false,"_exactmetrics_sitenote_note":"","_exactmetrics_sitenote_category":0,"_jetpack_memberships_contains_paid_content":false,"footnotes":""},"categories":[68],"tags":[],"jetpack_sharing_enabled":true,"jetpack_featured_media_url":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-content\/uploads\/2024\/01\/08-homenaje-felipe-rodriguez-167_1-7788303_20231216211047.jpg","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8490"}],"collection":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/88"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8490"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8490\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":8491,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8490\/revisions\/8491"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media\/8476"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8490"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8490"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8490"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}