{"id":9394,"date":"2024-05-11T16:43:39","date_gmt":"2024-05-11T22:43:39","guid":{"rendered":"https:\/\/espacio4.mx\/?p=9394"},"modified":"2024-05-25T18:32:39","modified_gmt":"2024-05-26T00:32:39","slug":"la-envidia-ante-la-mirada-de-unamuno","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/espacio4.mx\/la-envidia-ante-la-mirada-de-unamuno\/","title":{"rendered":"La envidia ante la mirada de Unamuno"},"content":{"rendered":"\n

Para Valent\u00edn Casillas, quien vivi\u00f3 la<\/em> \u00abavidez de lo otro\u00bb, en el sentido del amor.<\/em><\/p>\n\n\n\n

Gilberto Prado, mi hermano, en una conferencia en torno a la obra de Octavio Paz, de pr\u00f3xima publicaci\u00f3n, define la envidia con lujo de lucidez. Ah\u00ed, citando al \u00abciego clarividente de Buenos Aires\u00bb, como sol\u00eda motejar Gil a Borges, adelanta que la envidia es \u00abadmiraci\u00f3n con rabia\u00bb. Es interesante observar c\u00f3mo se transita de la \u00abpasi\u00f3n del alma\u00bb cartesiana de la admiraci\u00f3n, que se solaza con lo extraordinario, al encono y las ganas de meter zancadilla. En esa misma ponencia conceptualiza la envidia como \u00abel mal sagrado\u00bb, en referencia a los se\u00f1alamientos de la inteligente Mar\u00eda Zambrano. Finalmente, mi hermano completa su disertaci\u00f3n con la noci\u00f3n de envidia como \u00abel homenaje que la mediocridad rinde al m\u00e9rito\u00bb. Y es que la envidia emparienta con la mediocridad. Jos\u00e9 Ingenieros le dedica todo un libro al tema (cfr.: El hombre mediocre<\/em>).<\/p>\n\n\n\n

El cainismo es otro modo de hablar de la envidia, y es obligado hacer menci\u00f3n de ello. El lector adivina inmediatamente que nos referimos al tristemente c\u00e9lebre personaje de la Biblia, Ca\u00edn, quien reconcomido por la envidia ultim\u00f3 a su hermano Abel. En esta ocasi\u00f3n disertar\u00e9 sobre este pecado capital de la mano de don Miguel de Unamuno y su novela Abel S\u00e1nchez. Una historia de pasi\u00f3n<\/em>. No debemos olvidar que el autor de El sentimiento tr\u00e1gico de la vida<\/em> concentr\u00f3 su atenci\u00f3n en la envidia, adem\u00e1s, en la obra de teatro El otro<\/em>.<\/p>\n\n\n\n

Don Miguel se inspir\u00f3 m\u00e1s en la situaci\u00f3n de odio y envidia que viv\u00eda en su momento, a la altura de 1917, el pueblo espa\u00f1ol, que en la obra de teatro Ca\u00edn<\/em>, de Lord Byron: \u00abyo no he sacado mis ficciones novelescas \u2014o nivolescas\u2014 de libros, sino de la vida social que siento y sufro \u2014y gozo\u2014 en torno m\u00edo, y de mi propia vida\u00bb, (p. 121).<\/p>\n\n\n\n

La historia de esa pasi\u00f3n malsana que se incub\u00f3 en el alma de Joaqu\u00edn Monegro empez\u00f3 mal y termin\u00f3 peor. El mismo Joaqu\u00edn, al inicio del libro, confiesa: \u00abYa desde entonces era \u00e9l simp\u00e1tico, no sab\u00eda por qu\u00e9, y antip\u00e1tico yo, sin que se me alcanzara mejor la causa de ello, y me dejaban solo. Desde ni\u00f1o me aislaron mis amigos\u00bb, (p. 123). Helena prefiere a Abel y Joaqu\u00edn hinche de odio su coraz\u00f3n: \u00ab\u2026 comprend\u00ed que no ten\u00eda derecho alguno a Helena, pero empec\u00e9 a odiar a Abel con toda mi alma\u2026\u00bb, (p. 129).<\/p>\n\n\n\n

Dos di\u00e1logos de Joaqu\u00edn con Helena y con su esposa Antonia revelan sentimientos que est\u00e1n vinculados intr\u00ednsecamente con la envidia. Joaqu\u00edn le comparte a Helena que \u00ab\u2026 lo peor es no poder querer\u00bb, (p. 132), y a Antonia le dice que la soledad m\u00e1s terrible es \u00abla de aquel a quien todos menosprecian, de quien todos se burlan\u2026\u00bb, (p. 133).<\/p>\n\n\n\n

Nace el hijo de Abel y el odio de Joaqu\u00edn hacia Abel \u00abse le encona\u00bb, (p. 137). Joaqu\u00edn le confesar\u00e1 al sacerdote: \u00abTodo odio es envidia, padre; todo odio es envidia\u00bb. Uno a veces cree que la envidia no es m\u00e1s que tristeza por el bien ajeno. La envidia va m\u00e1s all\u00e1 de la tristeza, busca destruir al pr\u00f3jimo por el bien ajeno que \u00e9l posee. Es la teor\u00eda que nos leg\u00f3 Ren\u00e9 Girard: la de la envidia mim\u00e9tica. Deseamos por imitaci\u00f3n lo que el otro posee, la rabia nos carcome y buscamos acabar con la gloria del pr\u00f3jimo, del cercano, porque la envidia se da, casi siempre, entre semejantes: \u00abLa envidia no puede ser entre personas que no se conocen apenas\u2026 Decididamente, la envidia es una forma de parentesco\u00bb, (p. 167).<\/p>\n\n\n\n

Al final, Joaqu\u00edn \u00abmata\u00bb a Abel: \u00abMira, Abel, que me amargaste la juventud, que me has perseguido la vida toda\u2026\u00bb, (p. 172). He aqu\u00ed la causa, el motivo, la raz\u00f3n del crimen. Y Joaqu\u00edn muere sin llegar a viejo: \u00abLa vejez ego\u00edsta no es m\u00e1s que una infancia en que hay conciencia de la muerte\u00bb, (p. 174). No quiso llegar a viejo. Una tragedia de dimensiones espeluznantes.<\/p>\n\n\n\n

La tarea est\u00e1 clara. Hemos de combatir la envidia que nace del mecanismo psicol\u00f3gico de la comparaci\u00f3n. La comparaci\u00f3n es inevitable, pero se puede controlar la pasi\u00f3n que surge de ella y no caer en brazos del odio destructivo. Siempre se ha dicho que la caridad es el ant\u00eddoto contra la envidia. Ambas son, Mar\u00eda Zambrano observa, \u00abavidez de lo otro\u00bb. Pero la b\u00fasqueda de la unidad, y no de la mera alteridad, hace la diferencia. La sublimaci\u00f3n es un don que viene de arriba. Habr\u00e1 que abrir el coraz\u00f3n para recibirlo.<\/p>\n\n\n\n

Referencia:<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Unamuno, Miguel de, Niebla. Abel S\u00e1nchez. Tres novelas ejemplares y un pr\u00f3logo<\/em>, Porr\u00faa, \u00abSepan cuantos\u2026\u00bb, No. 388, 14\u00aa. edici\u00f3n, M\u00e9xico, 2000.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Para Valent\u00edn Casillas, quien vivi\u00f3 la \u00abavidez de lo otro\u00bb, en el sentido del amor. Gilberto Prado, mi hermano, en una conferencia en \n [...]<\/a>","protected":false},"author":95,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_mi_skip_tracking":false,"_exactmetrics_sitenote_active":false,"_exactmetrics_sitenote_note":"","_exactmetrics_sitenote_category":0,"_jetpack_memberships_contains_paid_content":false,"footnotes":""},"categories":[36],"tags":[],"jetpack_sharing_enabled":true,"jetpack_featured_media_url":"","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9394"}],"collection":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/95"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9394"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9394\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":9395,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9394\/revisions\/9395"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9394"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9394"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/espacio4.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9394"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}