Lo que no se puede decir

Se puede decir… que se reeligió a tambor «batiente»

Pero no se puede decir… que otra vez la burra al «trigo». El afamado Alito de nuevo se salió con la suya, al ser reelegido por cuatro años más, como presidente nacional de lo que queda del Partido Revolucionario Institucional, siendo de él su dueño, perdón, sueño, haciendo realidad seguir al frente del PRI, a base de una y mil marrullerías, a lo que se han opuesto los verdaderos priistas, que mejor optaron por renunciar para no apoyarlo, porque ven venir muy cerca la desaparición del otrora poderoso tricolor, al continuar en manos de ese su «real» enterrador.

Se puede decir… que todo principio «termina»

Pero no se puede decir… que el sexenio está por «acabar». De él se puede decir una y mil cosas, pero sólo me referiré a una: y esa es el camino que escogerá AMLO cuando entregue la banda presidencial a su apreciada sucesora, y ese rumbo al parecer será su tierra donde nació para vivir austeramente, —según lo comentó—, y será no en un rancho, sino en una pobre y humilde huerta, solo, triste y abandonado, con única compañía que sus recuerdos de cuando fue político, y tal vez arrepentido de las mentiras que dijo a los mexicanos, y que posiblemente siga metiéndose hasta a sí mismo, ahora sobre «su» destino.

Se puede decir… que AHMSA está totalmente en «quiebra»

Pero no se puede decir… que se halla en «ruinas». La otrora poderosa, única y gigante del acero en América Latina, está en el umbral de desaparecer, y al estar en esa crítica situación, se lleva entre los pies la pérdida de empleos, y que requieren de su liquidación de acuerdo a la Ley Laboral, además debe a cientos de proveedores, sin incluir los adeudos de cuotas al IMSS, al SAT, INFONAVIT, CFE y otros impuestos estatales y municipales, en pocas palabras, está cocida de adeudos y compromisos impagables, que quien o quienes la vayan a comprar, adquirirán una «empresa» basura.

Se puede decir… que pocas divisas son «fuertes»

Pero no se puede decir… que el peso lo «sea». AMLO, durante todo su mandato, se jactaba de que en lo que va del mismo, no se devaluó. Sin embargo, lo presumió tanto, que hace días sufrió una tremenda sacudida que superó la barrera de más de veinte pesos por dólar, que hasta se llevó de corbata a la Bolsa Mexicana de Valores, y tantos otros renglones de la economía nacional, suceso que aplaudieron a más no poder los numerosos o miles de «sacadólares», que siguieron aprovechando de nueva cuenta, y sobre todo, echar a vuelo sus abultados «capitales» golondrinos.

Deja un comentario